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«Israel», Palestina y el derecho a tirar piedras – Por José Steinsleger

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Dos buenas noticias, y dos malas. De las buenas: 1) Palestina y Venezuela suscribieron un acuerdo para el reconocimiento de certificados, títulos, o diplomas de educación universitaria para los ciudadanos de ambos países; 2) en su portal de Internet Google sustituyó la mención «territorios palestinos» por la de «Palestina» para designar a Gaza y Cisjordania.

De las malas: 1) la entidad neocolonial llamada «Israel» recibió de Alemania otro submarino nuclear (el quinto), con capacidad de transportar ojivas nucleares con un alcance de mil 500 kilómetros; 2) el ejército de «Defensa» israelí anunció que ya no utilizará fósforo blanco en Gaza pues da «mala imagen»; 3) en el aeropuerto de Tel Aviv los turistas «sospechosos» deberán facilitar la contraseña de sus computadoras.

La primera de las buenas noticias amerita puntos suspensivos, pues en todo lo que Google (o Wikipedia) «informan» acerca de la subregión, los sionistas son buenos y los palestinos malos. En cambio, la primera de las malas confirma «in nuce» la deuda intelectual del fundador del sionismo Teodoro Herzl (1860-1904), con lo escrito en 1807 por el filósofo Johann Gottlieb Fichte (1762-1814): «el alemán es para el extranjero como el espíritu a la materia, como el bien al mal».

La segunda de las malas suena más hipócrita que la segunda de las buenas. ¿Recuerda usted si la entidad sionista admitió en alguna ocasión el uso de fósforo blanco en el campo de concentración a cielo abierto más grande del mundo? (Gaza). Hoy lo admite y, de paso, anuncia que las fuerzas «de Defensa» (sic) emplearán “…una nueva munición que contiene únicamente gas y crea el mismo efecto” (sic). Ahora: si usted desea apreciar la «mala imagen» que causa el uso de fósforo blanco, remítase a 972 magazine.

La tercera de las noticias malas sintoniza con la creciente fascistización en los aeropuertos del mundo, donde millones de pasajeros consienten que se les meta un dedo en el culo por razones de «seguridad». Y el que disienta será tachado de «terrorista», «antisemita» o «negacionista» del «holocausto» (judío, claro). Mas no de los que niegan la existencia de los palestinos. Esto es muy legal y propio de los que piensan «distinto».

Por ejemplo, y con motivo del 65 aniversario de una aberración geopolítica, el historiador judío Ilan Pappe rescató un lacrimoso comentario del presidente Shimon Peres, último guerrero del sionismo histórico que en la chochez absoluta declaró al periódico israelí Maariv, redactado íntegramente en hebreo:

“Recuerdo cómo empezó todo –dice Peres–: todo el Estado de Israel es un milímetro de Medio Oriente entero. Un error estadístico, tierra estéril y decepcionante, los pantanos en el norte, el desierto en el sur, dos lagos, uno muerto y un río subvalorado. Sin recursos naturales, aparte de la malaria. Aquí no había nada. Y ahora ¿tenemos la mejor agricultura del mundo? Esto es un milagro: una tierra construida por la gente” (14/4/13).

¿Dónde, exactamente, ubicar a «Israel»? ¿En la Biblia o en ese «milímetro» inhóspito en el que «no había nada»? El periodista español Javier Couso se hizo la pregunta cuando en medio de un partido de baloncesto entre el Maccabi de Tel Aviv y el Real Madrid, le oyó decir al entrenador español que el Maccabi era “…una de las canchas más temibles de Europa” (sic).

Couso descubrió que la Euroliga depende de la Confederación Europea de Baloncesto (FIBA), integrada por 51 países de los que sólo uno, Turquía, comparte territorio en Europa y Asia. Y la entidad llamada «Israel» (que al parecer queda en Medio Oriente), forma parte de la FIBA como si tal cosa. De ahí, concluye Couso, la esquizofrenia israelí: «residir en tierra árabe, y pensar en occidental con alma judía, mente estadunidense y cuerpo europeo».

Que no sería el caso de israelíes con huevos (u ovarios), como Amira Hass, a quien los sionistas le han echado el ojo por pedir que en las escuelas palestinas se enseñe a «resistir la ocupación». ¿Cómo? Tirando piedras. De hecho, el artículo de Amira en el periódico liberal Haaretz se titula “La sintaxis interna del lanzamiento de piedras palestino”.

Ciudadana israelí, Amira vive desde hace 20 años en los territorios palestinos ocupados. Y el artículo de Amira se publicó coincidiendo con las jornadas de enfrentamiento en Cisjordania provocados por la muerte de un preso palestino cuyo cáncer fue diagnosticado tarde, y tratado sólo con analgésicos.

Días de luto renovado en que el servicio de noticias Yahoo daba cuenta de un «impresionante» vuelo de aves en cielo israelí: «el vuelo caprichoso de pájaros estorninos que arribaron en parvada y fascinaron a los pobladores de la región. Estas aves tienen un cuerpo esbelto con plumaje negro de reflejos verdes y morados y pintas blancas».

En la ocasión, fueron aves. Y en otras son bombas de racimo multicolores contra el pueblo que hace 3 mil años cometió el error de nacer en la «tierra prometida», sin documentos, sin historia, sin nada.

Con información de : La Jornada

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