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Poetisas palestinas en el exilio – Por Clara Mª Thomas de Antonio

Náhida Izzat (n. 1960), musulmana de Jerusalén exiliada a partir de la guerra de junio de 1967, es matemática de profesión y aficionada al arte y los trabajos manuales. Comenzó a escribir, animada por sus amistades, sobre sus sentimientos acerca de la patria; pero en su poema “¡Mírame!” se lamenta de no poder escribir o hacer lo que le gustaría por la violencia que invade su tierra:

 ¡Mírame!

Quisiera escribir poesía de amor,

pintar arcoiris y mariposas,

oler el aroma de rosas capullos de rosas

y bailar,

bailar con la melodía de jubilosos pájaros azules.

Me gustaría cerrar los ojos y ver a niños sonriendo,

no armas apuntando a sus cabezas,

contarles historias de hadas como lirios en lejanas tierras,

no balas gritando…ni misiles explotando.

Pero,

¿puedo?

Hay un puñal en mi corazón.

Estoy herida,

herida.

Sangro.

Tiemblo.

Grito.

(Traducción de C. Mª Thomas)

En “Dimensiones ocultas” describe la vida del pueblo palestino como un tapiz que sólo se puede ver bien con perspectiva, mirando hacia atrás para recordar la masacre de Dayr Yasin, que tiñe sus alegrías de tristeza, y viendo la trayectoria de sus gentes, que tiñe de esperanza sus penas:

Mi primer hijo, Hasan,

nació el 9 de abril.

Puedes pensar

tal vez… por qué lo digo

con un tono tan sombrío.

¿Qué hay de malo en el 9 de abril?

Tienes que ser palestino

para comprenderlo,

pues el 9 de abril de 1948

tuvo lugar

la masacre de Dayr Yasin

donde los hombres, mujeres y niños

de esa aldea agrícola pacífica

fueron asesinados a sangre fría.

Nadie sobrevivió

salvo aquellos

que fingieron estar muertos.

Cuando celebramos con alegría

el nacimiento de un recién nacido

nos lamentamos y apenamos

por los amados perdidos.

En nuestro medio

nada está ya aislado,

nada está ya desunido,

no hay colores sencillos.

El tejido de nuestras vidas

forma el más asombroso tapiz.

Si lo coges por detrás

mirando el lado equivocado,

verás reflejada la imagen

sombría de un borroso retrato,

con pliegues… nudos e hilos raídos.

Si le das la vuelta,

parece más claro.

Pero aún no puedes ver

el retrato completo,

sólo colores y sombras.

Pero, ¡oye!… ¡tómate un ratito

y camina hacia atrás,

mucho más atrás!

¡Mira el tapiz

de lejos!

Entonces te asombrarás

de su inmensa belleza,

de todas esas lóbregas sombras

que no te hicieron sentir,

que ni siquiera te perturbaron

cuando estabas cerca.

Desde lejos

esas oscuras sombras

son precisamente las que hacen esta pieza

tan singular,

tan espectacular.

Esos matices insondables

son los que dan su profundidad

y dimensiones ocultas

al retrato de nuestra vida.

Desde ese día de 1948,

muchos… muchos niños nacieron

el 9 de abril.

Nuestras alegrías siempre están teñidas

por toques de pena.

Nuestra tristeza siempre está coloreada

por matices de esperanza.

Sin ello,

el tapiz de nuestras vidas

nunca estaría completo,

ni sería tan rico

ni tan hermoso.

¡No pierdas mucho tiempo

Mirando rabioso el lado equivocado!

¡Dale la vuelta… camina más atrás… y siente su esplendor!

(Traducción de C. Mª Thomas)

En “Querido pueblo de Gaza” invita a quienes piensan angustiados en cómo ayudar a los palestinos a comportarse con la misma valentía que ellos:

¡Atesorado pueblo de Palestina,

maestro de coraje y dignidad,

arquetipo de humanidad!

¡Permíteme arrodillarme

y lavar tus pies con mis lágrimas,

besar tus benditas manos

y rociar tus hermosos rostros con almizcle y rosas!

Mientras nosotros nos sentamos meditando como locos,

totalmente desesperados,

hablando mucho y haciendo menos,

dando vueltas en círculo

pensando cómo ayudar,

qué ofrecer para aliviar en algo tu sufrimiento,

vienes, como de costumbre

lleno de sorpresas, en nuestro rescate, para suavizar nuestra agonía.

Te nos presentas con los más preciosos regalos,

lecciones de heroísmo, firmeza,

paciencia, perseverancia, desafío, resiliencia,

optimismo contra toda disputa,

creatividad frente al total olvido.

Habéis demostrado que vosotros sois los libres… y nosotros los cautivos.

Habéis elegido la resistencia frente a la sumisión.

Habéis decidido no ser esclavizados

ni siquiera por los más poderosos.

¿Nunca aprenderemos la lección?

En “Creo en los milagros” confronta el aparente poder de Israel para oprimir a los palestinos con la verdadera fuerza, voluntad y fe de este pueblo:

Puedes quebrar mis huesos.

Mi espíritu libre es invencible.

Puedes dejarme ciego.

La luz de mi intuición

nunca podrás apagarla.

En las sombras de la tiniebla

yace el cadáver de tu poder.

Puedes destruir mi casa.

La ventana de mi esperanza

nunca podrás romperla.

Los pilares de mi fe

nunca podrás hacerlos temblar.

Puedes amenazarme

con armas de muerte

y destrucción masiva,

metiéndome el miedo en el corazón,

Pero no puedes lograr

o puedes cortar

mi divina conexión.

Con un misil

puedes destrozar mi cuerpo.

Sin embargo, mi alma

está fuera de tu alcance,

intacta para siempre.

¡Tú cantaste victoria en seis días!

Victoriosos son los que,

mirando con dignidad,

se enfrentan a los tanques con su carne fresca

y, sólo con piedras,

al fuego de los cazas F-16.

Nunca podrás derrotar mi voluntad,

porque mi poder, que no te puedes explicar,

crece de las raíces de mi pena.

Tú dependes de Estados Unidos

para los suministros y la riqueza.

Manda mi infinita fuerza

del más grande, mi Creador.

(Traducción de C. Mª Thomas)

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