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“El Fruto del Granado y la Ciudad de Granada”

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¿Y quién fue Abderrahman I? “el Emigrado”. Se dice que un omeya que escapó de la matanza de los abasíes. Sin embargo, nadie se refiere a los caudillos invasores, que lo antecedieron; no hay ningún héroe con nombre árabe antes que él; nadie ha participado en batallas ni en triunfos. Y, si no hubo invasión árabe, ¿qué hacía aquí, en el extremo Occidente, un omeya?. Si a Abderrahman se le emparentó con los omeyas, ¿por qué hubo de guerrear durante treinta años contra todos los “árabes invasores”, sin que nadie cayera deslumbrado ante su sangre y su abolengo?. Y cuando lo describen físicamente, lo muestran germánico: pelo rojizo, piel blanca, ojos celestes; con los mismos caracteres que transmitió a sus sucesores. Para justiciar lo inexplicable, a alguien se le ocurrió que su madre podría ser de ojos verdes y rubia, como esas moriscas de Hollywood.

Muy despacio se instaló la cultura árabe; más despacio aún, el idioma, los primeros Abderramanes no lo hablaban, ni sus ministros, Más despacio penetro, la religión: hasta Abderramán II el Islam pasa inadvertido , además al Islam se le dio en Andalucía una versión muy peculiar; abierta y comprensiva, proveniente de una mezcla de islamismo y arrianismo, fue una serie de mandatos de unificación social, cuyo equilibrio, fue roto por la llegada de los almorávides africanos, que los ataques cristianos forzaron a llamar en auxilio,: tal llegada provoca el principio de la decadencia andaluza, y empieza el dogmatismo ortodoxo, enemigo de la ciencia.

Paso el tiempo, y los historiadores de uno y otro bando les convino creer y hacer creer en una contundente invasión. A los cristianos, la imaginada invasión los ocultaba del fracaso, debido a sus enfrentamientos y a los musulmanes los glorificaba la asombrosa rapidez de la conquista.

Pero eso no se escribe hasta el siglo X; son datos inventados que provienen del Sur, generalmente de Egipto; otros, del Norte, por la crónica de un Alfonso III que, entre otros dislates, cuenta que en Covadonga, donde nace la primera rebeldía, murieron por milagro, cerca de trescientos mil árabes, flor de milagro , pues no había árabes, ni en aquel valle caben más de cinco mil personas.




Todo este prolongado proceso de control, según el cuento, se realizó en tres años; su contraofensiva, tardo 800 años.. Para saber quiénes fueron de verdad, hay que mirar mejor, la cultura y la arquitectura andaluza, como ser la mezquita de Córdoba, son las pre-musulmanas, con influencias de lo que luego se consideró lo mejor de oriente, heredera del legado bizantino y del persa. Los árabes, gente del desierto, desconocían la navegación, la delicadeza y las hermosas construcciones, habitaban en carpas sobre la arena, y su misión era la de catequizar de cualquier forma, no la de transmitir culturas .

En la Andalucía donde nacieron los nazaríes, existió ya Tartessos, un pueblo cuyas leyes se escribieron en verso, y ni siquiera Roma la civilizó, sino al contrario: Andalucía le dio sus mejores emperadores ; como le dio luego su más lograda arquitectura, su sabiduría literaria y científica. Andalucía, conquistadora siempre de sus conquistadores, en ella convivieron todas las culturas, y en ella se fertilizaron unas a otras y procrearon. Por culpa de la intransigencia de los cristianos, por un lado, y de la intransigencia de los almorávides por otro, se apagó la luz maravillosa de la Península que, gracias a los andaluces, fue una farola deslumbrante de cultura y ciencia.

El reinado andaluz logro un periodo de prosperidad científica, cultural y comercial, mejoraron de manera significativa el sistema de agricultura y riego. También introdujeron las naranjas, los limones, las almendras, el arroz, la caña de azúcar y el papel en España. La tolerancia religiosa practicada por éstos, en aquellos tiempos, dio lugar a que comunidades musulmanes, judías y cristianas pudieran vivir en perfecta armonía. En el siglo IX construyeron la fortaleza de la Alcazaba en el monte de la Alhambra y el palacio de la Alhambra.

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Granada disfrutó de una próspera independencia debida en parte al pacto firmado con el rey de Castilla Fernando III. Este pacto estipulaba el pago de grandes tributos a los cristianos. El pacto ayudó a proteger a los andaluces durante muchos años de una invasión cristiana, éstos pudieron retener Granada hasta el 2 de Enero de 1492 cuando finalmente fue conquistada por Fernando e Isabel, conquista de biógrafo, que suponía la toma del último reino moro en España. La caída de la hermosa ciudad provoca una enorme tristeza entre los habitantes que allí vivían, en el libro “El Manuscrito Carmesí” de Antonio Gala, dejo bien plasmada la tortura moral del último Sultán llamado Boabdil el “desventuradillo”, como lo apodaron los españoles.

El fruto del granado, la granada, por su peculiar estructura vegetal, tiene un gran significado. El simbolismo de las Granadas, colocadas entreabiertas, nos enseña que ellas representan la Unidad, principio tan necesario para poder lograr la estabilidad de los grupos sociales. Este simbólico fruto tiene la unidad de la mazorca, o el fascio Romano, este ultimo constituido por frágiles barrillas de madera llamadas “fasces “simbolizaba ,la fuerza a través de la unidad:, todas las varillas, atadas en un conjunto constituían una fuerza apreciable. Este símbolo era portado en la Republica Romana, por los lictores, una guardia que custodiaban a los cónsules, el fascio, que era un atado de varillas con un hacha en el centro, que simbolizaba la fuerza de la autoridad.




El fascio fue utilizado en Italia por los sindicatos o sociedades, a tal punto que paso a ser un sinónimo de sociedad o agrupaciones, a los sindicatos anarquistas, se los denominaba corrientemente fascio Luego de la rotura de la “Unión Sindical Italiana”, una rama tomo una tendencia mas nacionalista, de la cual sobresalió un “socialista” llamado Benito Mussolini (Benito le puso su padre por el masón Juárez) este nuevo partido se llamo, “Asociación Fascista Revolucionaria”.

Su jugo es de color rojo , es como la sangre de la vida. Su sabor dulce representa los aciertos cuando hacemos una obra de bien, y el sabor agrio, las amarguras de las ingratitudes que encontramos a cada paso y en todas partes, y que nos trae el recuerdo de ese copa de la Amargura de nuestra Iniciación.

Esta simbólica enseñanza, la de la Granada, también nos demuestra que el hombre solitario no es más que una semilla débil e incapaz de generar progreso; por el contrario, los hombres unidos por los mismos principios e ideales, al multiplicar sus esfuerzos, obtendrán mayores y mejores frutos.

Bibliografía:
Antonio Gala “El Manuscrito Carmesí”
Enciclopedia “El Tesoro de la Juventud”
Perséfone / Gran Oriente
Otros

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