¿Podrá el G-20 detener la guerra de Obama en Siria? – Por Alfredo Jalife-Rahme
Estados Unidos (EU) se ha vuelto adicto a suicidios colectivos catalizados por sus mesiánicos mandatarios, lo cual expresan tanto Moby Dick, la genial obra de Herman Melville, como el excelso cineasta alemán Werner Herzog en Aguirre, la ira de Dios –en su balsa a contracorriente en la jungla amazónica–, que describen actos unilaterales antigravitatorios, supuestamente heroicos, que acaban en desastres: epítome de Ahab y la tripulación del ballenero Pequod despedazado por la «ballena blanca» Moby Dick. Las dos parábolas de Ahab y Aguirre, con sus respectivas embarcaciones, son sublimes en significado. Obama pareciera, en su aventura unilateral en Siria, simbolizar la síntesis de los antihéroes Ahab y Aguirre, cuyos prolegómenos ya se habían detectado en Irak y Afganistán con Baby Bush, no se diga en el operativo a Libia, concomitante al desastre de Bengazi que llevó a la muerte del embajador y del personal de la embajada de EU (todavía sin elucidar).
La llamada telefónica entre los mandatarios de Rusia, Vlady Putin, y David Cameron, de Gran Bretaña (GB), pudo haber resultado muy creativa, lo cual desembocó voluntaria y/o involuntariamente, en el rechazo histórico del Parlamento británico a acompañar a Obama en su soledad bélica.
Tal telefonema resaltó que hubiese sido realizado por Putin a su contraparte británica y no a su homólogo Obama, todavía enfurecido por el asilo a Snowden (Bajo la Lupa, 28/8/13).
Las iras son malas consejeras –en especial, durante las decadencias– y, guste o no, los británicos en general conocen mejor las entrañas de Medio Oriente que EU: quienes se parecen, como comentó en forma mordaz el viceprimer ministro ruso, Dmitry Rogozin, a «un mono con una granada en mano» ( The Washington Times, 28/8/13).
Según The Voice of Russia (2/9/13), Cameron “empujará a Rusia y a otros (sic) a apoyar una solución diplomática al conflicto de Siria en la cumbre del G-20 en San Petersburgo. La diplomacia británica es muy creativa cuando desea ser constructiva y suele jugar mucho mejor al billar geopolítico que John Kerry. Mientras Cameron dialoga con Putin para buscar una salida diplomática al delicado contencioso sirio, su canciller William Hague sostendrá charlas simultáneamente en Londres con Ahmad Jarba, presidente de la opositora Coalición Nacional Siria.
El director del Departamento de Medio Oriente y Noráfrica de la cancillería rusa, Sergey Vershinin, comentó que existe una gran oportunidad durante la cumbre del G-20 en sus discusiones sobre Siria de que «la situación retorne al carril político».
Debka (2/9/13), presuntamente perteneciente al Mossad (servicio de inteligencia israelí), que suele ser muy desinformativa, afirma que «Irán y Rusia aconsejan a Assad transferir su almacenamiento químico a Teherán para evitar un ataque de EU». No estaría mal. Lo cierto es que los titubeos de Obama han puesto muy nerviosos a sus aliados Israel, Turquía y Jordania ( Debka, 1/9/13). No falta quienes señalen que la unidad 8,200 del ejército israelí se encuentra detrás de la «cocción» de la desinformación sobre las armas químicas en Siria (rotativo israelí Yediot Ahronoth, 27/8/13, reportado por el insigne comentarista William Pfaff, 28/8/13) y que los gobiernos de EU sólo se han consagrado a llevar a cabo las guerras de Israel.
No hay que perder de vista la postura de China, cuyas publicaciones oficiosas han sido muy críticas del proyecto bélico de EU en Siria («EU ignora la lógica mientras suenan sus tambores bélicos», Global Times, 4/9/13), cuyo presidente Xi Jingping ha iniciado una gira estratégica a países islámicos de Asia Central en vísperas de las cumbres del G-20 y el Grupo de Shanghai (en Bishkek, Kirguizistán).
Una consecuencia del bombardeo unilateral de Obama a Siria empujaría a China a los brazos de Rusia (Mu Chunshan, The Diplomat, 3/9/13). En el discurso de apertura de la cumbre del G-20 en la ciudad natal de Putin es probable que anuncie la concreción de un acuerdo con China en la triplicación de sus exportaciones de petróleo, cuya suplementación será efectuada mediante el oleoducto transiberiano ruso de casi 5 mil kilómetros que vincula Siberia Oriental al océano Pacífico, lo cual, después de la muerte oficiosa del oleoducto bushiano Nabucco –salida del petróleo del mar Caspio por Azerbaiyán, Georgia y Turquía– ( Réseau International, 3/9/13), trastocará la geopolítica de óleo/gasoductos desde el oriente del mar Mediterráneo pasando por el mar Caspio y el golfo Pérsico hasta el Lejano Oriente (océano Pacífico).
A mi juicio, una de las principales causales de la guerra de EU contra Siria radica en el anuncio de un óleo/gasoducto de Irán pasando por Irak hasta Siria, lo cual aislaría a Qatar y a otros países del Consejo de Cooperación del Golfo de Países Árabes.
El mismo Réseau International divulga el malestar de algunos militares en la guerra de Obama contra Siria por apoyar flagrantemente a Al Qaeda, a lo cual se suma el centro de pensamiento militar estratégico europeo De Defensa (31/8/13) que conjetura que detrás de la voltereta sabatina de Obama en solicitar la aprobación del Congreso se encuentra la doble renuncia el viernes en la noche del jefe de Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, Martin Dempsey, y del secretario del Pentágono, Chuck Hagel.
Aun The Washingon Post exhibe las «profundas dudas sobre el impacto y la sabiduría de un golpe militar de EU en Siria» (29/8/13). Para que no quede duda: el general texano Mark Welsh, jefe de las Fuerzas Aéreas, en una asombrosa entrevista con Air Force Magazine, sentenció que «EU no está preparado para una misión en Siria» ( Haaretz, 3/9/13). ¡Súper uf!
Quizá en forma teatral Obama haya cancelado una reunión bilateral con Putin al margen del G-20 para abordar una salida diplomática al contencioso sirio.
La retórica escalada del secretario de Estado Kerry y del líder de los representantes del Partido Republicano, John Boehner, quizá levanta la puja bélica para que Obama no llegue tan desvalido a la cumbre del G-20, donde probablemente sólo cuente con el soporte tácito y/o abierto tanto del «socialismo» francés como del «México neoliberal itamita».
Un acuerdo diplomático que cuente con el apoyo de Rusia, que puede resultar el gran triunfador con Irán de los estropicios de EU e Israel en la región, tiene que escenificarse en el marco de «Ginebra 2» y, mucho más allá, en la aplicación gradual de la abolición de todas las «armas de destrucción masiva» sin excepción (definición de la ONU: atómicas, biológicas, químicas y radiológicas) que, en una primera etapa, debe obligar tanto a Siria como a Israel a firmar y ratificar la Convención de Prohibición de las Armas Químicas que entró en vigor en 1997 y, en una segunda etapa, a la desnuclearización de todo el «gran Medio Oriente» que incluya tanto el programa atómico de Irán (que se encuentra muy lejos del 90 por ciento del enriquecimiento de uranio para fabricar una bomba atómica) como del máximo de 400 bombas nucleares de Israel, que goza de las unilaterales canonjías celestiales de EU.
Con información de : Bajo la Lupa
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