AsiriaBabiloniaCulturaHistoriaMedio OrienteReligiónSumer

Akitu – El año nuevo Sumerio

La importancia de los festivales en el mundo antiguo, sin lugar a dudas se puede ver reflejada en el festival del Año Nuevo en la antigua Sumeria.

Una región histórica de Oriente Medio, parte sur de la antigua Mesopotamia, entre las planicies aluviales de los ríos Éufrates y Tigris. La civilización sumeria está considerada como la primera civilización del mundo. Aunque la procedencia de sus habitantes, los sumerios, es incierta, existen numerosas hipótesis sobre sus orígenes, siendo la más aceptada actualmente la que argumenta que no habría ocurrido ninguna ruptura cultural con el período de Uruk, lo que descartaría factores externos, como podían ser invasiones o migraciones desde otros territorios lejanos.

    • El término «sumerio» también se aplica a todos los hablantes de la lengua sumeria. En dicha lengua, esta región era denominada Kengi (ki), equivalente al acadio mat Sumeri, esto es, «tierra de Súmer».


Festival de AKITU y el comienzo de un nuevo año

Es conocido como el festival AKITU, celebrado en Babilonia y otras ciudades importantes como el centro de culto de la ANU, URUK del 1 al 10 del mes de NISÁN. Su traducción haría mención a la creación de la vida en la tierra. La celebración coincidía con el 21 de marzo, ( según el calendario gregoriano) , la llegada de la primavera y culminaba el 1 de Abril con la llegada de un nuevo año.

    • Akitu o Zagmuk (término acádico del sumerio, Akītum, ezen á-ki-tum, akiti-šekinku (á-ki-ti-še-gur-ku) «corte de cebada», akiti-šununum «siembra de cebada», babilonio, akitu, también rêš-šattim «cabeza o comienzo del año»), fue una fiesta de primavera en la Antigua Mesopotamia.
    • Su nombre proviene del sumerio, para «cebada«, y originalmente marcaba dos festivales que se celebraban al comienzo de cada uno de los dos medios años del calendario sumerio, con motivo de la siembra de cebada en el otoño y el corte de la cebada en la primavera. La religión babilónica llegó a dedicarla a la victoria de Marduk sobre Tiamat.

En Oriente Próximo, también aparece desde la antigüedad la noción de que los dioses determinan el destino de todos los seres, incluidos los humanos, cada vez que se alcanza un Año Nuevo. En esa fecha, dictamina la suerte que han de correr en los meses venideros hasta el próximo año. Se evoca el ciclo del eterno retorno, que tiene analogías en innumerables culturas y que en Babilonia queda reflejado en la fiesta Akitu.

Akitu babilónica

La fiesta babilónica tradicionalmente comenzaba entre el 21 del mes Adar y el 1 del Nisannu, considerado el primer mes del año (equivalente a marzo-abril del calendario gregoriano). Duraba doce días, comprendiendo complejos rituales.

Del primero al tercer día

El sacerdote del templo Ésagila (casa de Marduk), recitaría oraciones tristes con otros sacerdotes y el pueblo respondería con oraciones igualmente tristes que expresarían el temor de la humanidad a lo desconocido. Este miedo a lo desconocido explica por qué el sumo sacerdote encabezaría desde la Esagila la petición diaria de perdón a Marduk, rogándole que protegiese a Babilonia, su ciudad santa. Esta oración era llamada «El Secreto de Esagila».

Cuarto día

Se seguirían los mismos rituales de los tres días anteriores y luego, por la noche, se recitaría la «Epopeya de la Creación», Enuma Elish, que cuenta la historia de cómo se crearon el universo y las estaciones del año, y cómo, a continuación, todos los dioses se reunían (mediante la colocación de sus estatuas juntas), ante el dios Marduk después de su victoria sobre Tiamat. La recitación de esta epopeya era considerada como el inicio de los preparativos para la sumisión del rey de Babilonia ante Marduk durante el quinto día de Akitu.

Séptimo día

Al tercer día de su encarcelamiento Nabu liberará a Marduk. Los dioses malignos le habían encerrado con una enorme puerta. Marduk estaría luchando hasta la llegada de Nabu, cuando rompería esa puerta y se produciría una batalla de la que finalmente, Nabu saldría victorioso y liberaría a Marduk.

Octavo día

Cuando Marduk es liberado, las estatuas de los dioses son reunidas en el Salón de los Destinos, «Ubshu-Ukkina», para deliberar su destino. Allí se decide unir todas las fuerzas de los dioses y otorgarlas a Marduk. Aquí, el rey implora a todos los dioses que apoyen y honren a Marduk, siendo esta tradición la indicación de que Marduk recibió la sumisión de todos los dioses y fue único en su posición y dominio.

Noveno día

Procesión victoriosa hacia la «Bit Akitu» («Casa de Akitu»), donde se celebraba la victoria de Marduk al principio de la Creación sobre el dragón Tiamat (diosa de las aguas inferiores). La Casa de Akitu que los asirios de Nínive llamaban «Bet Ekribi» («Casa de Oraciones» en antiguo asirio), estaba a unos 200 metros fuera de las murallas de la ciudad, donde había maravillosos árboles decorados y regados cuidadosamente por respeto al dios que estaba considerado como el único que otorgaba naturaleza a la vida. La procesión triunfal era la forma en que la población expresaba su alegría a Marduk (Assur para los asirios, que le habría sustituido). por la renovación de su poder y la destrucción de las fuerzas del mal que casi controlaban la vida en el principio.

Día décimo

Al llegar a «Bet Akitu», el dios Marduk comenzaba la celebración, tanto con los dioses del mundo inferior, como con los del superior (las estatuas de los dioses se organizaban en torno a una gran mesa, como en un banquete), y luego Marduk volvía a la ciudad por la noche para celebrar su matrimonio con la diosa Ishtar, donde la tierra y el cielo se unen, y como los dioses se unieron, así fue esta unión dispuesta en la tierra. De este modo, el rey personifica este matrimonio sagrado, jugando el papel de casarse con la más alta sacerdotisa del Esagila (hieródula que representaría a la diosa), donde permanecerían sentados en el trono ante la población y recitarían poemas específicos para la ocasión. Este amor traerá consigo la vida durante la primavera.

Día undécimo

Los dioses regresaban acompañados de su Señor Marduk (Assur), para reunirse de nuevo en el Salón de los Destinos «Upshu Ukkina», donde se reunieron por primera vez en el octavo día, y donde esta vez se decidirá el destino del pueblo de Marduk (Assur). En la antigua filosofía asiria de la Creación, en general, se consideraba como un pacto entre el cielo y la tierra, siempre y cuando los seres humanos sirvan a los dioses hasta su muerte, por lo que, la felicidad de los dioses no es completa, salvo que los humanos sean felices también. El destino de los seres humanos sería dar la felicidad con la condición de que sirvan a los dioses. Así, Marduk y los dioses renovarían su pacto con Babilonia y luego volverían a su casa superior (cielo).

Día duodécimo

Último día de Akitu. Los dioses regresaban al templo de Marduk (las estatuas volvían al templo), y se reanudaba la vida cotidiana en Babilonia, Nínive, y el resto de las ciudades asirias.

    • La fiesta también fue adoptada en la Asiria de la Edad del Hierro. El rey Senaquerib en el 683 a. C. construyó una «Casa de Akitu» fuera de las murallas de Assur. Otra «Casa de Akitu» fue construida en las afueras de Nínive.

Mitología Comparada

Marduk en el mito de la fiesta Akitu, se conserva en el llamado en inglés Marduk Ordeal Text (KAR 143). Aquí, Marduk aparece como una deidad de vida, muerte y resurrección, lo que refleja el origen agrario de la fiesta basado en el ciclo de siembra y cosecha. Está prisionero en el inframundo hasta que sube de nuevo al tercer día. El obvio paralelismo con la muerte y resurrección de Cristo celebrada en la Pascua cristiana se ha observado hace tiempo, y elaborada en detalle por Zimmern en su editio princeps de 1918.

    • Pallis, en 1926 rechazó algunos de los paralelismos cristológicos señalados por Zimmern, pero siguió insistiendo en que la muerte de Marduk, los lamentos sobre él, su posterior renacimiento y el regocijo por su resurrección está entre uno de los modelos de Oriente Próximo para la mitología comparada de Jesucristo.

El tema de la muerte joven (cosecha/vegetal), de un dios (común en todo el Oriente Medio), también se refleja en las leyendas de Tammuz y de ello se hace referencia en la Biblia como «la mujer que llora a Tammuz», incluso en el templo del dios hebreo.


Legado

La fiesta Akitu se continuó celebrando a lo largo del período seléucida y durante el Imperio Romano. A principios del siglo III, todavía se seguía celebrando en Emesa, Siria, en honor del dios Elagabal. El emperador romano Heliogábalo (r. 218-222), que era de origen sirio, incluso introdujo la fiesta en Italia (Herodiano, Historia de Roma, 5.6).

Fiestas de primavera contemporáneas en el Oriente Próximo

Los iraníes celebran tradicionalmente el 21 de marzo como Noruz («Día Nuevo»). Ja b-Nissan es el nombre de la fiesta de la primavera entre los asirios que se celebra el 1 de abril, como correspondiente al inicio del calendario asirio. El nombre acadio Akitu ha sido reintroducido en el Asirianismo, cayendo el 1 de Nisan del «calendario asirio», introducido en la década de 1950, que se corresponde con el 1 de abril del calendario gregoriano.

Con información de Joannés (F.), (Dir.), Rendre la justice en Mésopotamie, Archives Judiciaires du Proche-Orient Ancien (IIIE-Ier Millénaires Avant J.-C).

©2019-paginasarabes®

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

cuatro + 5 =

La moderación de comentarios está activada. Su comentario podría tardar cierto tiempo en aparecer.