Sin esperanza para el legado de Al-Ándalus en Tombuctú
«Los importantísimos 3.000 manuscritos, parte de la historia de al-Ándalus ya estaban casi perdidos, pero ahora lo están del todo». Así se lamentaba ayer el hispanista de origen italo-británico, Michael Jacobs, tras el recrudecimiento de la situación en Mali. Su fascinación por uno de los lugares míticos del norte de África, Tombuctú, le llevó a realizar multitud de viajes y a escribir varios libros basados en la historia de «aquel paraíso», como él lo describe, donde viajaron cientos de españoles moriscos (musulmanes convertidos al catolicismo) durante los siglos XV y XVI. «También estoy muy preocupado por mis amigos, toda la gente que he ido conociendo en mis viajes allí», declaró el historiador a LA RAZÓN.
Aquel territorio africano formaba parte de la cultura española. Muchos de los exiliados españoles medievales, huyendo del fanatismo y las persecuciones, se ubicaron allí. Tanto, que la Junta de Andalucía autorizó el trasladó de los casi 3.000 manuscritos a Tombuctú, tras la insistencia de los propios descendientes de familias de al-Ándalus, sobre todo de una, la familia Kati, y de miembros de la cultura contemporánea española como Juan Goytisolo o José Saramago. Una especie de biblioteca, con documentos escritos en árabe, hebreo, español medieval y aljamiado (castellano con caracteres árabes), se inauguró finalmente en el año 2000. Albergaba tratados de Medicina, Astrología, Matemáticas, Geometría, Derecho, crónicas de viajes…
El Gobierno andaluz ayudó económicamente a su conservación, edificó la biblioteca y su web de turismo incluía Tombuctú entre sus destinos. Ya no está. El golpe de Estado perpetrado por una de las ramas de Al Qaeda, Ansar Din (Defensores del Islam), a finales del pasado marzo, hizo temer por el paradero del tesoro histórico. Ahora, la mínima esperanza de salvaguardarlo, desaparece. «No localizamos ni siquiera al bibliotecario», confiesa Jacobs. El bibliotecario, y también historiador, Ismael Diadié, de antepasados toledanos, fue el gran artífice para el traslado de los documentos al norte de África. Su teléfono no funciona.
Los legajos son, de acuerdo con Jacobs, de esencial importancia para la reconstrucción del pasado de al-Ándalus, la España musulmana, la convivencia de las tres culturas (árabe, cristiana y judía). «Poseen un valor histórico y cultural sencillamente esencial para entender el legado andalusí», afirma. El historiador confiaba hace unos meses en que, incluso los fundamentalistas, podrían conservarlo de algún modo, dado su tremendo valor histórico. Los terroristas musulmanes tendrían en su poder parte de su historia, la del mundo árabe, que es también parte de la historia de España (sobra recordar los 800 años compartidos, desde el 711 hasta 1492). «Ni siquiera Al Qaeda los destruiría. Sería destruir su propio pasado», llegó a decir Jacobs.
Sus recuerdos de Tombuctú le entristecen. «En aquella sociedad, en los años 90, se ayudaban unos a otros, había un gran sentido de la familia. La gente musulmana era encantadora (muy religiosa, pero tolerante), me encantaba la cultura, la historia…», cuenta entre silencios. «Toda la gente se está yendo al desierto. Y los que se han quedado, tienen mucho miedo. Me da mucha lástima… Espero que la guerra no llegue al punto de que los franceses empiecen a bombardear Tombuctú. Espero, de verdad, que no».
Pero el fanatismo de algunos lleva a tomar medidas. «Había pensado incluso vivir allí porque es un paraíso en todos los sentidos. Tenía ganas de volver y ya no creo que pueda», lamenta el hispanista , que dice no entender los motivos de la guerra. «No hay ni una sola línea en el Corán que contenga un ataque contra la música ni contra la cultura», sentencia.
Por Lidia Jiménez
Fuente: La Razón
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