Muhyi-l-Din Ibn Arabi y el sufismo
«Hazme entrar, oh Señor, en las profundidades del Océano de tu unidad infinita»: tales eran las palabras con las que empezaba una oración que acostumbraba a decir el gran sufí andaluz Muhyi-l-Din Ibn Arabi; y en sus tratados, los sufíes han hecho siempre repetida mención de ese «Océano» que servía también de referencia simbólica al Término hacia el que su camino les conducía. Sobre la base de este símbolo y como respuesta a la pregunta: «¿qué es el sufismo?» empezaremos, pues, por decir: de vez en cuando, una Revelación «fluye» como una marea procedente del Océano de Infinitud hacia las costas de nuestro mundo finito; y el sufismo es la vocación, la disciplina y la ciencia que permiten sumergirse en el reflujo de una de esas olas y ser devuelto con ella a su Fuente eterna e infinita.
«De vez en cuando»: hay aquí una simplificación que requiere un comentario; en efecto, como no hay una medida común entre el origen y el destino de una ola así, su temporalidad está obligada a participar, misteriosamente, de lo Eterno, exactamente como lo finito debe participar de lo Infinito. Siendo de orden temporal, debe alcanzar este mundo en un determinado momento de la historia; pero, en cierto sentido, ese momento escapará al tiempo. Mejor que mil meses: eso es lo que dice la Revelación islámica de la noche de su propia venida. Debe también haber un final que corresponda al comienzo; pero ese final estará demasiado alejado para ser humanamente previsible. Las instituciones divinas están hechas para siempre. Otra huella que el eterno presente ha dejado impresa en esta Revelación, es que no cesa de fluir y refluir, en el sentido de que forma un flujo y un reflujo para todo individuo dentro de su área de influencia.
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