Cuarentena, una idea del medico árabe Ibn Sina (Avicena)
¿Sabías que el erudito persa de medicina, Ibn Sina (Avicena) sospechaba que algunas enfermedades se transmitían por microorganismos?
Para prevenir la contaminación de persona a persona, se le ocurrió el método de aislar a las personas durante 40 días.
Llamado este método al-Arba’iniya («los cuarenta»).
Los comerciantes de Venecia se enteraron de su exitoso método y llevaron este conocimiento a la Italia contemporánea.
Lo llamaron «quarantena» («los cuarenta» en italiano).
De ahí proviene la palabra «cuarentena».
Abu’Ali al-Husayn ibn’abd Allah ibn Sina; Nació en Bujara, actual Irán, en el año 980.
Ibn Siná, Avicena falleció en Hamadan, id., en el año 1037).
Fué un médico y filósofo persa considerado, junto a Averroes, la más destacada figura de la filosofía árabe medieval.
Los trabajos de ibn Sina (Avicena es una latinización de su nombre), abarcaron todos los campos del saber científico y artístico de su tiempo, e influyeron en el pensamiento escolástico de la Europa medieval, especialmente en los franciscanos.
El Al-Qanun fi at-tibb (Canon de medicina), el libro de medicina más conocido de su tiempo, es una compilación sistematizada de los conocimientos sobre fisiología adquiridos por médicos de Grecia y Roma (fundamentalmente, los de Hipócrates y Galeno), a los que se añadieron los aportados por antiguos eruditos árabes y, en menor medida, por sus propias innovaciones.
Por último se trasladó a la corte del príncipe ‘Ala ad-Dawlah, bajo cuya tutela trabajó el resto de sus días.
Precursor de la teoría de la individualidad del paciente
Avicena fue uno de los más grandes médicos de su época (siglo XII d.C ).
El Maristán, donde funcionaba la escuela de medicina, estaba situada en Persia.
Cuenta Noah Gordon en su libro The Phisician una anécdota que ocurrió en una recorrida de sala.
Tuvo como protagonista a un joven estudiante de medicina llamado Askari, un paciente de nombre Amahl Rabin y el propio Avicena.
Amahl Rabin, un camellero, padecía cálculos en el riñón.
Al cabo de varias semanas había mejorado lo suficiente como para ser dado de alta excepto por una persistente inapetencia.
Avicena se acerca a la cama, se presenta, le pregunta de dónde proviene y continúa dialogando en el dialecto del paciente.
Luego le indica a un colaborador que traiga solamente dátiles y leche de cabra.
Amahl Rabin come vorazmente luego de semanas de ayuno e incomprensión.
En el desierto, los camelleros sólo se alimentaban con dátiles y leche de cabra.
Avicena se dirige a sus alumnos y les dice:
«Siempre debemos recordar este detalle de los enfermos que están a nuestro cuidado; acuden a nosotros pero no se convierten en nosotros».
Y agrega: «Algunas veces no podemos salvarlos y otras los mata nuestro tratamiento».
Avicena había rescatado la individualidad del paciente.
Hechos como éste, aun 900 años después, no son infrecuentes en la medicina moderna; la comunicación entre los médicos y sus pacientes adolece de interferencias, errores y prejuicios.
La comunicación se basa en el lenguaje, pero las palabras (unidad funcional del lenguaje), no tienen un único significado ni encierran verdades absolutas.
Cuarenta días , su origen bíblico
Elegir un período de 40 días y no de 25 o de 60 no fue una decisión científica, sino religiosa: 40 fueron los días que Jesús permaneció en el desierto y por eso se decidió que los enfermos debían permanecer en cuarentena, es decir, se decidió que cuarentenearan.
El número cuarenta, por su parte, tiene un gran protagonismo en las Escrituras y en el derecho inglés.
Según el Diccionario Insólito de Luis Melnik… aparece en las Escrituras en repetidas ocasiones.
Moisés estuvo en la montaña 40 días y 40 noches. Elías, alimentado por cuervos durante 40 jornadas.
Las lluvias que produjeron el diluvio cayeron durante cuarenta días y pasaron otros cuarenta cuando Noé abrió la escotilla del Arca.
Jesús ayunó 40 días.
En el antiguo derecho inglés, si alguien cometía un crimen, tenía 40 días para compensarlo y una viuda tenía derecho a permanecer en la casa de su difunto marido hasta 40 días después de la muerte.
Durante el feudalismo, el servidor tenía que pagar 40 monedas a menos que construyera una casa en 40 días.
Y la Cuaresma es, en el año cristiano, el período de 40 días que comienza con el Miércoles de Ceniza y termina con la Pascua.
Es un lapso durante el cual el ayuno y la penitencia han sido observados por largo tiempo para conmemorar la Crucifixión y Resurrección de Jesús.
Con información de Biografias y Vidas y Prensa Islámica
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