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Los primeros hitos de la islamofobia en Europa

Cimentados los primeros hitos de la islamofobia en Europa, que tuvieron su génesis con las guerras de la ex Yugoslavia, ésta alcanzaría, en cambio, su punto de inflexión y línea de alarmismo conocida, tras el célebre atentado del 11-S efectuado por Al-Qaeda y el decreto de inclusión de ciertos países en el llamado «Eje del Mal». A lo largo de estos años han ido apareciendo en el continente europeo nuevos partidos «neoderechistas» o «identitarios», que junto a los ya existentes, han conseguido posicionarse como segunda o tercera fuerza en sus países y tener representación parlamentaria, valiéndose de una política falsaria antinmigratoria que sólo busca la desintegración del mundo islámico.




A comienzos del año 2002 nació en Holanda el partido LPF (Lijst Pim Fortuyn -Lista Pim Fortuyn-), fundado y liderado por el fallecido Pim Fortuyn, personaje popularizado en los media por sus furibundos alegatos contra el mundo musulmán. Para Fortuny el Islam representaba «un sistema antidemocrático que atenta contra las mujeres, los derechos humanos y las minorías homosexuales». Arengaba así, la subsiguiente expulsión de los musulmanes del suelo holandés. El mes de mayo de ese mismo año Fortuny fue asesinado por Volkert van der Graaf, un joven de 32 años que los diarios y televisiones presentaron como «defensor de los derechos de los animales», pero que una posterior investigación revelaría ser un agente del Mossad que habría cometido el crimen con la ayuda de un tal Zev Barkan (Bruckenstein). Volkert también había participado anteriormente en manifestaciones contra Jörg Haider, el líder del partido austriaco BZO, fallecido en octubre de 2008 en un misterioso accidente de coche, del cual muchos ciudadanos austríacos llevan pidiendo en balde otra investigación del caso, y cuya autoría se achaca nuevamente al Mossad israelí.

Al asesinato de Pim Fortuny le siguió el de Theo Van Gogh, un ateo irreverente, liberal y subversivo, amigo personal de aquel, mientras realizaba una película sobre el asesinato del líder del LPF, donde sugería dicha trama de infiltrados en el crimen. Todo indica que el Mossad hizo esta vez el trabajo con magnífica presteza, pues el detenido y condenado en cuestión fue un «islamista holandés de origen marroquí» llamado Mohammed Bouyeri.

Fuera de nuestra autoridad para dictar sentencias judiciales, queremos señalar la total sincronía que tienen estos crímenes con el inicio de un riguroso debate sobre el fundamentalismo islámico y la integración de los inmigrantes musulmanes en Europa, y las ventajas que ha sacado Israel de todo ello.

Otro partido holandés de derecha, idéntico en su ideario al extinto LFP, aunque ya con manifiesto sesgo sionista, es el PVV (Partij voor de Vrijheid -Partido por la Libertad), fundado y presidido por Geert Wilders desde el 2004. Wilders plantea en sus ideas de partido la prohibición del Corán, el uso de los velos y del burka y cerrar los centros islámicos del país. En 2008, el líder del PVV produjo un cortometraje llamado ‘Fitna’ de descarga libre en internet, un documento de pura gratuidad antislámica que termina con el siguiente corolario:

«Así como en 1945 se arrasó de Europa el fascismo y en 1989 el comunismo, se hace ahora imprescindible, para la libertad humana, terminar con el fundamentalismo islámico».




Geert Wilders es amigo personal de Pamela Geller, quien asiduamente invita al líder holandés a dar mitings políticos a EEUU. En diciembre de 2008, Wilders realizó en Jerusalén una conferencia llamada «Hacer frente a la yihad», que aseguró iba a servir «de espina dorsal para todos los movimientos y partidos políticos contrarios a la «islamización y la yihad». Su discurso fue patrocinado por el ‘Instituto Hudson’, un organismo think tank de opinión pública, creado por el judío Herman Kahn e integrado y dirigido por miembros de su estirpe, entre cuyos múltiples programas está el «desarrollar formas políticas y económicas para transformar el mundo islámico». Un año después, en un viaje a EEUU, para «sustentar una alianza patriótica frente al auge del peligro islamista», Wilders declaró en la ciudad de New York:

«Vengo a América con una misión. […] Debemos auxiliar a Israel porque es nuestra primera linea de defensa. […] He vivido en Israel y visitado su país docenas de veces. […] Israel es un faro, una luz en la oscuridad.[…] La guerra contra la nación judía es una guerra contra Occidente […] Nuestra cultura está basada en el cristianismo, el judaísmo y el humanismo, y los israelíes están luchando nuestra lucha. Si Jerusalén cae, Amsterdam y Nueva York serán las siguientes».

Aunque se nos hace harto difícil elucidar cuál sería la connotación negativa de tan firme advertencia, todo ello trasluce que la islamofobia es ya en Holanda igual que su libertad: tan natural como la lluvia. Los neerlandeses, que no comulgan con otras ruedas de molino que las de sus parajes, parecen dispuestos a calzarse los zuecos para echar a patadas a los islámicos; sus diques no están preparados para soportar tamaña inundación de musulmanes.

Por F. Vidal

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