La purificación del corazón según Ibn ‘Arabi
Durante esta parte de su vida Ibn ‘Arabi pasaba el tiempo ayunando, orando y meditando.
El último período de intensa adoración, que lo llevaría a la santidad, duró nueve meses, desde Muharram * hasta la finalización del mes de Ramadán.
Durante este tiempo, no comió ni bebió y permaneció en un continuo estado de éxtasis.
En Túnez, camino de Egipto, Ibn ‘Arabi y Muhammad al Hasar tuvieron una extraña experiencia.
El Sheij cuenta lo siguiente:
«En el camino encontré a un hombre que vivía en un pantano, en un lugar cubierto de juncos. Supe que había permanecido recluido allí durante treinta años.
Me quedé con él tres días. Él rezaba día y noche y hacía cosas extrañas.
Todas las mañanas salía a pescar y traía tres pescados. Uno lo dejaba ir, otro era su ración de comida para todo el día y otro lo daba a los pobres. Cuando estaba a punto de irme, me preguntó hacia dónde me dirigía. Le dije: ‘A Egipto‘. Se le llenaron los ojos de lágrimas.
‘¡Oh!’ dijo, ‘mi amado maestro, mi sheij, está en Egipto. Por favor, ve a verle y dale mis respetos y saludos. Pídele que me aconseje sobre que debo hacer conmigo en este mundo’.
Me quedé sorprendido, pues el pescador había abandonado este mundo y lo mundano, y me pareció que no necesitaba consejo alguno acerca de él.
Cuando llegué a Egipto, encontré a su sheij viviendo en un palacio lleno de lujo y riquezas. Parecía ser un hombre dedicado tan sólo a las cosas de este mundo.
Cuando le relaté la petición de su derviche en Túnez, él dijo: ‘Ve y dile que debe extraer de su corazón el amor por este mundo‘. Me sorprendió que tales palabras proviniesen de un hombre acostumbrado a las riquezas, pero, a mi regreso a Túnez, busqué al aislado pescador y le relaté lo que su maestro había dicho.
Él derramó lágrimas de sangre, ‘¡Oh, sí, ese soy yo! Durante treinta años me he separado del mundo y ocupado mi tiempo en adoración, ¡pero mi corazón todavía le pertenece al mundo! Mi maestro vive rodeado de riquezas, pero no tiene ni una gota de éste mundo en su corazón: ni sus amores ni sus preocupaciones. ¡Oh Muhyiddin, esa es la diferencia entre él y yo!’».
Esta historia narrada por Ibn ‘Arabi se ha convertido para muchos en la esencia del camino místico.
Mientras otros se apartaban del mundo, tratando de purificar sus corazones en cuevas y celdas, Ibn ‘Arabi, y otros sufíes que seguían su ejemplo, vagaban por el mundo contemplando las bellezas de la creación y hallando en ellas los signos del divino poder.
Ellos usaban el mundo como objeto de meditación y recuerdo de Allâh.
De hecho, el retiro es como un hospital para un corazón enfermo. De la misma forma en que uno no se queda en el hospital para siempre, no está bien permanecer en retiro por más de un corto tiempo.
El perfeccionamiento de nuestra parte humana viene de vivir juntos socialmente.
Para lo que sí es muy bueno y necesario el retiro es para limpiar el espejo de nuestro corazón, que luego debe ser sacado al mundo para que las manifestaciones del divino poder se reflejen en él, trayendo consigo el conocimiento del Creador.
Notas:
* En árabe, la palabra muharram significa «prohibido», lo que indica el significado del mes. El Corán prohíbe la guerra o la lucha durante Muharram y otros tres meses sagrados; los musulmanes de todo el mundo conmemoran todo el mes de Muharram con oraciones y tiempo en familia.
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