Quien se alimente con dátiles engendra felicidad
La palabra dátil nos llega del catalán dàtil, éste del latín dactylus, y éste del griego δaκτυλος, propiamente, ‘dedo’, por su forma. El dátil tiene fama de antiafrodisíaco entre los pueblos del norte de África, pero en cambio en la medicina profética se le atribuye, al contrario, capacidad de aumentar el poder sexual, especialmente cuando se combina con piñones.
Dicen los árabes que los dátiles tienen tantos usos como días del año. La literatura dedicada a su historia y romance es voluminosa. El dátil forma parte de la comida básica de las tribus nómadas que habitan los desiertos árabes. Por su gran riqueza energética y fácil transporte ha sido durante siglos la comida esencial de las tribus de Tuaregs, que viajaban a través del desierto, tanto el Saudita como el Sáhara. Se dice que un beduino resiste tres días de marcha en el desierto con un dátil: “En el primero come la piel, en el segundo el fruto, en el tercero el hueso”. Su expansión se la debemos a los países árabes, que hicieron de la cuenca mediterránea, la cuna de los mejores dátiles, de la que existen unas 100 variedades, como la Palmera Canaria (Phoenix canariensis), la Medjoul, la Hayani, la Zahidi, la Halowi, etc.
El dátil está íntimamente ligado a la historia, la cultura y la dieta alimenticia de los pueblos islámicos, que lo consumen masivamente durante todo el año, especialmente durante el mes del Ramadán. Probablemente son los dátiles lo único que asemeja a todas y cada una de las mesas de los que hacen el ayuno de Ramadán. Es un alimento simbólico del Ramadán, pues la tradición reza que el profeta Muhammad (BPD) rompía el ayuno tomando un dátil, costumbre atribuible a una de las cualidades más precisas al Profeta del Islam, la austeridad.
Una antigua costumbre (Tahnikah) establecida entre los padres musulmanes, es poner un pedazo de dátil bien masticado en la boca del recién nacido. Ésto se realiza colocando el dátil en un dedo y luego frotando éste de derecha a izquierda en el paladar del niño. Varios hadices informan sobre esta práctica utilizada por el Profeta (BPD) al tiempo que les daba su nombre a los recién nacidos.
En la actualidad diferentes estudios han comprobado que poner una sustancia dulce dentro de la boca de los bebés recién nacidos tiene beneficios, entre ellos, reduce dramáticamente la sensación de dolor y el ritmo cardiaco.
Dátiles Sabor e Historia de César Justel
El dátil debió llegar a España con los fenicios. Hace más de 2.500 años los pobladores de Elche ya conocían y empleaban la palmera datilera porque se han encontrado semillas de dátil fosilizadas en la Cueva de los Tiestos de Jumilla, a 35 Km de Elche. Pero fueron los árabes, en el siglo X, quienes crearon el actual paisaje ilicitano. El palmeral tiene más de 500 hectáreas con un total de 200.000 ejemplares. Hay unas 2.800 especies distintas de palmeras y la de Elche es la primera de porte arbóreo «domesticada» por el hombre. Es un paisaje único, que la UNESCO declaró Patrimonio de la Humanidad en noviembre de 2.000. Vale la pena recorrerlo y hay unas cuentas rutas aconsejables, además de centros de investigación y un museo que Elche mantiene abiertos -con toda suerte de ofertas interactivas para el visitante curioso- que descubren los secretos de las palmeras.
El dátil madura de octubre a diciembre, mientras que las palmas blancas, que se reservan para la Semana Santa, se recubren ahora con una especie de cucurucho para que no les dé el sol. Antes la palma servía para hacer cestos, sombreros o escobas. Hoy se emplea casi exclusivamente para las famosas palmas de Ramos. La palma blanca de Elche se exporta a numerosos países y es la que lleva el Papa todos los Domingos de Ramos.
La ruta de las palmeras
El dátil es el fruto de la palmera datilera. Suelen colgar de dos o tres ramas de las que penden racimos con cientos de frutos, que cuando maduran adquieren ese color ambarino característico. Son auténticas «bombas» minerales, especialmente cargadas de hierro, calcio, potasio y algo de la saludable vitamina B1. El dátil de Elche es alargado y tiene fama por su sabor dulce, obteniéndose con él un apreciado licor. Aunque es frecuente consumirlo solo o amasado en un característico «pan», los dátiles tienen diferentes aplicaciones en la cocina, y no únicamente como postres o tentempiés. De hecho, los «chefs» españoles más famosos lo utilizan cada vez más en diferentes preparaciones. Una forma de ofrecerlo es en ensaladas y le da especial realce a los rellenos y a las guarniciones. El dátil se deja secar al sol en el mismo árbol y luego se recolecta. Para subir a la palmera hace falta gran habilidad y la operación se sigue realizando con cuerdas que se sujetan al tronco. Todo un espectáculo.
El dátil ha sido tradicionalmente un alimento básico en Argelia, Marruecos, Túnez, Egipto, Sudán, Arabia e Irán.
En el mundo árabe, ante cualquier resfriado o problema pulmonar, se les hierve con leche y se le añade una cucharada de miel, para aliviar, ya que combinados con leche son una importante fuente nutricional. Los dátiles con vino austero se usa para los flujos del vientre y para las menstruaciones demasiado abundantes. La pócima resultante de dejar los dátiles en remojo en agua de miel durante unos días, es un buen remedio para los convalecientes y los que están muy débiles. Tanto el fruto como la semilla son buenos para el corazón.
Son especialmente calóricos si se les fríe enrollados en tocino casi crujiente, o con piel de calabacín, que también quedará crujiente o rellenos de una mezcla de queso fresco y albahaca, o con queso azul y almendra picada,…
Dátiles en leche
Por cada 100 gramos de dátiles secos, 4 vasos de leche y 2 cucharadas de azúcar.
Preparación : Lave los dátiles, colóquelos en un bol y derrame sobre ellos la leche hirviendo y déjelos así por una hora para que se hinchen. Luego agregue el azúcar necesaria, revuelva, y métalo en el horno previamente caliente (160°C) hasta que se le forme una natilla dorada (la leche no debe hervir). Se puede servir tanto caliente como frío.
La fruta, debido a su contenido en tanino, se usa medicinalmente como astringente y detersivo en problemas intestinales. En forma de infusión, de cocción, sirope o en pasta, se administra como tratamiento para el dolor de garganta, resfríos, catarro bronquial. Se toma para aliviar la fiebre, cistitis, gonorrea, edema, problemas hepáticos y abdominales. Y se dice que es buena para contrarrestar la intoxicación por alcohol.
Una goma que exuda el tronco herido, en la India se emplea para el tratamiento de la diarrea y enfermedades genito-urinario. Es diurética y demulcente. Las raíces se usan contra dolor de muelas. El polen se obtiene un principio estrogénicos, estrona, y tiene un efecto gonadotrópico en ratas jóvenes.
Los dátiles blandos y secos se comen directamente, o bien extraída la semilla y luego rellenos, o cortados para ser utilizados en una gran variedad de formas: con cereales, en leche, pan, pasteles, galletas, helados, golosinas o barras acarameladas. Los cortes puede hacerse ya sea en fábricas de trituración y cribado de los frutos o, con más sofisticación, por extracción de la semilla, dejando la fruta entera. Los cálices pueden ser eliminados también mecánicamente. Los superávit de dátiles se utilizan para prensar en cubos, o hacer: pastas, jaleas, en polvo (azúcar de dátil), mermeladas, jugos, siropes, vinagre o alcohol. El jugo de dátil decolorado y filtrado produce una solución clara de azúcar invertido. Libia es el principal productor de sirope y alcohol de dátil.
Las frutas cortadas y deshidratadas se muelen y mezclan con granos para formar un pienso muy nutritivo.
En el norte de Nigeria, los dátiles y los pimientos se añaden a la cerveza nativa y se cree que así es menos intoxicante.
Las hojas tiernas se cocen para comerse como un vegetal, de este modo se consumen también la yema terminal y el corazón de la palma, aunque su eliminación produce la muerte de la palma.
En la India, las semillas se asan y muelen para usarlas como adulterante del café. Las semillas finamente molidas se mezclan con la harina para hacer pan en tiempos de escasez.
Y por último recordemos que la miel a la que refieren la Biblia y la Torá, no era de abeja… sino de dátiles.
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