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Hay niños de 10 años que pueden usar un arma y éso es un instrumento perfecto

Hubert Haddad presenta en la Fundación Tres Culturas su nueva novela, «Opium Poppy»
Hubert Haddad presenta en la Fundación Tres Culturas su nueva novela, «Opium Poppy»

La terrible realidad de los niños de la guerra es una lacra social que acarrea la humanidad, ya que diariamente miles de jóvenes menores de 18 años son usados para combatir contra su prójimo en decenas de conflictos internacionales. Este tema es el que planea de fondo en la nueva novela del escritor Hubert Haddad, «Opium Poppy», que ha presentado recientemente en la Fundación Tres Culturas en un encuentro que mantuvo con sus lectores.

Haddad es un escritor de origen tunecino que a los tres años emigró con su familia a Francia. De ascendencia judía y árabe pacifista, este autor se ha ganado un gran prestigio internacional gracias a obras como «Palestina», con la que logró importantes galardones del calibre del Premio Renaudot (2009) y el de los Cinco Continentes de la Francofonía (2008).

Reconoce este autor que «desde los 30 años quería hablar de los niños soldados. En principio no me imaginé que podía hablar de los que están en Afganistán, pero luego entendí que son niños que están siendo manipulados y se utilizan sistemáticamente a cualquier nivel, explotándolos también en trabajos. Con la técnica, no es necesario tener en la guerra grandes medios. Hay armas que pueden ser usadas por niños de 10 años y eso se transforma en un instrumento perfecto».

De hecho, Hubert Haddad ha querido denunciar en esta novela la situación que viven muchos niños refugiados de Afganistán, a los que se les puede ver abandonados en estaciones de tren de París o Roma.«Sólo en Kabul hay 50.000 niños abandonados que están expuestos a la droga y al tráfico sexual». Una vez que estos refugiados llegan a occidente, «no se les acoge con los brazos abiertos», denuncia este autor.

La búsqueda de la identidad

Otra de las obsesiones permanentes en la obra de Haddad es la de la búsqueda de la identidad, algo que hará desesperadamente el protagonista de este libro y que también se podía advertir en otras novelas anteriores del autor, como «Palestina». «Ese es el drama cuando se está en un espacio tan difícil como la guerra, ya que la identidad es el escollo más difícil. Cuanto más nos atrapa la guerra, menos se conoce uno mismo». En todo caso, este escritor aclara que «si la identidad significa exclusión y rechazo, entonces no es identidad. Lo propio de la identidad es la alteridad, porque uno es fruto de los cruces de las distintas culturas que ha habido».

Por otra parte, Haddad es un autor de origen tunecino y ascendencia judía-bereber, «lo cual ha sido decisivo para mí», afirma, a lo que añade que «mi familia ha sido una minoría no sólo en Túnez, sino en el exilio de París». Este autor es defensor de un diálogo pacífico entre las culturas, «algo que se rompió con el colonialismo, que estableció separaciones administrativas y de identidad». Finalmente, aclara que «cuando hay una minoría, se debe integrar en el resto de la mayoría de aquel país».

Por  José Galiana
Fuente: ABC

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