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Jezabel – La Cleopatra Fenicia

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Los Israelitas mantuvieron a lo largo de los siglos una relación amor-odio con los fenicios. Fenicia rodeada por una cultura cosmopolita y un enjambre politeísta, contrastaba con el yahvismo y los círculos religiosos más cerrados del reino de Israel, pero las circunstancias políticas y el control de las rutas comerciales iban a traer consigo una alianza entre Fenicios e Israelitas que marcaría para siempre la historia de este reino norteño y cuya protagonista sería una mujer fenicia, una mujer que llegaría a ser reina de Israel.

A principios del siglo IX a.C (entre el 900-875 a.C.) nació una princesa fenicia llamada Jezabel. Su padre el rey Etbaal, fue un tirano que consiguió llegar al trono de Sidón asesinando a sus hermanos. Etbaal se había erigido como sumo sacerdote del dios pagano Baal. El propio nombre de este rey”Etbaal” significa: “Estoy con Baal”.

Su hija Jezabel se había criado en Tiro y Sidón, inculcándosele una educación propia de los reyes de fenicia, rodeada de riqueza, y posiblemente llegando a ser una sacerdotisa importante del dios Baal, una deidad de la naturaleza que gobernaba la tormenta y la fertilidad. Una infancia de convicciones religiosas profundamente arraigadas en el politeísmo fenicio, un aprendizaje de sus obligaciones como princesa avocada a una vida educada en palacio. Una mujer que debía dominar varios idiomas y también conocía las costumbres de sus pueblos vecinos. La Biblia no menciona nada sobre la niñez de Jezabel, pero la arqueología nos muestra el estilo de vida que la rodeaba. Tampoco existen registros sobre quien fue su madre o si tuvo hermanos, pero sabemos que sus primeros años debieron discurrir en palacio rodeada de riquezas del extremo Oriente y de las tierras exóticas de Egipto y África del Norte.

Mientras Jezabel se criaba en fenicia, Israel coronaba a un antiguo comandante llamado Omrí. Este monarca trasladó su capital de Siquem y Thersa a Samaria y comenzó la construcción de su palacio (I Reyes 16,24)«Y compró el monte de Samaria de Semer por dos talentos de plata: y edificó en él, y llamó Samaria el nombre de la ciudad, que fabricó allí, del nombre de Semer dueño del monte». La arqueología bíblica ha desvelado que el Palacio de Samaria fue construido por Omrí*  , pues fuentes asirias posteriores, llaman al reino del norte “la casa de Omrí”, lo que significa que fue el fundador de su capital.

El palacio de Samaria fue excavado en la primera década del siglo XX y nuevamente estudiado en los años 30 por un equipo de arqueólogos británicos, norteamericanos y judío-palestinos. El yacimiento esta situado en un paisaje de colinas. Los trabajos arqueológicos localizaron un asentamiento preomríta que encaja con la heredad de Semer, mencionada en la Biblia y un opulento palacio alzado sobre la colina, con edificios auxiliares.

Además de sus proyectos de edificación, Omrí quería mantener la paz y estableció alianzas con sus vecinos. La más importante fue con Fenicia. Por aquel entonces, los fenicios necesitaban extender sus rutas comerciales por tierra, e Israel ansiaba tener un acceso hacía la costa para reforzar los intercambios comerciales con las ciudades de la costa de Canaán. Además esta alianza con Fenicia les reforzaba contra la amenaza de los Sirios. Omrí concertó un matrimonio de conveniencia entre su hijo Ajab y la princesa Jezabel. Estos matrimonios políticos eran frecuentes, al igual que lo hacían los egipcios con los hititas, para evitar ir a la guerra.

Pero en la Biblia, la alianza de Omrí con Fenicia casando al heredero de Israel con una princesa extranjera fue sumamente criticado: (I Reyes 16,25):« Y Omrí hizo lo malo delante del Señor, y obró más inicuamente, que todos cuantos le habían precedido.»

Omrí no vio el enlace de Jezabel con su hijo y no pudo acabar las obras del palacio de Samaria. Con su muerte en el 869 a.C., Ajab le sucede al trono y al casarse con Jezabel, ella se convierte en la reina de Israel.

Es muy probable que el pueblo de Israel viera en un principio con buenos ojos este enlace por la situación política anteriormente descrita, pero lo que no sabemos es como se sintió Jezabel. Quizás se vio como una embajadora o quizás nunca quiso abandonar su ciudad natal. Eso no lo sabremos.

Ajab continuó las obras de su padre y acabó la construcción del palacio de Samaria, al que llamaban “la casa de marfil de Ajab” por su gran cantidad de incrustaciones en marfil.(1 Reyes 22,39): «Y el resto de cosas de Ajab, y todo lo que hizo, y la casa de marfil, que labró, y todas las ciudades que edificó…» En las excavaciones arqueológicas en este palacio se han hallado varias placas de marfil talladas con un diseño intrincado y que datan del s.VIII a.C., mostrando motivos sirio-fenicios y egipcios .

Ajab construyó más al Norte, en el valle de Jezrael otro palacio al que posteriormente se trasladaron(1 Reyes 21,1). Efectivamente el yacimiento de Jezrael fue excavado en la década de 1990 por David Ussishkin, de la Universidad de Tel Aviv y John Woodhead, de la British School of Archeology de Jerusalén [3]. Su formación es muy similar a la de Samaria, pero su duración es muy limitada cronológicamente. Entre su contrucción y su destrucción hay un breve lapso de tiempo, lo que anticipa el drama de la historia de Jezabel.

jezabel_baal_a Mientras que el rey estaba inmerso en los asuntos de Estado, Jezabel se ocupaba de adorar a sus dioses de Fenicia, construyendo templos para las deidades extranjeras en el corazón de Samaria (1 Reyes 16,32-33):«Y erigió (Ajab) un altar a Baal en el templo de Baal, que había edificado en Samaria, y plantó un bosque (una Ashera).»

El Instituto Oriental de Chicago, durante las excavaciones llevadas a cabo cerca de Samaria, halló los restos de un templo dedicado a Asertoret que estuvo levantado durante el reinado del rey Ajab. Próximo a este lugar se encontraron recipientes con restos de bebés que habían sido sacrificados en este templo. Este descubrimiento verifica que la adoración a Baal y a Ashera o Astarte era corriente en Samaria durante los tiempos de Jezabel.

Esto causó ofuscación a los líderes religiosos de Israel, quienes veían que esta mujer influía negativamente en Ajab. El empeño de Jezabel en adorar al dios Baal, e introducir sus ritos de culto, entre los que se encontraba la prostitución sagrada, fue para los devotos israelitas una abominación. En pocos años los israelitas se habían convertido al paganismo y Jezabel se había convertido en una amenaza para los profetas de Israel.

La oposición pública de los profetas contra Jezabel fue reprimida duramente por la reina. Para mayor crispación Jezabel trajo 450 sacerdotes para servir al ídolo de Baal y 400 para servir Astarte. Los alimenta y les da alojamiento con dinero público.(1 Reyes 18,19). El levantamiento popular comienza a tomar cuerpo. Los profetas de Israel clamaron públicamente contra ella y ella mandó asesinarlos. Se había convertido en la enemiga de Israel.

Los eruditos identifican el libro primero y segundo de los Reyes como parte de la historia Deuteronomística, atribuida a un autor o a un conjunto de autores y redactores. Cuando Jezabel entra en escena, les proporciona a los redactores de la Biblia una oportunidad perfecta para enseñar una lección religiosa y moral sobre los malos resultados de la idolatría. La figura de Jezabel incorpora todo lo que debe ser eliminado de Israel, para evitar que la pureza del culto a Yahvé sea contaminada .

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En este momento la Biblia nos introduce un personaje salvador, un siervo de Yavhé que libertará a Israel de la idolatría: el profeta “Elías”.

Elías reconoce la amenaza que supone el creciente número de fieles a Jezabel y sabía que la reina había mandado asesinar a sus opositores. De seguir así se extinguiría el culto a Yavhé. Lo primero que hace es dirigir su cólera contra Jezabel y profetiza una gran sequía en la región. (1 Reyes 17,1)«…no caera rocio ni lluvia en estos años, sino según la palabra de mi boca». Si la profecía se cumplía sería Yavhé y no Baal el verdadero dios que dirige la naturaleza y los fenómenos atmosféricos. Entonces llegó una sequía que duró tres años y medio y no habiendo cedido Jezabel, Elías reta públicamente en el monte Carmelo a los 450 profetas de Baal y a los 400 sacerdotes de Astarté, que estaban al mando de la reina.

La Biblia cuenta con detalle este duelo: Los sacerdotes de Baal cogen un buey trozeado y los ponen sobre leña, e invocan a su dios, pero la pira no se enciende por si sola. Elías edifica un altar a Yavhé, pone sobre la leña un buey trozeado y orando cae un fuego que devora el holocausto. El pueblo queda convencido de que Yavhé es el verdadero Dios y Elías manda matar a los profetas de Baal.

Enseguida que Jezabel tuvo noticias de lo sucedido, condena a Elías a muerte. A Elías no le queda más remedio que huir al monte Horeb. Elías había conseguido dividir religiosamente al pueblo, pero necesitaba un militar que acaudillase la revolución contra la reina.

En ese periodo los sirios atacaron, el rey Ajab fue a la guerra, y Jezabel se hizo cargo del trono. Finalmente Ajab pacta con los sirios para enfrentarse a los asirios y la paz vuelve provisionalmente a Israel. Existen interesantes descubrimientos en el mundo de la arqueología en relación con el Rey Ajab y los hechos que rodearon su vida. Se ha encontrado un sello que le menciona de la siguiente manera: «Perteneciente a Ushna siervo de Ajab”. Se trata de un sello con forma escaraboide, con una gran influencia egipcia en su diseño y forma. La inscripción está escrita en hebreo antiguo.

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A este monarca también se le cita en textos asirios. En una inscripción que relata la batalla de Qarqar (853 a.C.), entre Ajab y su enemigo, el Rey Salmanassar III de Asiria (859-824 a.C.) [6]. En esta inscripción se ha conservado la relación del orden de batalla de los ejércitos aliados que combatieron contra él: “Hadadezer(Bar-Hadad II) de Damasco:1.200 carros de guerra, 1.200 jinetes, 10.000 infantes; Irhuleni de Hamath: 700 carros de guerra, 700 Jinetes, 10.000 infantes; Ajab, el Israelita:2.000 carros de guerra, 10.000 infantes; Que: 500 infantes; 1000 soldados de Musri (probablemente un estado de Siria o Egipto); Arqad:10 carros, 10.000 soldados; Arvard:200 soldados; Usanata (Usnu):200 soldados; Shian:30 carros y 10.000 infantes;1.000 (.?) soldados de Amnon; Gindibu el árabe:1.000 camelleros.” [7]. Este documento asirio menciona a Ajab y deja constancia del tamaño de su ejército.

Por otra parte tenemos la estela de Mesha, rey de Moab, descubierta en 1868 al Este del Mar Muerto; mide 1,13 metros de altura y tiene una anchura de 70 cm; lleva una inscripción de 34 líneas y data aproximadamente del 850-840 a.C. En esta podemos leer otra posible referencia a Ajab: » Omrí era rey de Israel y oprimió Moab durante numerosos días (…) y su hijo le sucedió y el dijo: Oprimiré a Moab » [8]

La narración bíblica continua con un último episodio dramático que será crucial para el fatal desenlace. El rey Ajab, mucho más mayor de edad que su esposa, desea una viña contigua a su palacio de Jezrael, que es de propiedad de Naboth.

Ajab le ofrece al dueño otra viña mejor o el dinero que le pida, pero Naboth se niega. Ajab se deprime y todo el palacio se da cuenta. El rey le cuenta su frustación a su mujer y Jezabel le asegura que ella le conseguirá la viña de Naboth. Jezabel se disgusta por la debilidad del rey en un asunto interno o administrativo; teniéndose en cuenta que Ajab era el rey de Israel y que ella conocía como debía actuarse en fenicia en estos casos. Jezabel escribió una carta en nombre de Ajab, y sellóla con su anillo, y la envió a los ancianos y principales, que había en la ciudad de Naboth, y que moraban con él. (1 Reyes 21,8). En la carta les ordenaba que inculpasen a Naboth por traición y que lo condenasen a muerte. Sus órdenes se cumplieron, lo apedrearon y lo matarón. La arqueología bíblica ha encontrado un sello que perteneció a la propia Jezabel. Este sello tiene inscritas las letras JZBL.

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Sello de Jezabel: (1 Reyes 21,8):”Escribió pues una carta en nombre de Ajab, y sellóla con su anillo”

La conspiración contra Naboth había dado resultado. Jezabel había levantado su mano contra un inocente y aquello hizo volver al profeta Elías. Jezabel aparece en la Biblia como una déspota, que haría cualquier cosa por mantener su autoridad y hacerse con el reino. Sin embargo, los detalles de la historia no siempre nos muestran la realidad tal y como nos lo cuenta la Biblia. Cuando hay varias personas inmiscuidas en un complot, puede haber uno que se rebele y cuente lo que el artífice de la conspiración está haciendo, haga saltar la alarma y fruste los planes. Pero curiosamente aquí nadie lo hizo y nos podemos preguntar si fue la propia Jezabel la víctima de esa conspiración. Elías, ya había convencido a Jehú, un general del ejército de Ajab, para que se rebelase contra la actual monarquía y acabase con Jezabel. Todo era cuestión de tiempo.

Tras la muerte de Naboth, el rey entró en su viña y Elías salió a su encuentro. Lo que entonces hace Elías es tirar sobre él y Jezabel una terrible maldición: (1 Reyes 21,19)«Mataste y además poseíste. En este lugar, en que lamieron los perros la sangre de Naboth, lamerán también la sangre tuya» y de Jezabel dijo: « Los perros comerán a Jezabel en el campo de Jezrael», «Si muriere Ajab en la ciudad le comerán los perros, y si muriere en el campo, le comerán las aves del cielo.»

Posteriormente a este acontecimiento Siria rompe su alianza con Israel y Ajab vuelve al campo de batalla, pero esta vez muere en la guerra, herido gravemente por una flecha que le atraviesa entre el pulmón y el estómago.(1 Reyes 22,34-35).

jezabel_3_a-e1315975060939 Tras la muerte de Ajab, le sucede su hijo Ochozias, pero a los dos años muere y Joram su hermano menor, le sucede al trono, pero Jezabel en todo este tiempo sería quien reinará a la sombra. La muerte de Ajab fue el principio del golpe de estado contra la casa de Omrí. El general Jehú aprovecho la oportunidad y se hizo con las tropas, mató a Joram, y encabezó una revolución para hacerse con el reino de Israel. Jehú se encaminó al palacio de Jezrael.

Hay un diálogo entre Jehú y Joram que marcará para siempre a Jezabel a lo largo de la historia como una prostituta. En 2 Reyes 9, 22 Joram le dice a Jehú: ”¿Jehú, hay paz?, más el respondió:¿ Qué paz?, las fornicaciones de Jezabel tu madre, y sus muchos encantamientos están en su vigor”.

Aquello convirtió a Jezabel, la reina más demonizada por la Biblia, en una prostituta. Un ejemplo de esa demonización es La película de 1938 “Jezebel”, protagonizada por Bette Davis donde una tentadora y destructiva Jezabel conduce a un hombre a su muerte. Pero la arqueología nos dice que esta reina no fue lo que la Biblia denuncia. Jezabel fue una patriota fenicia, una mujer fiel a sus propios ideales, que siguió las enseñanzas de su padre y lucho por sus creencias, sin importarle las consecuencias. Fue una mujer fuerte y valiente, contracorriente, que quiso instaurar el culto de sus dioses en un país extranjero y no se dejó pisotear por los sectores más Yavhistas de Israel. Una mujer que dejó su país, para cumplir el mandamiento de su padre y llevar la paz entre Fenicia e Israel. Jezabel fue una esposa leal, fue la mano derecha del rey y fue una Cleopatra fenicia que lucho con dignidad hasta el final.

Su muerte, cruelmente descrita en la Biblia, es un drama histórico, pero que tuvo consecuencias nefastas para el reino. La Biblia dice que cuando Jezabel oyó que Jehú había entrado en Jezrael, se pintó los ojos con khol, y se adornó la cabeza, y salió a la ventana para insultarle. Se había maquillado para morir dignamente y enfrentase a la muerte con valentía.

Las excavaciones en las ruinas del palacio de Samaria, realizadas por la Universidad de Harvard, mostraron una habitación en la que se descubrieron pequeñas cajas de piedra con las que Jezabel, mezclaba sus cosméticos. Las cajas tenían varios pequeños agujeros en los que depositar colores y un hundimiento en medio para realizar la mezcla.

Jehú, mandó a unos eunucos que la tiraran desde su ventana y (2 Reyes 9, 33-37)«quedó salpicada la pared con la sangre y pisáronla los pies de los caballos»

«Y habiendo entrado para comer, y beber, dijó(Jehú): Ir a ver a aquella maldita, y enterradla, que al fin es hija de rey».

«Y habiendo ido a enterrarla, no hallaron sino su calavera, y los pies, y la extremidad de las manos.» Y volviendo, le dieron el aviso. Y dijo Jehú: La palabra del Señor es, que habló por su siervo Elías Thesbita, diciendo: «En el campo de Jezrael comeran los perros las carnes de Jezabel. Y serán las carnes de Jezabel en el campo de Jezrael como el estiércol sobre la haz de la tierra, en tanto extremo, que dirán los que pasen:¿ Es esta aquella Jezabel?».

muerte_jezabel_a Al margen de la crueldad de esta muerte, la Asociación británica para la antropología biológica y la osteoarqueología afirma que estos versículos son el primer testimonio documentado en la que unos restos humanos son útilmente valorados para un reconocimiento del cadáver.

La reina más odiada de Israel había caído (842 a.C.), pero su muerte traería consecuencias nefastas. Fenicia y otras naciones, impactados por el asesinato de Jezabel, rompieron la alianza con Israel y retiraron sus relaciones comerciales. Muy pronto Siria conquistó gran parte del reino del Norte. El reino de Israel se estaba acercando a su fin inevitable, su destrucción.

Nota

*Sexto rey de Israel (885-874 a.C.). Tal personaje, probablemente de origen árabe y no israelita, aunque se le considera también de la tribu de Isachar, fue primero jefe militar y luego, a la muerte de Elá, que había sido asesinado por Zimri (un usurpador que únicamente reinó siete días), y después de una serie de luchas contra Tibni (otro aspirante al trono), fue proclamado rey.

Su habilidad política quedó reflejada incluso en las fuentes asirias de Adad-nirari III, Tiglat-Pileser III, Salmanasar III y Sargón II, en las cuales se alude a Israel y al soberano de turno como mar Khumri (‘hijo de Omrí’), bit Khumri (‘casa de Omrí’) y mat Khumri (‘país de Omrí’). Tras residir seis años en Tirsah, pasó a fijar su capital en Samaría, desde donde supo pactar con Judá en el contencioso de las fronteras entre ambos reinos.

Para defenderse de los arameos, estableció alianza con diferentes ciudades fenicias de la que se derivó un comercio activísimo. Tal alianza tuvo su concreción en el matrimonio de su hijo Acab con Jezabel, hija del rey de Tiro y Sidón Itthobaal I. Sin embargo, hubo de ceder a los arameos varias ciudades de la Transjordania e incluso tolerar la existencia en Samaría de barrios especiales para los comerciantes arameos.

Asimismo, según indica la Estela de Mesha (hoy en el Museo del Louvre), luchó contra Moab, región a la que le arrebató el territorio de Madaba, lo que le permitió cobrar tributo en las vías comerciales que atravesaban aquel territorio. Omrí fue sucedido por su hijo Acab.

Referencias:
Instituto de Estudios Arqueológicos Bíblicos
Los Omrides odiados por la Biblia…¿Por qué?- Israel Finkelstein, Jaime Zamorano y Ronny Reich
La Biblia Desenterrada-Israel Finkelstein y Neil Asher Silberman
Biblia Scio de San Miguel.
Las batallas de la Biblia.-Chaim Herzog y Mordechai Gichon
Salomón:Entre la realidad y el Mito.-Javier Alonso López
Biografy.-Canal de Historia.-Jezabel.
Jezebel, Phoenician Queen of Israel.

Gerardo Jofre

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