La presencia de los Libaneses en el Cine Mexicano – (+ Videos)
Este texto se realizó en el marco del homenaje que Al-Fannán, la Asociación de artistas e Intelectuales de ascendencia libanesa, dedicó el 16 de mayo de 2002 a quienes han dejado huella en el cine. Se utilizó el material de la exposición realizada en el Centro Libanés para la que contamos con numerosos apoyos de artistas y amigos como Miguel Zacarías, quién mostró gran interés y participó en la organización de dicho acto. Debo agradecerle varios de los datos de este artículo así como los que me aportaron en conversaciones informales Sara Matouk, Gaspar Henaine, Antonio de Hud, Elda Peralta, Marcela Fernández Violante, María Luisa y Julián Issa. Por supuesto, agradezco también a los dieciocho tomos de la Historia documental del cine mexicano de Emilio García Riera (CMA).
Carlos Martínez Assad
El Escenario
Comenzaba el proceso de institucionalización, el país salía de una revolución y de las crisis política que generó el asesinato del caudillo Álvaro Obregón en 1928. México había recibido desde las últimas décadas del siglo XIX y de las primeras del siglo XX un fuerte flujo de inmigrantes procedentes de muy diferentes países. Los que venían de la Montaña libanesa, asediada primero por el Imperio otomano, bajo el mandato de Francia después, se integraron con cierta facilidad por su origen cristiano y su capacidad de adaptación.
Un ejemplo es la rápida inserción de los descendientes de libaneses que, desde la primera generación nacida en el país, realizaron aportaciones importantes al cine mexicano. Aires de modernidad atravesaban el país y se reconocía, hasta cierto punto, su diversidad cultural. Aunque políticamente se vivía lo que se llamó el maximato cuando Plutarco Elías Calles decidía los destinos nacionales por encima del presidente en turno.
Este 31 de Marzo de 1931, una muchedumbre se arremolinaba al cinema Palacio, allí se estrenaban la que se consideró oficialmente la primera película mexicana con sonido. El milagro se produjo cuando Santa habló con la voz de Lupita Tovar. Todos los asistentes se pusieron de pie para sellar el acontecimiento con un fuerte aplauso.
Desde entonces han transcurrido setenta años y tres generaciones de mexicanos libaneses han participado de algún modo en la actividad cinematográfica de México.
El Director
Al siguiente año, en 1932, apenas se filmó una decena de películas, entre otras Sobre las olas, la primera que dirigiría un muchacho de apenas veintiocho años llamado Miguel Zacarías Nogaim y la sexta del cine sonoro. Con esa película se dio a conocer quien se convertiría en figura señera del cine nacional con un talento innato y gran capacidad para entender el desarrollo del cinematógrafo, con talento empresarial y con una energía a toda prueba. Como hijo de inmigrantes sorprende el fuerte nacionalismo de Zacarías al elegir como personaje de su primer film al compositor Juventino Rosas, aunque no deja de ser universal porque la idea se le ocurrió cuando en un viaje de Alejandría a Marsella escuchó el vals más famoso del compositor y con dificultad tuvo que convencer a sus compañeros de travesía de que el compositor era un mexicano y no un austriaco como creía la mayoría.
Desde ese su primer film, mostró su gran sensibilidad para la difícil recreación de época al incluir en su película un pasaje con los integrantes de la Revista Azul, cuando aún vivían algunos como Federico Gamboa y José Juan Tablada. La obra resultó un éxito y un buen augurio para la enfebrecida carrera que iniciaba Zacarías. Respondía a la intención que su padre, obligado a emigrar de Líbano, le había develado en una carta que le escribió: “He querido que nacieras en una patria de amplias, ilimitadas oportunidades”.1
Una decena de películas del realizador medió entre la primera y El peñón de las ánimas, de 1942, que llevó en el estelar protagónico masculino a Jorge Negrete, la figura más destacada del cine, y asumió el riesgo de lanzar al estrellato a la todavía desconocida María de los Ángeles Félix. El film tendrá varias repercusiones: se convirtió en un clásico, construyó el mito femenino más reconocible e inició la época de oro del cine en México. Los componentes de fatalidad, romanticismo, pasiones humanas que recuerdan el drama de Romeo y Julieta, realzado con música de Rachmaninov, contribuyendo en su enorme éxito.
Pronto mostró Zacarías una fuerte disposición para el melodrama con mujeres sufridoras como en flor de durazno (1945) y Soledad (1947). Esta última marcó su feliz encuentro con Libertad Lamarque porque juntos llevaron el melodrama mexicano a su mayor expresión con los filmes La loca (1950) y La infame (1953), con lo que lograron también la conquista de un numeroso público. El director enfrentó todos los desafíos y, entre ellos, dos muy destacados: primero, su capacidad para filmar hasta tres películas en una, porque al hacer Los enredos de papá (1938) realizó, además, Papá se desenreda (1940) y Papá se enreda otra vez(1940). Algo semejante repitió con Ahí viene Martín Corona y El enamorado (1950) a la medida de Pedro Infante, acompañado por Sara Montiel, porque tenia la habilidad para saber que el público pediría las secuelas y que las celebraría. Segundo, su capacidad para desplazarse de la comedia al melodrama, de la tragedia a los filmes cómicos y frecuentar géneros tan diversos como el histórico, ranchero, musical, bíblico y hasta el de astronautas aunque con calidad muy desigual.
En 1951, cuando la Academia de Ciencias y Artes Cinematográficas premió el desempeño como director de Alejandro Galindo por Una familia de tantas (1948), éste escribió generoso en defensa de Zacarías-que el mismo año había sido nominado por El dolor de los hijos (1948)-,que resultaba obvio que “ a un árabe no le daban un Ariel “. Y aún cuando había mostrado con creces su calidad como director sólo fue nominado como mejor director por esa película y por Soledad (1947); en cambio, los intérpretes de sus películas si fueron premiados. El reconocimiento a don Miguel vino hasta que se otorgó el Ariel de Oro a toda su obra en 1993. Para entonces ya era un capítulo especial en la historia del cine mexicano por haber descubierto y encumbrado estrellas, por la huella que dejaron sus mejores filmes y por el sólido soporte blindado a la industria cinematográfica.
En 1937 apareció otro director de origen libanés, Antonio “El Chato” Helú, que ese año filmó Alma jarocha y La obligación de asesinar…. Antonio fue un “… hombre sagaz, despierto, inteligente, amante de la poesía e inquieto” con películas con títulos tan singulares como La india bonita (1938), El hipnotizador (1939) o ¡Cuando la tierra tembló! (1942).2 Desde muy joven escribió sobre el cine que apenas nacía en el Ilustrado. Frecuentó en novela el género policiaco y figuró también como argumentista de Las mujeres mandan (1936) de Fernando de Fuentes y coguionistas de Juan Bustillo Oro en Malditas sean las mujeres (1936).
Los Estelares
Muy pronto los rostros inconfundibles de libaneses contribuyeron a poblar las pantallas de las salas de cine. Antonio Badú, cuyo verdadero nombre era Antonio Namnun Nahes, hizo su debut en Padre Mercader (1938), luego apareció en Virgen de medianoche (1941), hasta que llegó su primer estelar en La feria de las flores (1942) al lado de Pedro Infante. Dirigido por Zacarías figuró al lado de Jorge Negrete en Me he de comer esa tuna (1944) por la que fue nominado al Ariel como mejor actor. Luego fue pareja de Esther Fernández, quien se convirtió en su esposa, en Cantaclaro (1945) dirigido por Julio Bracho; cinta por lo cual también fue nominado como mejor estelar masculino y de nuevo se cumplía lo que Galindo había afirmado en relación con Zacarías.
Badú convencía en la comedia ranchera en Los hijos de María Morales (1952), de nuevo alternando con Pedro Infante y compartiendo créditos con Irma Dorantes y Carmelita González. Pero también se trasladaba con facilidad a la gran ciudad para estelarizar bajo la batuta de Miguel Morayta y al lado de Leticia Palma dos películas del género urbano: Hipócrita (1949), donde caracterizó a Pepe El Suave, y Vagabunda (1950) como Gilberto El Gato. Tanto el sombrero charro como el de catrín o gangster de arrabal le fueron muy bien.
Como una estrella fugaz pasó por el celuloide el rostro de Leonora Amar, también de origen libanés, que vino a México en compañía de Luis Aldás. En la mujer maldita (1948) lleva el exótico nombre de Zorina en una historia escrita por Yolanda Vargas Dulché. En ese sentido fue ella la primera Yesenia del cine nacional porque vivió en la pantalla las peripecias de esa gitana convertida en arquetipo, no sin cierto candor, que el cine mexicano explotaría reiteradamente.
Un rostro más permanente fue el de Esperanza Issa Abud con varios estelares como Madre querida (1950) con la cual Juan Orol buscaba repetir el éxito de la primera y lacrimosa versión de 1935. La gacela del cine, como le llamaron por sus ojos vivaces, mostró sus cualidades histriónicas para cantar, hacer tanto melodrama como comedia y alternar con simpatía como la bella Miroslava en La muerte enamorada (1950).
Entre los hombres destaco Ché Sarelli, cuyo nombre de pila es Tufic Jacobo quien, además de cantar tangos, filmó varias películas, entre otras, La vorágine (1948), que se puede ver porque los hijos de José Eustacio Rivera establecieron una demanda que terminó incautando la película; participó también en Pompeyo el conquistador (1951) y La noche es nuestra (1951).
Nota aparte merece Mauricio Garcés, nacido Férez Yazbek, quien con varias apariciones en diferentes géneros cayó finalmente en la comedia con grandes dotes para hacer reír seduciendo a las bellas y burlándose de todos, incluso de si mismo. Se dio a conocer en la pantalla chica en Gutierritos (1958), una de las primeras telenovelas, aunque había tenido ya roles en el cine como El señor gobernador (1950) de José Yazbek, al lado de Luis Aguilar y Rita Macedo. Destacó ya en su arquetipo de galán otoñal en Don Juan 67 (1966) al lado de Irma Lozano, en El día de la boda (1967) con Elsa Aguirre, en 24 horas de placer (1968) con Silvia Pinal, en Bromas S. A. (1966) con Gloria Marin y Antonio Badú, y en Espérame en Siberia vida mía (1969) junto a la argentina Zulma Fayad, también de origen libanés. Alcanzó en 1969 un record inusitado porque, de las diez películas más taquilleras de ese año, Mauricio apareció en cinco. Fue dirigido por varios directores en sus cincuenta y siete películas donde alternó con figuras destacadas del cine mexicano, además de las ya mencionadas, como Rosita Arenas, María Elena Marqués, Elvira Quintana, Lorena Velázquez, Angélica María, Ana Luisa Peluffo, Claudia Islas y un largo etcétera. Si su carrera se inició en la televisión, la continuó sin ningún temor a las apariciones “en vivo” que requerían experiencia y saber como salir de cualquier situación.
No solamente Garcés se arriesgó en la pantalla casera. Allí nació el célebre personaje de Capulina, creado por Gaspar Henaine, acompañado de su infaltable Viruta con uno de los primeros programas para los niños, “Cómicos y canciones”, que no podía dejar de ver también la gente mayor. En la pantalla chica coqueteó con todas las que lo acompañaron en sus programas y cientos de veces se comió el ala de su incompleto sombrero. En el cine la pareja hizo furor en diferentes películas, en La odalisca numero 13 (1957), de Fernando Cortés, fue acompañado por Tin-Tán y por Donna Behar cantando en árabe canciones mexicanas. En Los reyes del volante (1964) compartieron créditos con Antonio de Hud y Antonio Trabulse, ambos de origen libanés. Después, ya solo, Capulina actúo en otras muchas películas, por cierto varias producidas por los Zacarías.
Antonio de Hud se había dado a conocer como revelación cinematográfica en Juventud desenfrenada (1956) adelantándose al genero dedicado a los jóvenes en México. Una mirada que resultaba necesaria, una versión nacional de lo que el cine estadounidense brindara al mismo tiempo con James Dean en Rebelde sin causa (1955). Con esa película aparecía en México el rock and roll, interpretado por Gloria Ríos. Antonio ha filmado cuarenta películas, entre otras, La rebelión de los adolescentes (1957) y Los problemas de mamá (1968), esta última premiada en Perú en 1972 y Gente violenta (1977). Ha obtenido varios premios como El Heraldo al mejor actor de televisión en 1971 y la Medalla Virginia Fábregas en 1982. ha participado en diferentes obras de teatro y, además, realiza una encomiable labor altruista en La Casa del Actor.
Los Productores
Todavía en la época del cine mudo Tufic Sayeg aportó capital a Juan Bustillo Oro para realización de la película Yo soy tu padre (1927); quizás ése fue el primer productor descendiente de libaneses. Pero quienes han visto cine mexicano no podrán olvidar los créditos de Producciones Zacarías y de Matouk en muchas películas. Don Miguel no se conformó con dirigir sus películas sino que produjo muchas de ellas así como las de otros directores. Decía en una entrevista: “ Desde muy joven descubrí que, sin independencia económica, no hay ninguna otra independencia para el hombre”.3 Su hermano, Mario Zacarías Nogainm, por su parte, se inició como productor con El dolor de los hijos (1948) y produjo Piña madura (1950) además de algunas de las películas de Libertad Lamarque y varias de Viruta y Capulina.
Antonio Martouk, acompañado por su hermana Sara como gerente de producción, fue visionario al financiar varios proyectos de Pedro Infante como Ahora soy rico (1952), Escuela para vagabundos (1954), La tercera palabra (1955), El inocente (1955) y Tizoc (1956), una de las últimas películas del cantor de Guamúchil, que le valió el Oso de Oro a la mejor actuación masculina en el Festival de Cine de Berlín. Apoyó dos películas excepcionales: Tiburoneros (1962) y Tlayucan (1961), ambas recibieron varios reconocimientos, incluso la última fue candidata al Oscar por mejor película extranjera.
Después han participado en producción Santiago Riaci y Jorge Trade en películas de Cantinflas; José Yazbek y Alberto Zacarías, Said Slim en la Compañía Filmes S. A.; por su parte, Anuar Badin Zacarías ha intervenido en 181 producciones de cine tanto de México como del extranjero como Walt Disney y producciones Disney y producciones Dino de Laurentis. Realizó, además, Los supersabios (1977), la primera película de largometraje de dibujos animados en el país y también impartió cursos en el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos de la UNAM y en el Centro de Capacitación de Cinematografía.
Otros Valores
Otros valores también tuvieron presencia en el cine; Tufik Yazbek no sólo fue “el fotógrafo de las estrellas”, sino que operó las cámaras en Cuatro vidas (1943) y Tres noches de angustia (1948). José Yunes Torvay filmó más de 250 películas entre las que destacaron LA selva de fuego (1945), Huapango (1938), ¡Ay, Jalisco no te rajes! (1941), Soledad (1947) y Xochimilco (1944). Actor de teatro y de la radio dio vida a una gran gama de personajes desde soldado raso o compañero de parrandas, hasta de paisano que no hablaba bien español.
Hermes Yerye Beirute fue imprescindible actor de reparto en más de cincuenta películas; destacó en el género de horror aunque también fue buen acompañante en comedia. También hizo televisión y recibió un premio por su actuación en la telenovela San Martín de Porres (1964). Por su parte, la vis cómica de Michel Grayeb Feres le hizo actuar como “patiño” de prácticamente todos los cómicos nacionales en El chismoso de la ventana (1956) con Clavillazo y en la película Su excelencia (1966) que llevaba a Cantinflas en la cabeza de reparto.
René Cardona Zacarías debutó como actor infantil en Cartas marcadas en 1948 y a partir de 1963 ha realizado más de ochenta películas y, por cierto junto con su padre dirigió Supervivientes de los Andes (1975). Rafael Villaseñor Kuri ha dirigido todas las películas de Vicente Fernández como Un hombre llamado diablo (1981). Antonio Guerrero, en realidad con el inconfundible apellido Henaine por ser hijo de Capulina, ha actuado en varias películas, en una de ellas dio vida al compositor Guty Cárdenas en 1983.
También se recuerdan varias apariciones en el celuloide de Alfredo Leal Kuri, Patricia Ferrer Hadad y Violette Gabriel. Por su parte, María Sorté, o Harfush por el apellido de su padre, ha destacado en diferentes filmes desde que Cantinflas le dio el coestelar de El barrendero (1981), la última aparición cinematográfica del cómico. Desde entonces ha actuado en una treintena de películas como en En las manos de Dios (1997), y en muchas telenovelas convirtiéndose en un rostro familiar para los aficionados de ese género. Además ha grabado una decena de discos como cantante y recibido varios premios como el de mejor actriz en 1989, El Heraldo y La Diosa de Plata y TV Y NOVELAS.
Música de …
Pero también músicos de origen libanés han aparecido o han hecho música para la ambientación de algún film. ¿Quién podría olvidar las apariciones de Los Panchos con el requinto de El Güero Gil, en realidad Alfredo Bojalil, cantando a una despechada Ninón Sevilla o en el entreacto del cabaret elegante en el que actuaba Libertad Lamarque? También su primo Chucho Martínez Gil, que respondía al nombre de Jesús Bojalil, amenizó varios encuentros cinematográficos. Hay que recordar, por lo demás a Donna Behar, Leonora Amar y Esperanza Issa, además del Ché Sarelli y del mismísimo Antonio Badú, también cantando en el cine.
En música compuesta especialmente para película se conoce la experiencia de Jorge Dájer Guerra para Arde Baby, arde (1970). Y por su parte, Carlos Jiménez Mabarak participó en diferentes proyectos cinematográficos y gano el Ariel por la música de la cinta Deseada (1950) y años después obtuvo el mismo premio por la película Veneno para las hadas (1984). Como compositor fue reconocido con el Premio Nacional de Música.
Presentación en el Cine
Una nueva ola de actores y actrices, de directores con apellidos de origen mexicano libanés han aparecido en el firmamento artístico y destacan en los proyectos cinematográficos del momento tanto en México como en el extranjero, en particular en España y Estados Unidos. En 1976 Víctor Kuri filmó Tango, su primer largometraje. Toufic Maclouf obtuvo la Diosa de Plata de Pecime por su Opera Prima Estigma (1980).
Desde Coatzacoalcos, Veracruz, llegó a la capital la bellísima Salma Hayek para conquistar el papel protagónico femenino en la telenovela Teresa (1989). Ha filmado ya varias películas en México. Por su participación en El callejón de los milagros (1995) Jorge Fons, recibió en 1995 el Heraldo, la Diosa de Plata de Pecime y el Premio del Espectador a la actriz más taquillera. Hollywood la ha recibido con los brazos abiertos y ya son muchas los filmes que ha protagonizado allí: Del crepúsculo al amanecer (1996), Pistolero (1995), Un impulsivo y loco amor (1997) alternando con Russell Crowe, Stephen Baldwin, Antonio Banderas y Quentin Tarantino. Acaba de filmar Frida (2002), en medio de fuertes controversias, donde también participa como productora. La revista People la incluyó en un listado de las cincuenta mujeres mas hermosas del mundo y la organización Nosotros, presidida por el actor Ricardo Montalbán, le otorgó la condecoración Águila Dorada por ser un ejemplo para la comunidad latina de Estados Unidos. 4
Las dinastías entre los mexicanos libaneses son frecuentes, por ello vemos en muchas de las películas en cartelera el apellido Bichir; se trata de los tres hijos de Alejandro Bichir y de Maricruz Nájera: Odiseo, el mayor, Demián y Bruno. Entre todos deben contar ya con varias decenas de películas.
Odiseo destacó en La reina de la noche (1994) de Arturo Ripstein y recibió el premio de la Crítica teatral como el mejor actor joven por Carta al padre (1991) y el mejor actor de comedia por Malcolm contra los eunucos (1993), de la Asociación Mexicana de Críticos en 1994.
Demián esterilizó Rojo amanecer (1989) con su hermano Bruno y fue nominado para el Ariel por La vida conyugal (1993); también ha actuado en películas con gran éxito como Sexo, pudor y lágrimas (1999), Todo el poder (1999) y Santitos (1997). Ha realizado también varios papeles protagónicos en telenovelas.
Bruno, el más joven de los tres, ha trabajado también en teatro y televisión, además de haber filmado ya varias películas como El anzuelo (1996) de Ernesto Rimoch, Principio y fin (1993) de Arturo Ripstein y El callejón de los milagros (1995), donde compartió créditos con Demián. Además de actor fue productor de Crónica de un desayuno (1999) y apareció en Baja California: el límite del tiempo (1999). La Semana Internacional de Cine de Valladolid le dio el premio como mejor actor.
Se trata ya de la tercera generación de mexicanos libaneses y cada día un nuevo rostro, otro talento, aparece en las pantallas. Apenas en el 2001 Karina Gidi realizó el papel de Beatriz en la película Demasiado amor de Ernesto Rimoch, por el que obtuvo el premio a la mejor actuación femenina del Festival de Cine de Guadalajara. Y también recientemente José María Yaspik intervino en La habitación azul (2002).
Durante setenta años han enriquecido al cine en México numerosos nombres con apellidos de origen libanés. Este breve repaso los reconcilia con la historia multicultural mexicana y nos permite valorar mejor el esfuerzo de quienes decidieron adoptar a este país como segundo hogar. Abuelos y padres quizá se sorprendieron cuando vieron a sus hijos triunfar en el cine, entendiéndolos apenas porque ya hablaban una lengua diferente a la de su origen.
Todos ellos, con esfuerzos, con dones naturales y con inteligencia contribuyeron al desarrollo de la industria cinematográfica nacional. Todos están vivos gracias a la magia del celuloide. El gran número de mexicanos libaneses que han destacado en el medio, demuestra finalmente que es verdad lo que decía don Elías a su hijo Miguel al despuntar el siglo XX: “México es un país de amplias, ilimitadas oportunidades”.
Notas
1 Rogelio Agrasánchez, Miguel Zacarías creador de estrellas, Archivo Fílmico Agrasánchez, Universidad de Guadalajara, México, 2000, p. 13.
2 David Ramón, “El talento libanés”, en Somos México, 1994 p.47.
3 Citado por Rogelio Agrsánchez, Op. Cit.
4 Patricia Jacobs, Diccionario enciclopédico de mexicanos de origen libanés y de otros pueblos del Levante, Ediciones del Ermitaño, México. 2000
Texto de Carlos Martínez Assad
Nota de la Bitácora
El actor mexicano Demian Bichir fue nominado al Oscar , edición 2012 , en la categoría de «Mejor actor», por su papel de jardinero migrante en la película ‘A better life’.
Salma Hayek en 2002 por la película Frida Kahlo , tuvo seis nominaciones al Oscar incluyendo el de «Mejor Actriz» . La película obtuvo 2 premios (Maquillaje y Música Original).
©2012-paginasarabes®
La presencia de los Libaneses en el Cine Mexicano por Carlos Martínez Assad se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported.
Basada en una obra en paginasarabes.wordpress.com.
Muy bien, pero les faltaron varios nombres, tales como: Guillermo Zarur (Actor), María Medina (Gladys Medina Haddad) (Cantante), Ariana (Mary Carmen Alvarado Ayub) (Cantante), Liliana Abud Ramos (Actriz, guionista), Anuar Badin (Tecnico cine), Javier Porras Kuri (Favian Laballe (Conductor), Astrrid Haddad, de sus tarzanes, (Cantante), Mariana Yazbek (Publicista) MICHEL (Patiñño del Clavillazo), Juan nGallardo actor y cantante (Raymundo Serafin Arroyo Batzaveth). Debe de haber más, pero estos nombres artistas son los recordé. saludos.