DDHHImperialismoMarruecosPaíses y RegionesPoliticaRepública Árabe Democrática Saharahui

Marruecos tiraba napalm sobre el Sahara y España miraba a otro lado

Militar jubilado amigo del pueblo saharaui. Coronel de Infantería retirado y licenciado en Derecho de 71 años, estuvo destinado al Sahara español entre 1965 y 1969, una experiencia que le marcó profundamente. Condena el papel de España en el eterno conflicto.

Tòfol Fuster, fotografiado la pasada semana en Portals. J.Frau
Tòfol Fuster, fotografiado la pasada semana en Portals. J.Frau

¿Cómo empezó su relación con el pueblo saharaui?

En el año 1965, cuando tenía 22 años, fui destinado al Sahara como teniente y estuve cuatro años viviendo allí. Me hacía mucha ilusión. Fue un choque muy fuerte. Ellos son nómadas, gente que se mueve de un sitio a otro. Yo estaba en una unidad integrada por saharauis en un 80 por ciento y el resto por europeos. Fue una experiencia que me enriqueció muchísimo. Conocí una cultura diferente y unos personajes que eran como legendarios. No hacía mucho tiempo que se había estrenado la película ´Lawrence de Arabia´ y de pronto me vi encima de un camello con aquella gente…No es que me sintiera como él, pero casi.

¿En qué zona del territorio saharaui estuvo destinado?

En el norte, una zona de la cual fui responsable mucho tiempo, con una extensión de 28.000 kilómetros cuadrados, nueve veces la superficie de Balears, y que hacía frontera con Marruecos, Argelia y Mauritania. El punto central de esta zona era una ciudad llamada Mahbs, que significa ´mar interior´. Es un sitio en el que desembocan una serie de ríos que buscan el mar y no lo encuentran. Está a casi 800 kilómetros de El Aaiún, que se ubica en la costa. Allí había un fuerte desde el que salían patrullas. Estuve dos años con patrullas mecanizadas y otros dos años en camello.

¿Cuál era su misión?

La misión era la de dar seguridad a la provincia, que era una más de España, y recoger información.

¿Qué tipo de información?

Un año antes, había terminado la guerra entre Marruecos y Argelia por la ocupación del Tindouf por parte de Marruecos. En la actualidad, en Tindouf, que es argelino, es donde están los refugiados saharauis. Entonces, hacía muy poco que Marruecos se había retirado del Tindouf y el conflicto todavía estaba muy vivo. Las hostilidades, entre comillas, aún continúan, sólo hay un alto el fuego. De hecho, la frontera entre Marruecos y Argelia, que tiene miles de kilómetros, sigue cerrada a raíz de las actividades bélicas de 1964. En la zona donde yo estaba había mucha actividad de tráfico de armas y se trataba de dar seguridad.

¿Cómo trataban de aportar esta seguridad?

Se patrullaba con vehículos mecanizados o, en las zonas más inaccesibles para el tráfico rodado, con camellos. La información que se recogía se transmitía a El Aaiún, donde estaban los mandos del Ejército que después tomaban las determinaciones.

¿Cómo era el día a día en el Sahara español?

Bueno…no había un día a día porque había guarniciones grandes en diferentes puntos. Yo vivía en medio del campo, de un sitio para otro con los animales o los coches. Dormíamos un día aquí y otro allá. La vida que llevábamos no era nada reglada.

¿Tuvo mucho contacto con los civiles saharauis?

El contacto era muy fácil porque el único europeo que había era el jefe de la patrulla. El resto eran saharauis, y la gente que nos encontrábamos por el campo era de las mismas tribus y familias. Eran parientes o conocidos. Estábamos muy integrados, y el europeo que no se integraba tenía que irse. Convivías con ellos las 24 horas del día. O aceptabas su forma de vida, comida y costumbres o…Las patrullas a camello duraban varios meses, un tiempo en el que permanecía fuera del fuerte. Allí tenías que vivir su propia vida, comiendo y bebiendo como ellos. Era una vida muy diferente a la que había en la guarnición.

¿La unidad militar estaba muy profesionalizada o los medios eran escasos?

La unidad se llamaba ´Agrupación de tropas nómadas´ y era copiada de las fuerzas ´mehadistas´ francesas. Los franceses son los grandes conocedores del desierto porque tenían tropas en Marruecos y, sobre todo, en Argelia.

¿Notaron hostilidad hacia el ejército español? ¿Les veían como fuerzas de ocupación?

Mientras yo estuve destinado allí, en absoluto, todo lo contrario. Las hostilidades empezaron en 1973, cuando se creó el Frente Polisario, en parte integrado por soldados nómadas, que se dedicó a hostigar a las fuerzas españolas. De hecho, entre 1973 y 1976, año de la marcha de España, se contabilizaron hasta 28 actos hostiles en contra de instalaciones militares y otros quince ataques contra los intereses económicos españoles, básicamente las flotas pesqueras. Por cierto, que en uno de estos ataques nómadas resultó herido y secuestrado un joven de s´Arracó.

¿Y qué pasó después?

Estos ataques del Polisario, que era gente muy joven, dieron pie a una teoría, más o menos oficiosa, de que las hostilidades eran impulsadas por el gobierno. Yo creo que no tiene ni pies ni cabeza. Las hostilidades fueron reales, pero seguramente lo hacían por la política de abandono por parte del gobierno español. En 1966 estuve en una concentración en El Aaiún en la que Carrero Blanco y López Bravo prometieron a los saharauis que nunca serían entregados a su enemigo secular, Marruecos, y que España lo que hacía era preparar la provincia para que fuera capaz de autogestionarse.

Obviamente, la historia demuestra que no cumplieron…

Según mi teoría, tras la muerte de Franco y durante el gobierno de Arias Navarro el lobby económico marroquí en España, que era muy poderoso, hizo valer su influencia para conseguir que la provincia española fuera entregada a Marruecos. Era el año 1976.

Usted ya lo vivió desde la distancia. ¿Qué pensó al conocer los acontecimientos?

Me supo muy mal. Marruecos ocupó inmediatamente el Sahara. Huyeron 70.000 saharauis hacia los territorios del Tindouf, que está a 800 kilómetros de desierto. Les bombardearon con napalm, a mujeres, niños y ancianos. Fue espantoso, mientras aquí miraban hacia otro lado. Recomendaría la visión del documental ´Hijos de las nubes´, que explica todo el proceso. Lo que más me impresionó tras mirarlo fue el nulo papel que actualmente tiene España ante esta situación. Es un tema controlado por Francia, que reconoce que sólo defiende a su aliado marroquí, con gran cinismo. Ya son 170.000 los individuos que antes eran españoles y ahora viven abandonados en un territorio espantoso, donde sólo hay piedras, viviendo de la caridad mundial.

¿Todavía confía en la celebración del referéndum por la independencia del Sahara?

El referéndum no se ha hecho y, según mi teoría, no se hará nunca. Marruecos siempre lo ha dilatado porque sería muy difícil que ganaran los promarroquíes.

¿Qué opina del papel de la ONU en este caso?

La ONU está mediatizada tremendamente por Francia, que forma parte del consejo de seguridad de forma permanente. Francia obstaculiza todas las gestiones. El problema del referéndum era determinar quien votaba. Cuando las listas estaban terminadas, Marruecos decidió que no se hacía, con excusas legales. Las fuerzas de las Naciones Unidas se encargan de controlar el gran muro construido por Marruecos con ayuda norteamericana y francesa, y que tiene miles de kilómetros, pero no protegen los derechos humanos.

¿Cómo ve el futuro de la zona?

A pesar de todo, quiero seguir siendo optimista. Tengo muchos amigos saharauis que viven en los campamentos y… quiero ser optimista. Existe el ejemplo de Timor oriental, que fue descolonizado por Portugal y ocupado por Indonesia. En un momento dado, Portugal reconoció que no había hecho las cosas bien y luchó de forma honesta para que los timoreses dijeran qué querían para su futuro. Hoy es un país independiente.

¿Cree que España puede seguir el ejemplo de Portugal?

Creo que el lobby marroquí que consiguió el abandono del Sahara por parte de España ha seguido manteniendo poder. España se dedica a callar porque, total, los saharauis ya están abandonados. Aquí, todos los gobiernos, tanto de derechas como de izquierdas, se han lavado las manos.

¿Ha vuelto al Sahara?

No, y eso que he viajado por todos los países árabes del Mediterráneo para conocer más su cultura. He sido invitado muchas veces pero no tengo coraje de ir. Me sabría muy mal verlos abandonados en el Tinduf. No obstante, mantengo el contacto con ellos.

¿Mantienen la esperanza?

Ellos sólo viven de dos cosas: la esperanza y la caridad internacional, parte de ella gracias a la solidaridad de los mallorquines.

Por Joan Frau Inca
Fuente: Diario de Mallorca

©2013-paginasarabes®

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

17 − siete =

La moderación de comentarios está activada. Su comentario podría tardar cierto tiempo en aparecer.