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Breves conceptos sobre la filosofía islámica

Es una afirmación común en Occidente que nada hay de místico ni filosófico en el Qorán, y que nada deben a este Libro ni filósofos ni místicos. Pero lo que aquí nos planteamos no es discutir lo que los occidentales encuentran o dejan de encontrar en el Qorán, sino saber qué es lo que de hecho han encontrado en él los musulmanes.

La filosofía islámica es ante todo la obra de unos pensadores integrantes de una comunidad religiosa caracterizada por la expresión qoránica Ahl al-Kitâb: un pueblo que posee un Libro sagrado, es decir, un pueblo cuya religión está fundada en un Libro «descendido del Cielo», un Libro revelado a un profeta y que le ha sido enseñado por ese profeta. Los «pueblos del Libro» son propiamente los judíos, los cristianos y los musulmanes (los zoroastrianos, gracias al Avesta, se han beneficiado en mayor o menor medida de ese privilegio; los denominados «sabeos de Harrán» han sido menos afortunados).





Todas estas comunidades tienen en común un problema que les viene planteado por el fenómeno religioso fundamental que les es común, es decir, el fenómeno del Libro sagrado, regla de vida en este mundo y guía más allá de él. El problema a que nos referimos, tarea primera y última, es la comprensión del sentido verdadero del Libro.

Pero el modo de comprender está condicionado por el modo de ser del que comprende y, recíprocamente, el comportamiento interior del creyente está en función de su modo de comprender. La situación vivida es esencialmente una situación hermeneútica, es decir, una situación en la que aflora para el creyente el sentido verdadero, el cual, a su vez, hace verdadera su existencia. Esta verdad del sentido, correlativa de la verdad del ser, verdad que es real, realidad que es verdadera, es lo que se expresa en uno de los términos claves del vocabulario filosófico islámico: la palabra haqîqat.

El término haqîqat, aparte de tener otras acepciones, designa el sentido verdadero de las revelaciones divinas, es decir, el sentido que, al ser la verdad, es su esencia, y, en consecuencia, su sentido espiritual. De ahí que pueda decirse que el fenómeno del «Libro santo revelado» implica una antropología propia, incluso un tipo determinado de cultura espiritual, y por tanto que postula también, a la vez que estimula y orienta, un cierto tipo de filosofía. Hay algo en
común en los problemas que la búsqueda del sentido verdadero, en tanto que sentido espiritual, ha planteado a la hermeneútica bíblica y a la qoránica en el Cristianismo y en el Islam respectivamente. Pero hay también profundas diferencias, y analogías y diferencias deberían ser analizadas y expresadas en términos de estructura.

Plantearse como objetivo alcanzar el sentido espiritual, implica que hay otro sentido distinto a ése y que entre ambos puede existir quizá toda una escala que incluiría una pluralidad de sentidos espirituales. Todo depende, pues, del acto inicial de la conciencia que proyecta la perspectiva con las leyes que le corresponden. Ese acto, por el que la conciencia se revela a sí misma dicha perspectiva hermenéutica, le revela simultáneamente el mundo que debe organizar y jerarquizar.





Desde este punto de vista, el fenómeno del Libro santo ha suscitado estructuras que se corresponden en el Cristianismo y en el Islam; por el contrario, en la medida en que difiere el modo de acercamiento al sentido verdadero, las situaciones y las dificultades difieren en una y otra parte.

Por H. Corbin

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