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La gnosis como vía de adoración y corazón de todas las religiones

Aunque la mayoría de los hombres están ocupados ganando su sustento y atendiendo a sus necesidades diarias y no muestran ninguna preocupación por los asuntos espirituales, yace en la naturaleza humana una necesidad innata de buscar al único Real.




Todo hombre cree en una Realidad permanente, a pesar de la afirmación de sofistas y escépticos, quienes llaman a toda verdad y realidad ilusión y superstición. Ocasionalmente, cuando el hombre contempla con una mente lúcida y un alma pura la Realidad permanente que impregna el universo y el orden creado, y al mismo tiempo ve la impermanencia y el carácter transitorio de las diversas partes y elementos del mundo, es capaz de contemplar el mundo y sus fenómenos como espejos que reflejan la belleza de una realidad permanente. El gozo que produce la comprensión de esta Realidad borra cualquier otro gozo de la visión de quien la contempla y hace que todo lo demás le parezca insignificante y desprovisto de importancia.

    • Esta visión es esa misma atracción Divina (yadhbah) gnóstica que arrastra la atención del hombre centrado en Dios hacia el mundo trascendente y despierta el amor de Dios en su corazón. Debido a esta atracción olvida todo lo demás. Todos sus múltiples deseos son suprimidos de su mente. Esta atracción guía al hombre hacia la adoración y alabanza del Ser Invisible que es en realidad más evidente y manifiesto que todo lo que es visible y audible. En verdad es esta misma atracción interior la que ha producido las diferentes religiones del mundo, religiones que están basadas en la adoración de Dios.
    • El gnóstico (‘arif) es quien adora a Dios a través del conocimiento y por amor a Él, no con la esperanza de la recompensa o el temor del castigo.

Por lo que acabamos de decir resulta claro que no tenemos que considerar la gnosis como una religión entre otras, sino como el corazón de todas las religiones. La gnosis es una de las vías de adoración, una vía basada en el conocimiento combinado con el amor, antes que con el temor. Es la vía para realizar la verdad interior de la religión, en lugar de permanecer satisfecho con su forma exterior y el pensamiento racional.

    • Toda religión revelada, e incluso las que aparecen en la forma de idolatría, tienen ciertos seguidores que caminan sobre la vía de la gnosis. Las religiones politeístas y el Judaísmo, el Cristianismo, el Zoroastrismo y el Islam tienen todas creyentes que son gnósticos.




Entre los compañeros del Profeta, ‘Ali es conocido particularmente por su elocuente exposición de las verdades gnósticas y las etapas de la vida espiritual. Sus palabras en este dominio comprenden un tesoro de sabiduría inagotable. Entre las obras que se han conservado de los otros compañeros, no hay gran cantidad de material que se refiera a estos temas.

    • La mayoría de los místicos sunníes o shi’íes consideran que el linaje espiritual de sus maestros se remonta al Imam ‘Ali, a través de compañeros como Salman Farisi, Uways al-Qarani, Kumayl ibn Zyad, Rashid Hayari, Maytham Tammar, Rabi’ ibn Jaytham y Hasan al-Basri.
    • Después de este grupo, en la segunda centuria de la era islámica, aparecieron hombres como Tawus Yamani, Shayban Ra’i, Malik ibn Dinar, Ibrahim ibn Adham y Shaqiq Balji, quienes fueron considerados por las gentes como santos y hombres de Dios. Estas personas, sin hablar públicamente sobre la gnosis o el sufismo, aparecían externamente como ascetas y no ocultaban el hecho de haber sido iniciados por el grupo precedente y haber recibido instrucción espiritual bajo su dirección.
    • Luego, a finales del siglo II/VIII y principios del III/IX, aparecieron entre otros Bayazid al-Bistami, Ma’ruf Karji y Yunayd al- Baghdadi, los cuales siguieron la vía sufí y manifestaron abiertamente su relación con el sufismo y la gnosis. Algunas de sus expresiones esotéricas, basadas en sus intuiciones y visiones espirituales, les acarrearon, a causa de su apariencia repugnante, la condena de algunos juristas y teólogos. Como consecuencia de ello, algunos fueron encarcelados y azotados y en algún caso incluso ajusticiados. Sin embargo, este grupo continuó floreciendo y mantuvo sus actividades a pesar de toda oposición. De esta manera prosiguió el desarrollo de la gnosis y la ‘vía’ (Tariqah) hasta que en los siglos VII/XIII y VIII/XIV alcanzó el apogeo de su popularidad y expansión. Durante las épocas posteriores ha sufrido fluctuaciones, pero ha podido mantener su existencia en el mundo islámico hasta el día de hoy.

Por Al’lamah Muhammad Husain Tabataba’i (*)
Traducido por Salim Algora


(*) Ayatullah Sayyid Muhammad Husayn Qadi Tabataba’i, nació en 1904 en la ciudad de Tabriz, en el Azarbaiyán iraní, en el seno de la familia Tabataba’i, la cual durante los últimos tres siglos ha producido generación tras generación destacadísimos sabios religiosos. Los sadat (plural de Sayyid) de esta familia descienden del segundo Imam, al-Hasan ibn ‘Ali. Este clan familiar también recibe el nombre de al-Qadi.


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