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Miriam,Miguel y un amor que comenzó con unas palabras en árabe

Miriam Saba y Miguel Dueri cuando se casaron en 1951 ©paginasiete
Miriam Saba y Miguel Dueri cuando se casaron en 1951 ©paginasiete

Miguel Dueri y Miriam Saba estuvieron casados durante casi 64 años. Se conocieron en febrero de 1951, en el bazar que Miguel atendía en la calle Evaristo Valle. Un día, la joven, quien radicaba en Cochabamba, ingresó al lugar durante una de sus visitas a la ciudad de La Paz.

Cuando la joven entró a la tienda con su hermano y un amigo común, Miguel quedó impresionado y enamorado de su belleza. Además le agradó su nombre, que era el mismo de su abuela. Por eso, pensó que Miriam también era de Palestina y comenzó a hablarle en árabe, pero la joven no le entendió.

En realidad, ella había nacido en Potosí y vivía en Cochabamba. Sus padres eran los que habían nacido en Palestina. Sin embargo, Miguel permaneció en su intención de conocer a Miriam y los invitó a almorzar en su departamento. A su vez, ella también quedó interesada en aquel joven árabe, más aún cuando descubrió que tenía una gran virtud: la música. Miguel tocaba virtuosamente el violín y, después del almuerzo, interpretó una pieza musical para ella.

Ese primer encuentro fue suficiente para que ambos decidieran mantenerse en contacto, primero a través de cartas y luego con visitas. Para verla, Miguel viajaba a Cochabamba los fines de semana y todos los feriados.

Un año después de haberse conocido, en febrero de 1952, él viajó a Cochabamba para pedir la mano de Miriam y, ese mismo día, casarse con ella por lo civil. Sin embargo, vivieron separados hasta el 11 de octubre de ese año, cuando se unieron por lo religioso en la catedral San Francisco, de Cochabamba. Al día siguiente, ambos viajaron rumbo a La Paz y desde ese día ya no separaron más, hasta el 30 de Julio de 2015, en que el corazón del empresario, radialista y músico Miguel Dueri Antón María dejó de latir.

El también propietario de Radio Panamericana y fundador de la disquera Discolandia murió por la madrugada a los 89 años, a causa de un paro cardíaco.

“Mi papá ha muerto mientras dormía. Ha sido algo sorpresivo, no lo esperábamos, no pudimos despedirnos. Era una persona muy apegada a su familia, siempre nos mantenía unidos y teníamos que almorzar todos los domingos en casa”, contó Henry, hijo de Dueri.

El hijo de Dueri contó que su papá justo antes de irse a dormir la noche del miércoles dijo una linda frase: “Que tus palabras vayan a parar a la puerta del paraíso”. “Mi padre decía muchos dichos y frases”, dijo Henry. Luego, acotó: “Mi papá amaba la música. Durante 56 años ha tocado en la Orquesta Sinfónica, ayudaba siempre a todos los músicos”.

Dueri nació en 1926, en Belén, ciudad palestina ubicada en la región conocida como Cisjordania. Dejó su país natal a los 20 años y llegó a La Paz, donde abrió un bazar en la céntrica calle Evaristo Valle. Ahí comercializaba un sinfín de productos que importaba desde Estados Unidos y países de Europa.

Al mismo tiempo, el músico formaba parte de la Orquesta Sinfónica Nacional de Bolivia, como intérprete de violín, instrumento que aprendió a tocar en Belén. En la última parte de su vida, se convirtió en parte de la Asamblea de la Fundación Orquesta Sinfónica Nacional.

“A mí me encanta la música y Miguel tocaba el violín maravillosamente”, comentó su esposa, Miriam Saba, en una entrevista dada a  Página Siete en 2014.

Dueri y Saba tuvieron cinco hijos, a los cuales llamaron Johnny, Henry, Denise, Isabel y Juliette, quienes les dieron 15 nietos.

Además de dedicarse a su familia, Dueri también apoyó la producción musical boliviana y creó Discolandia, en 1958. Inicialmente fue una empresa comercial importadora de discos de vinilo de diversas marcas y de artistas de renombre mundial.

Después, se convirtió en un estudio de grabación de música, que se instaló en la calle Sagárnaga, frente a la iglesia San Francisco, en el número 123. El espacio comenzó a operar con grupos y solistas destacados de ese entonces, como El trío oriental, Los cantores del valle y Fermín Barrionuevo, entre otros. La mayoría interpretaba el género de música nacional.

Luego, en 1963, Dueri montó la fábrica de discos. El primer disco se lanzó ese año y fue un simple con la canción Horizontes, un éxito del grupo chileno los Hermanos Arriaga, interpretado por Airto Rau, un joven imitador de gran talento.

A la par de proveer al mercado nacional con los éxitos musicales del momento, la compañía discográfica de Dueri también organizaba festivales de música en busca de talentos que grabaran las canciones de moda.

Con el paso de los años, Dueri logró la llegada a Bolivia de un sinfín de estrellas internacionales de la música como Palito Ortega, Leo Dan, Libertad Lamarque, Los Panchos, Charles Aznavour y Miguel Aceves Mejía, entre otros famosos de las décadas de los años 60 y 70.

El empresario también trajo al mexicano Miguel Aceves Mejía y programó una presentación especial en Oruro y en el distrito minero de Huanuni, donde, prácticamente, se declaró feriado el día de su presentación.

La radio también fue otra de las pasiones del empresario; así, en 1972 se puso al frente de Radio Panamericana. Cada domingo compartía sus opiniones y análisis sobre los temas de coyuntura nacional e internacional con todos los oyentes del país y exterior en el programa Siempre en Domingo.

Además, de su vocación como radialista, Dueri también aportó al desarrollo de la industria hotelera con la creación del Hotel Presidente, ubicado en la zona central de La Paz. También fue propietario, junto a su familia, de criaderos de trucha en el lago Titicaca.

Otra de las facetas de Dueri fue la diplomacia. El empresario fungió como Embajador de Bolivia en los Emiratos Árabes, en 1997, durante la gestión de Hugo Banzer Suárez y Jorge Tuto Quiroga.

Con información de Página Siete

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