CrónicasCulturaHistoriaLíbanoMedio Oriente

Abdalónimo, El Rey Jardinero

Batalla de Issos

Se llamaba Abdalónimo y fue el mejor rey que recuerde memoria humana. De Sidón el ejército avanzó aún hacia el sur en dirección a Tiro, donde existía un grandioso templo de Melkart, el Hércules de los fenicios. (Aléxadros II, Las arenas de Amón).




La batalla de Issos

En la Batalla de Issos, (año 333 a.C), Alejandro Magno con un ejército de unos 40.000 soldados en total, derrotó al ejército persa de Darío III compuesto por unos 100/120.000 soldados en total. Darío III cuando vio perdida la batalla, abandonó su carro de combate y sus pertrechos y huyó del campo de batalla a lomos de su caballo. Ésta no fue la derrota definitiva de Darío III, ésta se produjo en la Batalla de Gaugamela, (1 de Octubre del 331 a.C), la más importante y famosa de las que peleó Alejandro Magno, donde con un ejército de entre 47/50.000 soldados venció a Darío III con un ejército de más de 200.000 soldados.

Alejandro Magno en Sidón

Sidón es una ciudad de la costa de Líbano, país que en la Antigüedad recibía el nombre de Fenicia. Junto a Tiro y Biblos constituía un trío de pujantes urbes enriquecidas por el comercio hasta el punto de que fundaron numerosas colonias por todo el Mediterráneo. Obviamente, la prosperidad fenicia atrajo depredadores y primero asirios y luego persas se hicieron con su dominio en los siglos VII y VI a.C. respectivamente, hasta que en la centuria siguiente llegaron los macedonios.

Después de la Batalla de Issos, Alejandro entra en Sidón, encarga a su general y amigo Hefestión que busque entre los nobles de la ciudad a una persona recta a la que confiar el trono de Sidón. Al cabo de una semana Hefestión había indagado y hablado con muchas personas pero ninguna le satisfacía. Después de reunirse con Alejandro y explicarle todo lo investigado por él entre los nobles, llegan a la conclusión de que hay que buscar a una persona que sobretodo sea recta, trabajadora y leal, no hace falta que sea noble.

Abdalónimo, el Jardinero de Sidón

A los pocos días, Hefestión paseaba por la ciudad acompañado por traductores y por su guardia personal, vio una mansión rodeada de una alta valla, por encima de la cual asomaban todo tipo de árboles frutales, aquel arbolado verde y frondoso en medio de un territorio árido como era aquel le llamó poderosamente la atención.

Se acercó a la puerta y entró, era un sitio maravilloso, con todo tipo de flores, plantas, árboles de toda especie, la mansión presentaba externamente un aspecto inmejorable, había un sólo hombre, se les acercó, Hefestión por medio de su traductor le preguntó: ¿Dónde está el dueño?. Quiero hablar con él. El hombre le contestó que su señor había partido hacía más de dos años a la guerra contra los persas, no sabía nada de él desde su partida, no sabía si iba a volver ni cuándo, sin embargo, sin recibir dinero alguno, seguía custodiando y cultivando su jardín para que lo encontrase impecable cuando volviese.

Él era el jardinero, se llamaba Abdalónimo. Hefestión sonrió, sabía que su búsqueda había terminado.

Reunido esa misma tarde con Alejandro, llegaron a la conclusión de que ese jardinero, que con tanta honestidad y fidelidad había cumplido con su deber, sabría dirigir la ciudad del mismo modo como había cuidado el jardín.

Al día siguiente Alejandro Magno, en una gran ceremonia, proclamó a Abdalónimo, Rey de Sidón. Al principio hubo sus suspicacias entre los nobles de Sidón pero pronto se mostró como un gran rey, fue querido por todo su pueblo, quizás ha sido el mejor rey de Sidón, pasó a la historia como Abdalónimo el Rey Jardinero, y fue fiel a Alejandro hasta su muerte.


El sarcófago de abdalónimo

Se encontró en una cámara sepulcral de la Necrópolis Real de Sidón en 1887. Está hecho de mármol del Pentélico, (un monte cercano a Atenas), presentando similitudes técnicas con el estilo de Lisipo y temáticas con el célebre mosaico de Nápoles sobre la Batalla de Issos, lo que lleva a deducir que ambas piezas se inspiraron iconográficamente en una fuente común, una pintura de Filoxeno de Eretria encargada por Casandro, general macedonio.

Se atribuyó el sarcófago a Alejandro Magno por los relieves policromados de su decoración, especialmente el frontal, que mide más de tres metros de longitud. Después se rectificó, identificando al personaje central con Abdalónimo, al que se ve a caballo y ataviado a la moda persa blandiendo una lanza contra un león que ataca a su montura, flanqueándole otros dos que, se cree, son Alejandro y Hefestión. En los lados cortos de la obra también se representa a Abdalónimo, en uno cazando otra vez y en otro combatiendo, (seguramente en la Batalla de Gaza, que tuvo lugar durante la Tercera Guerra de los Diádocos, en el año 312 a.C.).

Museo Arqueológico de Estambul

Dentro del museo la Necrópolis de Sidón, el Sarcófago de Alejandro, el Sarcófago de las Aflijidas y las fascinantes galerías de estatuas.

El sarcófago de Alejandro es el punto estrella de todo el Museo Arqueológico. Situado en la sala número 3, su belleza impresiona incluso desde lejos. Es una pieza clásica que representa al general Alejandro y a su ejército luchando contra los persas en unos altorrelieves fascinantes. Su talla se hizo en mármol y es del siglo IV a.C. con un estado de conservación perfecto.

A pesar de su nombre, este sarcófago no fue esculpido para Alejandro Se hizo para el rey Abdalónimo de Sidón

Como escena principal en los relieves vemos a Alejandro a caballo, llevando una cabeza de león como tocado -símbolo de Hércules-. En el otro lado del sarcófago vemos una violenta y fascinante caza de un león. Lo que más sorprende es que el sarcófago aún conserva algunos trazos de su pintura original.

Con información de La historia jamás contada

©2018-paginasarabes®

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

doce + 10 =

La moderación de comentarios está activada. Su comentario podría tardar cierto tiempo en aparecer.