Leyenda sobre el origen de la Cruz de Caravaca
La Cruz de Caravaca es una cruz bizantina que consta de dos brazos horizontales en paralelo de desigual tamaño y uno vertical.
Se venera en Caravaca, en la provincia de Murcia, donde se encuentra el castillo-santuario de la Santísima Cruz de Caravaca.
La leyenda cuenta que en 1232 Ginés Pérez Chirinos iba a celebrar la misa en la fortaleza del rey moro Muley Acebutey * por orden de éste. Como no había cruz, dos ángeles aparecieron trayendo la del patriarca de Jerusalén, hecha con el madero donde fue crucificado Jesucristo. Al contemplar este milagro el rey moro se convirtió inmediatamente al cristianismo.
Desde entonces ha sido considerada como un poderoso amuleto, tanto para proteger a personas como animales. Llevar la cruz estaba especialmente indicado para evitar los maleficios formulados por las brujas que impedían las relaciones matrimoniales.
La Cruz original fue robada en 1934 y fue sustituida por otra regalada por el Papa y traída desde Roma.
En la actualidad muchas personas siguen siendo portadoras de esta cruz para atraer la buena suerte.
* Una de aquellas plazas fuertes ocupadas por los almohades desde la caída del Califato de Córdoba estaba gobernada por el rey Ceyt-Abuceyt o según otras crónicas por Muley Acebutey. Este rey curioso, dado a lectura y a la cultura, estaba intrigado por la doctrina de la religión cristiana.
Así pues un día 3 de mayo del año 1231 ordenó traer a su presencia a la persona más representativa de sus prisioneros, un monje llamado Ginés Pérez Chirinos, pidiéndole le explicase la historia del Profeta de los cristianos y el rito de la Eucaristía que conmemoraba los sucesos de Jerusalén.
El monje Pérez Chirinos comenzó a celebrar la Misa, pero llegado al punto de la Eucaristía se dió cuenta de que en el Altar no estaba presente ninguna Cruz.
Fue entonces cuando, según las crónicas, leyendas y tradiciones se operó el milagro: Por la entrada al recinto y envuelta en una gran luz, apareció una Cruz transportada por ángeles. Esta visión fue observada por los presentes en el recinto. Sin duda les afectó enormemente, ya que el rey Acebutey y sus vasallos se convirtieron al cristianismo.
El monarca tomó el nombre de Vicente.
Desde aquel suceso Caravaca se convirtió en un lugar de peregrinación y la figura de la Cruz con cuatro brazos se propaga por toda la Península.
Esta reliquia junto con los corporales de la misa del día de su aparición y otros ornamentos, estuvo custodiada en el castillo musulmán. Pasó al poder de la Orden del Temple y de la Orden de Santiago una vez tomada la ciudad por el Rey Alfonso X el Sabio, hasta el reinado de Felipe II en cuya época el Arquitecto Juan de Herrera (1530-1597) construyó el fabuloso Castillo-Fortaleza o el llamado Templo de Santa Cruz.
La cruz fue guardada en el interior del nuevo Santuario-Fortaleza hasta una fatídica noche del 14 al 15 de Febrero de 1934, que desapareció misteriosamente.
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