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El Sufismo y Muhammad El Mensajero

Muhammad
Muhammad

No hace falta decir que el simbolismo espacial no es capaz de expresar de manera adecuada los efectos de la baraka (influencia espiritual). Sería una simplificación excesiva presentar el camino como si se tratara de un trazado horizontal seguido de una ascensión, porque la virtualidad conferida por la unión a la cadena permite, desde la primera parte del viaje, anticiparse a la segunda.

Por lo demás, pertenece al método de toda mística proceder como si lo virtual fuera ya realmente efectivo. El novicio debe aspirar a la ascensión, aunque tenga que permanecer atentamente consciente de las imperfecciones que, por el momento, impiden que esa aspiración se realice. Debemos recordar también que, incluso si la cadena sigue un trazado histórico y, por tanto, horizontal hasta el Profeta, cuya perfección terrenal es la única base de la ascensión, esa perfección es puesta al alcance del discípulo en la persona del Šayj, que se encuentra ya en el centro, ya sumergido en la naturaleza del Profeta y ya asimilado.

El prototipo del pacto entre Maestro y discípulo es anunciado en el Corán en los siguientes términos: Dios estaba satisfecho de los creyentes cuando te prestaban juramento bajo el árbol. Él conocía el contenido de sus corazones. Y ha hecho descender el Espíritu de la Paz sobre ellos. Los ha recompensado con una pronta victoria 11 .

El árbol representa al Árbol de la Vida e indica la centralidad que la iniciación confiere virtualmente. La «pronta victoria» es la actualización de esa centralidad. El sentido literal del texto no fue plenamente aclarado hasta dos años después, cuando La Meca, centro exterior, abrió sus puertas sin efusión de sangre al ejército conquistador del Profeta. Tras el pasaje citado, el Corán menciona otros botines que deberían ser conquistados más tarde, y que, literalmente, no podían referirse más que a las riquezas de Persia y de otros países más alejados de Oriente y Occidente que pronto fueron parte del imperio del Islam. Pero el modo de expresión es tal, que el significado más profundo aparece claramente a través del sentido literal: Otras cosas de las que no erais capaces, Él las ha abarcado en Su poder 12 . Para los sufíes, estas palabras se refieren ante todo a los tesoros de la Infinitud divina que sólo el Infinito tiene el poder de abarcar 13 .

Se deduce implícitamente del primer verbo de la penúltima cita, radiya, «estar satisfecho», que la divina promesa de victoria debe extenderse hasta esta finalidad suprema. El sustantivo verbal es ridwån, «buen placer», pero esta traducción es muy inadecuada. Para darse cuenta basta recordar que, según el Corán, el ridwån de Dios es más grande que el Paraíso 14.

Para resaltar más claramente su sentido debemos considerar la palabra «reabsorción», que ha sido ya empleada a propósito del Viaje nocturno del Profeta, y de la que hemos dicho que trazaba el camino espiritual. La siguiente cita se refiere a la misma verdad universal:

«No se puede existir en contra del Ser, ni pensar en contra de la Inteligencia; tenemos que conciliar nuestros ritmos con los del Infinito. Cuando respiramos, una parte del aire es asimilada, otra es rechazada; lo mismo vale para la reabsorción de la manifestación universal: no queda junto a Dios más que lo es conforme con su naturaleza» 15.

Este pasaje nos recuerda también la expresión coránica «cercanos a Dios» que, como el Ridwån, se aplica sólo a los más grandes santos. Ridwån significa nada menos que: Dios nos acepta, lo que quiere decir que somos asimilados y no rechazados. En otros términos, el objetivo final del sufismo es ser «inspirado» por Dios y reabsorbido y, por tanto, no «expirado» después.

A propósito del Ridwån declarado más grande que el Paraíso, es necesario hacer notar que esto se aplica al Paraíso en un sentido relativo. Pero en su sentido más alto, la palabra Paraíso señala lo Insuperable, que es el Paraíso de la Esencia. En una ocasión, el Corán, de pronto, enuncia el mensaje siguiente de carácter íntimo y místico; los conceptos de Ridwån y de Paraíso son aquí sinónimos, refiriéndose al Término del camino, es decir, a lo Absoluto y a lo Infinito: Oh tú, alma apaciguada, vuelve hacia tu Señor, satisfecha y acogida 16, entra entre Mis servidores; entra en Mi Paraíso 17 . Las últimas palabras se refieren a lo que los sufíes llaman «Eternidad después de la extinción» 18 , extinción implícita en la palabra «servidores».

Recordemos aquí estas palabras de un sufí persa: «He entrado dejándome fuera.» En efecto, puesto que nada puede ser añadido al Paraíso del Infinito, sólo lo que no es puede entrar en él. Cuando nombran a un santo, los musulmanes añaden: «Que Dios esté satisfecho de él (o de ella)», siendo entonces la mención del Ridwån como un sello fijado a la santidad 19 a la gracia de haber sido inspirado y asimilado por la Naturaleza divina.

Un Mensajero, por otra parte, es una manifestación de esa Naturaleza; el hecho de ser «enviado» no significa que haya sido «expirado» de forma que le fuera necesario ser reasimilado. Al contrario, viene para asimilar las almas al Infinito y al Eterno, del que es como una presencia misteriosa en el dominio de lo finito y lo temporal. Así, hablando del pacto iniciático de fidelidad que confiere virtualmente esta asimilación, el Corán declara: Quienes te prestan juramento de fidelidad no hacen sino prestar juramento a Dios. La mano de Dios está sobre sus manos 20 .

Es, en virtud de esta unión, o identidad, por lo que el sí finito del Mensajero es continuamente alcanzado y colmado de nuevo, por así decirlo, por el Infinito, lo que se expresa en el verbo allà, que es siempre utilizado cuando se menciona el nombre del Profeta, como era ya el caso durante su vida: «Que Dios le colme de Gloria y le dé la Paz.»

La oración por la Paz (salåm) se añade para hacer armoniosamente posible lo que lógicamente es una contradicción en los términos: la presencia de lo Infinito en lo finito. Una vez se ha obtenido acceso al Mensajero divino por la unión a la cadena espiritual, y se ha recibido de él la virtualidad del Ridwån, ¿cómo se actualiza esta asimilación o reabsorción virtual? Uno de los medios que ofrece es la invocación de bendiciones sobre él, según la fórmula ya citada de gloria y de paz. «Un ángel ha venido y me ha dicho: Dios dice: Nadie entre tu pueblo invoca bendiciones sobre ti sin que yo invoque sobre él bendiciones decuplicadas» 21.

Pero la gloria invocada sobre Muhammad no puede refractarse diez veces sobre el invocador, según la promesa, hasta que éste no realice efectivamente la perfección central que es la única que posee la capacidad de acoger la gloria y la fuerza para soportarla. Dicho de otra forma, el nombre Muhammad, además de su referencia al Mensajero, puede y debe significar para el invocador «la perfección virtual que llevo en mí», mientras que este nombre actúa a la vez como escudo —o más bien como un filtro— para proteger a la virtualidad contra aquello que sólo la actualización puede soportar.

Este es sólo uno de los numerosos ejemplos de la posibilidad, ya señalada, de anticiparse a la segunda parte del viaje antes de que la primera haya llegado a su término. El trabajo espiritual es sobre todo una acumulación de gracia que no puede surtir efecto antes de adquirir la aptitud para recibirla. Otro medio de dejarse sumergir en la naturaleza del Profeta es recitar sus nombres y las letanías asociadas a él. Y hay todavía otro, el más directo, que consiste en apoyarse particularmente en uno de estos nombres, Dikru-Llåh, el Recuerdo de Dios, y llegar a convertirse, como él, en una personificación de todo lo que tal nombre implica.

Por Martin Lings


Notas:

11 XLVIII, 18.
12 XLVIII, 21.
13 Este verbo evoca inmediatamente el Nombre divino al-Muhit, El que rodea todo, nombre del Infinito.
14 IX, 72. 15 F. SCHUON, Images de l’Esprit, París, Fammarion, 1961
15 1-152.
16 Esto es, con un Ridwån mutuo
17 LXXXIX, 27-30.
18 al-Baqa’bå’ d al-fanå’.
19 La fórmula generalmente empleada para un muerto, «Que Dios tenga misericordia de él (o de ella)», apunta como mínimo a la salvación. En cuanto al sentido más alto que puede tomar, baste recordar que la Misericordia es infinita por definición.
20 XLVIII, 10.
21 Es sólo uno de los numerosos dichos del Profeta que expresan la misma idea.


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El Sufismo y Muhammad El Mensajero por Martin Lings se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional.
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