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Arabismos del Libro de Apeo y repartimiento del lugar de Carataunas

Tomando como base los Libros de Apeo y Repartimiento del Reino de Granada y centrados en el estudio del referido al lugar de Carataunas, hacemos en este artículo un pormenorizado estudio de los arabismos que en este documento se reflejan. Muchos siguen siendo de uso común hoy día, pero otros hace tiempo que cayeron en desuso, en la mayoría de los casos porque la realidad a la que aludían ya es prácticamente inexistente. Algunos de ellos se documentan en este texto por primera vez, adelantándose a veces más de un siglo a la fecha que los diccionarios especializados dan para su primera documentación.

Desde la segunda mitad del siglo XV, el último reducto musulmán que quedaba en al Andalus, el Reino Nazarí de Granada, fue perdiendo terreno ante la pujanza de las armas castellanas. La firma de las Capitulaciones de Santa Fe para la entrega de Granada proporcionó a las dos comunidades, musulmana y cristiana, el marco jurídico necesario para convivir en un mismo espacio geográfico. Se abre con ello un nuevo período en la historia granadina en el cual los musulmanes, denominados mudejares, (derivado del árabe mudayyan= domeñado), van a sentir desde el principio y en constante aumento la presión de los conquistadores en todos los ámbitos y el deseo de manifestar su condición de vencedores sobre un vecino molesto durante siglos.

Esta situación duró hasta el año 1499 en que se produce la rebelión que marca el final de la época mudejar, iniciándose con el nuevo siglo la historia de la Granada morisca que va a durar unos setenta años que no hicieron sino demostrar el drama de una imposible convivencia y que terminó con la guerra y la dispersión de estos moriscos por tierras de Castilla. Esto no quiere decir que en 1571 desapareciera de Granada todo el elemento morisco: algunos prefirieron la esclavitud voluntaria antes que la emigración y bastantes permanecieron camuflados bajo el ropaje de «cristianos viejos», o de moriscos castellanos de otras regiones. Será en 1609, en tiempo de Felipe III, cuando se produzca la expulsión definitiva.

Las tierras y casas que dejaron vacantes los moriscos tras la expulsión se aprovecharon para incentivar la venida de repobladores de otras tierras entre quienes fueron repartidos estos bienes. El reparto se hizo mediante tres fórmulas:

—Por compra. Este instrumento sólo se utilizó cuando los moriscos abandonaban voluntariamente sus bienes raíces.

—Por donación real. Éste era un sistema ampliamente utilizado para recompensar los servicios prestados en la guerra.

—Por reparto reglamentado. Procedimiento aplicado en aquellos casos en que la población morisca se vio obligada a salir y que venía a sumarse a la larga tradición repobladora iniciada con la Reconquista en el norte peninsular y continuada en los siglos XIII y XIV con Fernando III el Santo y después con los Reyes Católicos.

A raíz de la confiscación de los bienes de los moriscos se constituyó un Consejo encargado de custodiarlos cuyas primeras acciones consistían en reconocerlos, señalarlos, deslindarlos y asentarlos en los Libros de Apeo y Repartimiento.

Estos Libros de Apeo y Repartimiento son una fuente de gran valor histórico por la gran cantidad de información que recogen entre sus páginas. En ellos se asientan minuciosamente las operaciones de amojonamiento, distribución, reparto y toma de posesión de las tierras que pertenecieron a los moriscos, por parte de los nuevos pobladores.

La fecha central de esta operación es el primero de noviembre de 1570, momento en que se produce un masivo abandono de las mismas.

El Libro de Apeo y Repartimiento del Lugar de Carataunas que hoy se conserva en el Archivo de la Real Chancillería de Granada es una copia que se terminó de realizar el día de mayo de 1775 del original concluido el 15 de agosto del año 1574.

Las averiguaciones de los bienes raíces las llevó a cabo el Licenciado Jusepe Machuca el 28 de agosto de 1572. El 13 de diciembre de 1573 el escribano Alonso Sánchez tomó posesión, en nombre de Su Majestad Felipe II, de casi todas las haciendas que los moriscos poseían en dicho lugar de Carataunas.

Según consta en las averiguaciones del Licenciado Machuca habían vivido allí cuarenta vecinos todos moriscos. En ese momento estaba despoblado y tenía tan sólo once o doce casas habitables, las demás estaban hundidas aunque con posibilidad de arreglo. Había una iglesia, un horno de pan, una tienda que era del Duque de Sesa y dos molinos de harina de poco valor. No había molino de aceite. La tierra de labor era muy buena para el trigo, la cebada y otras semillas. Abundaban los morales y árboles frutales como higueras, manzanos, castaños, almeces, olivos, almendros, ciruelos, cerezos y perales. También había encinas, viñas y parras.

Para llevar a cabo la repoblación se distribuyeron las tierras y casas en trece lotes o suertes iguales, más tres suertes de ventaja que se adjudicaron a uno de los vecinos que fue el poblador y de las casas restantes se deberían habilitar otras trece para que vivieran en ellas por el plazo de tres años los trece vecinos que habrían de poblar el lugar de Varjal, mientras se construían allí sus casas. Pasados estos tres años las casas quedarían para los vecinos de Carataunas, repartiéndolas entre ellos y pagando a los vecinos de Varjal el precio de las mejoras realizadas.

Estudio de los arabismos

Aceite
Del árabe al-zayt, de igual significación. Según Corominas (vol. I,pp. 31-32), la primera documentación es del año 1251, sin embargo, Teresa Garulo (p. 131) lo adelanta a 1250 en el Lapidario de Alfonso X.

Aceituno
Derivado del anterior, convivió con el nombre latino olivo, con predominio de este último para nombre del árbol, mientras que el arabismo aceituna primaba frente a oliva para designar al fruto. Corominas (vol. I, p. 32).

Acequia
Del árabe al-saqiya, que significa «corriente de agua». Según Corominas (vol. I, p. 33), la primera documentación es del año 1140, mientras que T. Garulo (p. 136) lo adelanta al año 1113 en documentos mozárabes de Huesca.

Albarcoque
Del árabe barqúq dio primero albricoque, como en portugués, de donde albaricoque por anaptixis. La forma albarcoque está sin embargo más próxima al catalán albercoc y según Corominas (vol. I, p. 115), se documenta en textos castellanos a partir de 1330.

Alcatifa
Del árabe al-qatifa «alfombra» o «tapete». En español pasó a significar «alfombra fina» y en lenguaje de germanía se tomó por «seda». Corominas (vol. I, p. 133) lo documenta por primera vez en 1426. Sin embargo, T. Garulo (p. 163) adelanta la primera documentación a 1381? En 1585, López Tamarid daba una segunda acepción de alcatifa como «suelo que se echa en el edificio», acepción que es recogida después por el Diccionario de Autoridades que la da como «Voz de la albañilería. La broza y granzas que echan para allanar el suelo, y enlosarle sobre ella, o el techo para formar el tejado». En este mismo sentido de «capa o torta de tierra que echan en las solerías de las cámaras o sobrados (para sentar ladrillos)» fue recogido también por Eguilaz y Yanguas en su Glosario etimológico de las palabras españolas de origen oriental.Según T. Garulo (p. 163) en Alcalá la Real Qaén) se usa como denominación humorística de la cabeza. Ninguna de estas acepciones se corresponde con el significado que esta palabra tiene en nuestro texto, pues en él se refiere a un pedazo de tierra del que se dice que tenía una alcatifa, por lo que pensamos que aquí, en el año 1574, se documenta por primera vez una tercera acepción para designar una especie de chamizo o cobertizo.

Alguacil
Del árabe al-wazir «ministro». En la España musulmana el wazirno era el primer ministro, sino un funcionario subalterno de éste, a menudo el gobernador o corregidor de una ciudad, de aquí que pasase a significar en español «el oficial de la justicia». Según Corominas (vol. I, p. 162), la primera documentación es del año 1075.

Almadraba
Del árabe madraba, hispanoárabe madrába «lugar donde se golpea». El lugar donde se pescan los atunes, y también el cerco de redes que se hace para pescarlos. En segunda acepción, que es la utilizada en el texto significa «tejar», «lugar donde se fabrican tejas y ladrillos». Según Corominas (vol. I, p. 182), la primera documentación es del año 1585 (López Tamarid), pero nuestro texto al ser de 1574 la adelanta once años.

Almagra
Del árabe al-magra, «óxido de hierro más o menos arcilloso que se emplea para hacer marcas, pintar, etc.». Según Corominas (vol. I, p. 183), la primera documentación es de 1278.

Almez
Del árabe al-mayz. Celtis Australis, árbol de la familia de las ulmáceas cuyo fruto es la almeza. Según Corominas (vol. I, p. 191), la primera documentación es del año 1475.

Arroba
Del árabe rubd, pronunciación hispanoárabe del árabe rub’ «cuarta parte» (derivado de arbac «cuatro»). Peso equivalente ala cuartaparte de un quintal. Según Corominas (vol. I, p. 357), la primera documentación es del año 1219.

Azaquefa (En el texto asaquifa)
Del árabe al-saqifa «pórtico», «vestíbulo»,« galería cubierta». Según Corominas (vol. I, p. 432), el significado y el origen de este arabismo son dudosos. No se conocen otros ejemplos que los dos de asaquifa o azaquif a que cita Eguilaz (p. 291) en dos textos granadinos, cuyo contexto no es lo bastante explícito para deducir el significado de la palabra. Este término aparece una sola vez en nuestro texto en el que lamentablemente tampoco resulta explícito el significado(1) Por lo que pueda valer, apuntamos aquí la acepción que de saqifa trae Kazimirski {Dictionnaire Arabe-Frangais, vol. II, p. 1109) como «poyo alargado, ordinariamente delante de una casa, para reposar y acostarse en él», aunque en este caso no se hace alusión a la cercanía de ninguna casa.

Balate
Del árabe balát «camino, calzada». En español pasó a ser el «margen de una parata», el «terreno pendiente, lindazo, etc. de muy poca anchura» o el «borde exterior de las acequias aunque estén en terrenos llanos». Según Corominas (vol. I, p. 470), la primera documentación es del año 1672, pero nosotros adelantamos también la fecha de la primera documentación para este término al año 1574.

Fanega
Del árabe faniqa «saco grande, costal». En español pasó a ser «medida de capacidad para áridos, equivalente a unos cincuenta y cinco litros»; o «espacio de tierra en que se puede sembrar una fanega de trigo». Según Corominas (vol. II, p. 849), la primera documentación es un texto mozárabe del año 1164.

Farda
O alfarda, del árabe al-farda «contribución». Según Corominas (vol.I,p. 150), la primera documentación es del año 1575. Según Dozy (Gloss., p. 108), la variante farda se empleó en el Reino de Granada. Nuestro texto confirma este aserto de Dozy y también adelanta en un año la documentación de este término.

Jofre (En nuestro texto xofre, xorfe y xorfee) Del árabe j/«r/«pendiente escarpada», «peñasco», «dique». En español se usó para designar un «muro de piedra seca». Según Corominas (vol. III, p. 525), la primera documentación es del año 1607 y añade que es palabra muy rara en castellano ya que el Diccionario de Autoridades sólo la documenta en Covarrubias. Nuestro texto adelanta nuevamente la fecha de documentación al año 1574.

Macaver
Derivado del árabe maqáhir«tamha.s», «cementerio». Es término no documentado. Según Corominas (vol. III, p. 735), de dicha voz árabe proceden el término español almacabra «cementerio moro» que aparece una sola vez en Cervantes, y el término macabe documentado por Dozy (Gloss., p. 168) en Almería. Este arabismo ha dejado dos topónimos en Carataunas, uno de ellos en las Huertas del Macabe que es el nombre que se da a unas huertas que hay en el mismo pueblo donde parece que efectivamente se ubicaba un cementerio según se deduce de la aparición de restos humanos en obras realizadas en este lugar en la década de los sesenta. El otro topónimo se aplica a un lugar a la salida del pueblo, cerca del camino de Poqueira, que es llamado El Macabillo. De las cinco veces que este término aparece en nuestro texto hay cuatro en que va acompañado del artículo determinado («el macaver», fs. 22v, 36v, 73r y 74v) y sólo una en que aparece con el artículo indeterminado («un macaver», f. lOv).

Maravedí
Del árabe murdbiti «relativo a los Almorávides» que fueron quienes primero acuñaron esta moneda. En español pasó a ser el nombre de una «moneda española, efectiva unas veces y otras imaginaria, que ha tenido diferentes valores y calificativos». Según Corominas (vol. IV, p. 135), la primera documentación es del año 1127.

Marjal
Del árabe andalusí marya «medida agraria». En español pasó a ser una «medida agraria granadina equivalente a cien estadales granadinos o cinco áreas y veinticinco centiáreas». Según Corominas (vol. III, p. 854), la Academia documenta este término en 1817. Nuestro texto adelanta, pues, la primera documentación al año 1574.

 Taha
Del árabe ía’a «obediencia», «dependencia», «provincia». En español pasó a significar «distrito». Según Corominas (vol. V, p. 375), es palabra sólo empleada con referencia a moriscos y la primera documentación es del año 1548.

Aparte de estos nombres comunes que acabamos de estudiar aparecen en nuestro texto cinco nombres propios que son: Juan el Tolaitolí, Alonso elTaibilí, Juan ellaibilí, MiguelelTaibiKy El Saguer. El denominativo el Tolaitolí hace alusión a la ciudad de Toledo, de donde se supone que procedía. En el momento de la repartición de los bienes que eran de los moriscos vivía en Orgiva y actuó como testigo conocedor de la zona en el proceso de reconocimiento de dichos bienes.

Nota 
1 El texto en cuestión es el siguiente: «por otra parte [linda] con una asa/jifa que está en la suerte de Lorenzo Hernández» (fol. 43r).

Por Carmen Romero Funes

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