La niñez palestina también quiere ser libre
En las escuelas, los profesores enseñan un concepto difícil de aprender: ‘dos no se pelean si uno no quiere’. Pero en Nabi Saleh, transmitir el pacifismo es todavía más difícil. No es que los niños sean especiales, es que este pueblo de 500 habitantes está en Cisjordania, Palestina, concretamente a 20 kilómetros de la capital, Ramallah. Para Jana Tamimi y sus amigos, que han crecido entre violencia, el pacifismo se ha convertido en ley de vida. Cada viernes, después de la oración, se manifiestan con banderas a favor del Estado palestino y pidiendo la retirada de Israel de los territorios ocupados.
Estos días, Jana Tamimi se ha convertido en una heroína mediática. Sólo tiene ocho años, pero en un vídeo de Reuters que ha saltado por todos los medios internacionales, se puede ver a una experimentada portavoz de la causa palestina. Se dedica a grabar las acciones de militares israelíes en su pueblo y a colgarlas en internet para denunciar la situación. Lo peor es explicar por qué es así: “haber vivido siempre así y ver a su mejor amigo morir en un enfrentamiento con las fuerzas israelíes le han quitado todo el miedo”, explica su madre en el vídeo.
La historia es triste y a la vez esperanzadora. Jana se ha hecho famosa porque aparece en el vídeo, pero no es la única niña de su pueblo que protesta por los asentamientos de colonos judíos. Entre varias niños han creado un canal de Youtube donde cuentan el día a día de las detenciones, las protestas y las demoliciones. Su arma, un teléfono. Y saber que eso les llevará mucho más lejos que cualquier otra.
La colonia israelí de Halamish se estableció en los territorios pertenecientes a Nabi Saleh en 1976. Entonces empezaron las manifestaciones y los vecinos denunciaron a los colonos ante la corte suprema israelí, pero ni con esas consiguieron parar el asentamiento ilegal. Además, la colonia no ha dejado de expandirse y robar tierras a los palestinos.
La situación comenzó a ser insostenible en 2008. Los colonos empezaron a rodear sus tierras con una valla en territorio palestino que impedía a los vecinos de Nabi Saleh acceder a sus propiedades. Aunque los tribunales israelíes dieron la razón a los palestinos y ordenaron la retirada de la valla, la alambrada sigue en pie y los colonos han continuado anexionándose tierras.
El pueblo, harto de verse ignorado, optó por la vía pacífica en vez de la violenta, y desde diciembre de 2009 sale a las calles cada semana para oponerse al avance ilegal de los colonos. Cuando Jana descubrió Internet, empezaron a sentirse un poco menos solos. Grababa porque no había más cámaras. Hoy el canal tiene cerca de mil seguidores. Y podemos aventurar que después de aparecer en Reuters, los followers se multiplicarán.
Las injusticias extremas producen contradicciones fantásticas. Jana y sus amigos empezaron a salir a las calles, armados primero con banderas y después con móviles, cuando sólo tenían cinco años. Se enfrentan sólo con sus gritos de voz infantil, en un inglés casi perfecto, a militares que asustarían al activista más experimentado. Porque las manifestaciones se siguen reprimiendo brutalmente. El 13% del pueblo ya ha sido detenido. Y ese 13% incluye niños. Hasta marzo de 2013, 64 vecinos habían sido arrestados, todos ellos, salvo tres, por participar en manifestaciones no violentas. De ellos, 29 eran menores de edad.
Cuando las cámaras vuelvan a marcharse, Jana seguirá allí. Enseñándonos con un teléfono que si uno de los dos sigue peleando aunque el otro no quiera, el resto de los niños deberíamos alzar su voz.
Por Esperanza Escribano
Con información de 20 minutos
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