Crónica del conflicto Líbano/Siria/Israel
«Para Siria, Líbano tiene un simbolismo enorme a la hora de hablar de su historia, como un territorio dividido por las potencias extranjeras. Es su moneda de cambio en la lucha por la recuperación de los Altos del Golán, ocupados por los israelíes.»
Al final de la 1ª Guerra Mundial se procedió al reparto del Imperio Otomano, entre franceses e ingleses. Líbano pasa a manos de los franceses que posteriormente deben otorgarle su independencia con unas condiciones políticas “sui generis”. La jefatura de la República y del ejército la ejercerá un maronita, el primer ministro y el jefe de la policía será un sunníta, el presidente del Parlamento un chií, para los cristianos ortodoxos las vicepresidencias del Parlamento y del Consejo de ministros, los drusos son marginados. Es muestra de la dificultad étnica y religiosa del país. La marginación de amplias capas sociales, está en el origen de la guerra civil de 1975 (250.000 muertos).
En 1978, Israel invade el sur de Líbano, entra en Beirut en 1982 y se produce la masacre palestina de Sabra y Chatila (tres mil muertos), con la participación de la falange libanesa cristiana aliada de los israelíes, cuya colaboración fue facilitada por Sharon.
En 1983, activistas musulmanes atacaron un cuartel de marines norteamericanos en Beirut, con un camión bomba, murieron más de 300 marines. El Mossad israelí tenía controlado al grupo, pudo neutralizar el atentado, pero tuvo orden de Tel Aviv de dejar hacer.
En 1989, se firmaron los acuerdos de Taef por parlamentarios libaneses, que representaban todo el arco político con el objetivo de poner fin a la guerra que duraba quince años y así reorganizar la vida política. En este acuerdo, se asumió la presencia de tropas sirias hasta el final de la ocupación israelí del sur del país.
En febrero de 2005, se produce el asesinato del exprimer ministro Rafia Hariri, que gobernó diez años bajo la protección siria. ¿Qué interés tiene Siria en Líbano?
Para Siria, Líbano tiene un simbolismo enorme a la hora de hablar de su historia, como un territorio dividido por las potencias extranjeras. Es su moneda de cambio en la lucha por la recuperación de los Altos del Golán, ocupados por los israelíes.
Es el principal mercado exterior de Siria y una salida a su mano de obra (500.000 personas actualmente) ayudando a reducir la presión social sobre la difícil situación económica. Con el asesinato de Hariri, Siria es el gran perdedor, así lo reconocen diversos observadores independientes. Ayan Zisser, especialista en asuntos sirios en el Dayan Institute de la Universidad de Tel Aviv afirma “Es totalmente ilógico que lo haya hecho Siria. Hubiera sido una decisión estúpida por su parte. Todo el mundo vigila a ese país, que no tiene ningún interés en desestabilizar Líbano”. Rime Alla, analista del Instituto Real para Asuntos Internacionales de Londres en Oriente Medio dice “los primeros que se verían afectados por esto serían los sirios. Dado el caos existente en Líbano y la ascendente furia entre las distintas fracciones, analíticamente Siria pierde con esto”.
¿A quién beneficia la muerte de Hariri? A Estados Unidos, porque cree que doblegar a Siria le permitirá seguir adelante en su proyecto para un Gran Oriente Medio bajo su protección. Francia intenta recuperar su influencia en Líbano que tuvo en su época colonial. El otro gran beneficiario es Israel. Con un Líbano y Siria domesticados le permitiría seguir dominando las fuentes de aguas de estos países entre otros aspectos importantes.
El gran obstáculo es Hezbollá, una formación de resistencia islámica chií. Es un estado dentro del estado. Es la espina clavada que tiene Israel, cuestionando todo el proceso que Bush y Sharon quisieron imponer en Palestina. La excusa para forzar la salida siria de Líbano llevaba consigo la consigna de desactivación de Hezbollá.
Estados Unidos propició la resolución 1559 de la ONU. Al Consejo de Seguridad no le preocupa que Israel ocupe una franja de Líbano conocida como Shebaa, no le preocupa el conflicto del agua de los ríos Hasbaní y Wazzani afluentes del Jordán que no pueden ser utilizados por Líbano por la amenaza israelí, no le preocupa el control de los recursos acuíferos de los altos del Golán por Israel. Sigue sin preocuparle que Israel incumpla todas sus resoluciones.
¿Dónde estaba la preocupación de Chirac por el futuro de Líbano cuando Israel asesinó al derechista ministro libanés Elie Habaiqa para que no testificará ante un tribunal belga en un proceso contra Sharón por los sucesos de Sabrá y Chatila?
El Imperio sigue dictando el orden que le interesa, utilizando la palabra democracia y los derechos humanos. Estemos expectantes, nuevos conflictos siempre pueden empezar.
Por Edmundo Fayanás Escuer
Con información de El Inconformista Digital.
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