Los mensajes ocultos de la Alhambra
La propaganda es una constante del poder. En la España del siglo XIII, la dinastía nazarí hacía uso de ella a pleno pulmón. Además, contaba con un soporte extraordinario: los muros, columnas, arcos, fuentes y techos de la Alhambra. El resultado de ese ejercicio intenso de propaganda es que gran parte de las 10.000 inscripciones epigráficas que adornan la ciudad nazarí, frente a lo que se creía, no son bellos poemas ni piadosos versículos del Corán. Los epigramas más frecuentes relatan las hazañas y conquistas de los sultanes, la excelencia de sus construcciones y, por encima de todo, aquellos que contienen la leyenda “Wa-la galib illa Allah”, el lema de la dinastía nazarí que significa “No hay más vencedor que Alá”. Para los lectores de la época, aquello era, sobre todo, un recordatorio de quién les gobernaba.
Esa es una de las conclusiones a las que ha llegado el arabista e investigador científico de la Escuela de Estudios Árabes del CSIC Juan Castilla Brazales, quien, al frente de un equipo de una docena de personas, ha catalogado esas 10.000 inscripciones. El proceso ha supuesto localizar, traducir, vincular con leyendas similares, fotografiar y dibujar todas y cada una de ellas, realizadas sobre tres tipos de materiales: madera, yeso y piedra. Castilla ha completado un trabajo laborioso. “Es difícil encontrar en la Alhambra espacios libres de decoración; incluso los mocárabes, esas construcciones a base de prismas, incluyen a veces una inscripción en cada cara de esos prismas. He pasado horas buscando epigramas en el techo con los prismáticos”, recuerda.
Cúfico geométrico
Las inscripciones epigráficas de la Alhambra están escritas en árabe clásico pero son difíciles de leer para un lector árabe actual. “Es una caligrafía ornamental y además contiene ingredientes que dificultan su lectura”, cuenta Juan Castilla, “como ciertos adornos en la grafía y ornamentos florales”.
Tres son los tipos de letra usadas. La cúfica, de Kufa (Irak) fue la primera. Utilizada para copiar el Corán, se consideró letra sagrada. Fue sustituida por la cursiva hasta que los artesanos granadinos crearon la cúfico geométrico, “de una madurez creativa que nos sitúa ante una de las producciones estéticas más acertadas de cuantas aportaron los andalusíes al arte islámico”, concluye Castilla.
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Herramienta publicitaria
La decoración árabe, al contrario que aquella de los palacios y catedrales europeas, renuncia a las figuras humanas y animales. Por ello, para la ornamentación de la ciudad nazarí los constructores recurrieron a formas geométricas y vegetales y, “en ausencia de unas artes plásticas desarrolladas, a la caligrafía”, explica Castilla. “La Alhambra no está plagada de poemas ni de citas coránicas porque uno de los principales objetivos de esta decoración es el refuerzo de la identidad. Es también una herramienta publicitaria”. Son frecuentes las jaculatorias en honor del dios musulmán, como “Gratitud a Alá” o “La gloria es de Alá”; a continuación, las votivas, epígrafes muy breves —de una o dos palabras— sobre conceptos abstractos como felicidad, gloria o bendición y las que ensalzan al monarca. Finalmente, inscripciones coránicas de más o menos extensión y leyendas poéticas.
La investigación de Juan Castilla y su equipo pone punto final a un trabajo que se inició hace 500 años. Tras la toma de Granada por los cristianos, la Alhambra se convirtió, también, en un espacio de visita y con ello, comenzó la curiosidad de estos visitantes por conocer el significado de los escritos. Pero esa tarea se había acometido solo parcialmente; únicamente se habían traducido los poemas, dejando de lado los epigramas de menor tamaño e importancia.
Una labor exhaustiva
Los primeros versos los tradujo, cuenta Castilla, el médico y morisco granadino Alonso del Castillo en 1564. El experto concluye ahora aquel trabajo y tantos otros “con una perspectiva diferente: la exhaustividad”. “No me conformé con las inscripciones que estaban a la vista, busqué en todos los sitios”, comenta. Así, ha encontrado inscripciones en estancias subterráneas, peldaños e incluso en material de derrumbe apilado durante siglos… A la pregunta de si existe algún criterio que determine la asociación entre cada inscripción y su ubicación, el investigador explica que cada sultán trataba de dejar su impronta y, efectivamente, los espacios se diseñaban seleccionando los epigramas. A veces se creaban citas para la ocasión y, en ciertos casos, se usaban fragmentos de textos ya existentes.
La catalogación ha sido recogida en Corpus Epigráfico de la Alhambra, una edición bilingüe de ocho libros-DVD interactivos que permiten al usuario conocer el detalle de todas las inscripciones: localización, traducción, fotografía, dibujo, contexto. La Unión de Editoriales Universitarias Españolas acaba de otorgar a esta obra el premio a la mejor edición nacional realizada en formato digital. Reynaldo Fernández, director del Patronato de la Alhambra y el Generalife, editor de la obra, anuncia que espera poner a disposición del público los últimos dos libros-DVD en el primer semestre del año próximo. La Alhambra tendrá, entonces, 10.000 secretos menos.
Versos de los epígramas de la Alhambra
Versos 2 y 3 del poema de la Fuente de los Leones de Ibn Zamrak
«Pues, ¿acaso no hay en este jardín maravillas que Dios ha hecho incomparables en su hermosura y una escultura de perlas de transparente claridad, cuyos bordes se decoran con orla de aljófar?»
Versos 3 y 4 del poema de la Torre de la Cautiva de Ibn al-Yayyab
«La Alhambra se ha adornado con ella de tal suerte que resplandece con la belleza de sus adornos y es una flor para quien la huele. Calahorra a la que sostienen las estrellas del espacio en la esfera celeste y la cruzan [las Pléyades y Piscis]».
Verso 14 del poema de la Sala de Dos Hermanas de Ibn Zamrak
«¡Qué arcos hay por encima, sostenidos por columnas, de luz engalanadas…»
Verso 4 del poema del Patio de Arrayanes de Ibn Zamrak
«A espada y a la fuerza en Algeciras entraste, abriendo puerta antes cerrada».
Por Javier Arroyo
Con información de:El País
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