Pedro Martínez Montávez, el moro Muza
Estudió Filología Semítica en Madrid y en la Universidad de Sevilla, donde enseñaba su paisano Juan de Mata Carriazo, obtuvo la cátedra de Historia del Islam. Pedro Martínez Montávez (Jódar, Jaén, 1933) es maestro de arabistas. De 1958 a 1962 dirige en Cairo el Centro Cultural Hispánico, precedente del Instituto Cervantes. En la capital egipcia nacen sus hijos Sergio, Pedro Antonio y Rosa Isabel. En Madrid, Natalia. Su mujer, Mercedes Lillo, es especialista en arte islámico. Recibió en Sevilla, proyecto frustrado de capital omeya, el homenaje de la Fundación Tres Culturas.
-¿Imaginaba que lo de arabista le iba a hacer especialista en conflictos?
-Ser arabista es un oficio arriesgado, pero por otros motivos. Estamos desprestigiados, se nos tiene en menos, se nos minusvalora. Del arabista se piensa que es un señor que traduce textos incomprensibles para otros de unas gentes también incomprensibles que además son considerados peligrosos.
-¿No se les reconoce?
-Hay excepciones, como Emilio García Gómez o Miguel Asín Palacios. El arabista tiene que luchar contra los tópicos, los prejuicios y los estereotipos. Tiene la compensación de que trabaja en un mundo que es inagotable, que siempre te sorprende y en el que siempre te sientes un aprendiz.
-¿Cómo se combaten los tópicos?
-¿Qué sabemos del diseño árabe actual? Hay magníficos diseñadores, no sólo los libaneses. ¿Qué sabemos del cine, del cómic árabe?
-La guerra de Siria ha cumplido cinco años…
-Leo mucha prensa árabe. El otro día leí a un importante periodista árabe que decía que un espectador de la zona necesita ahora seis o siete monitores de televisión para estar bien informado. Que le informen del conflicto sirio, del iraní, del libanés, del libio, del iraquí, del palestino. Y luego hacer un recopilatorio. Sería una arrogancia y una petulancia por mi parte una reflexión rigurosa, pero sí le puedo decir que estamos en una zona geoestratégica por excelencia, privilegiada. Una zona de conflictos que se dejan sin solucionar y que vuelven a reproducirse.
-¿Qué lo complica?
-En el mundo hay tres o cuatro zonas conflictivas, pero en ésta se da una mayor diversidad y variedad de minorías, confesiones, ideologías, lenguas. Los norteamericanos, que conocen bastante bien el Próximo Oriente, pese a que la mayoría de la gente piense lo contrario, le llaman el paraíso de la antropología.
-Un paraíso nada paradisíaco…
-El conflicto internacional más antiguo en el mundo actual es el conflicto palestino.
-¿El Mundial de Qatar 22 es una entelequia?
-No tiene por qué. Hay muchísimo dinero. Precisamente el fútbol y en concreto el fútbol español es lo que más presencia tiene en el mundo árabe. Se le dedican páginas y páginas a la rivalidad entre Messi y Cristiano Ronaldo. Del Barça en la mayoría de las ocasiones se habla como equipo catalán, cosa que antes no ocurría.
-¿Y aparte del fútbol?
-Si me pregunta por iconos españoles, le diría que Rafa Nadal, Julio Iglesias, Penélope Cruz. Y en cuanto a referencias culturales, dos sobre el resto, Picasso y Federico García Lorca.
-¿Se estudia el idioma español?
-Hay un dato muy revelador. En el mundo árabe cada vez existe más interés por Latinoamérica. Ahí España podía jugar un papel que no está cumpliendo. El papel de puente de Alcántara.
-La intervención de Turquía alargó la Primera Guerra Mundial. Ahora vuelve a ser escenario…
-Turquía es una pieza absolutamente primordial. Siempre lo fue, desde la aparición del imperio otomano. Es una pieza esencial entre lo que llamamos Occidente y Oriente, que también llaman el Levante. Ahora está jugando ese papel, aunque sea en un tema tan trágico y dramático como el de los refugiados.
-¿Cómo surge su vocación de arabista?
-Porque en la carrera tuve que elegir entre Griego y Árabe. Y el Griego se me daba bastante bien. Me fui a Egipto a conocer no el árabe de los libros, los despachos y las bibliotecas, sino el de la calle. Nunca me han interesado los grandes políticos, sino los grandes intelectuales y sobre todo las gente, los pueblos. Sus conversaciones. Al árabe no terminas de conocerlo nunca, jamás llegas a apropiarte de él. Yo siempre voy con un diccionario. El arabista que diga que no lo necesita le está engañando.
-¿Tendrá repercusión allí quién ocupa la Presidencia de España y EEUU?
-La presencia política de España en el mundo árabe es prácticamente inapreciable. Ha dado un bajón. El nuevo presidente o presidenta de Estados Unidos sí tendrá mucha relevancia, como la tendencia del régimen chino o de Rusia. Tampoco las cosas han ido demasiado bien con Obama. Y la cosa seguirá igual o irá a peor si Estados Unidos mantiene la alianza estratégica internacional con Israel. Son una incógnita las relaciones con la zona, no hablo sólo de Irán o Turquía, sino los países islámico del Extremo Oriente, como Indonesia.
-¿Y la Unión Europea?
-Lo único que se puede decir es que es indefinible.
-Habla del Oriente como Levante, la fórmula que utiliza el Estado Islámico.
-Es una terminología colonial que utilizaron franceses y anglosajones, especialmente los primeros.
-¿El Estado Islámico representa una tercera guerra mundial encubierta?
-Yo no soy un politólogo y aunque la politología me interesa bastante poco por no decir absolutamente nada, ¿por qué no se ha reconocido antes?, ¿por qué se ha actuado igual que con Al Qaeda? ¿Por qué se les ha dejado hacer y se ha tenido tanta permisividad? Son preguntas que alguien tendrá que responder. Igual que el Estado Islámico representó un peligro mayor que Al Qaeda, puede aparecer un agente que sea aún más peligroso.
-¿Es real la amistad de Franco y el mundo árabe?
–Franco era conocido en el norte de África, sobre todo en Marruecos. Le cuento una anécdota. En 1958, cuando yo vivía en El Cairo, fue el Real Madrid a jugar unos partidos amistosos contra equipos egipcios. Un periódico cairota tituló que había llegado el Real Madrid acompañado por el presidente de la República española Santiago Bernabéu. Rajoy tampoco es conocido. Sí lo fueron en su momento Suárez, Felipe González y Rodríguez Zapatero. Lo de Podemos ha empezado a aparecer hace tres o cuatro meses. En Marruecos a la Junta de Andalucía la llaman equivocadamente el Gobierno de Al Ándalus.
-¿Ha militado en algún partido político?
-Nunca. Ideológicamente he sido un hombre de izquierdas y lo sigo siendo. Cuando fui elegido rector de la Universidad Autónoma de Madrid, lo fui gracias al apoyo de los estudiantes del Partido Comunista. En el Ministerio de Educación fui conocido como el rector rojo o el moro Muza. Nunca milité porque todos los partidos carecen de democracia interna. A los dos días me habrían echado. Como leí en un pensamiento árabe, soy un tipo solidario y solitario. Al menos intento serlo.
Por Francisco Correal
Con información del Diario de Sevilla
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