Pruebas: E.I no tiene nada que ver con el Islam
El Estado Islámico dice actuar en nombre de Dios cuando en realidad contradice los textos sagrados en su propio beneficio.
“Son los primeros que no siguen los preceptos; entre otras cosas, las muertes”, reprocha Javier Rosón, analista del Islam en Europa de Casa Árabe. Sin embargo, los terroristas del grupo ‘Estado Islámico’ (EI) invocan el nombre de Dios al cometer atentados y pretenden erigirse como principales valedores del Islam. Por culpa de ello, comunidades musulmanas de todo el mundo se ven obligadas a recordar que no los representan.
Un repaso de las actuaciones que caracterizan a estos terroristas contrapuesto con lo que predica el Corán de la mano de los expertos sirve para comprobar que son la versión opuesta de lo que afirman defender. En caso de duda ante las palabras de Dios en el libro sagrado del Islam, los estudiosos recurren a la Sunna (tradición y enseñanza del Profeta musulmán Muhammad) como interpretación práctica del Islam.
Así, “el Corán tiene una ciencia aprobada mundialmente por todos los científicos. Lo que los terroristas hacen es un corta y pega al gusto”, lamenta Abdelaziz Hammaoui, uno de los mayores estudiosos del Islam en España: imám, teólogo musulmán, profesor de la Cátedra de las Tres Religiones en la Universidad de Valencia y presidente del Centro Cultural Islámico de Valencia.
Otro referente en España es Mounir Benjelloun, presidente de la Comisión Islámica de España y de la Federación Española de Entidades Religiosas Islámicas: “Someter el Islam a interpretaciones literales del Corán, sería injusto y equivocado. Estos terroristas no tienen nada que ver. Son grupos organizados que trafican con drogas y armas cuyo fin es perjudicar la imagen del musulmán. Nadie de los musulmanes cree en eso”.
MATAR
“El Islam es una religión de paz. Lo primero y principal es no matar a otro”, subraya Javier Rosón. Ni siquiera ser ultraconservadores implica estar a favor del conflicto armado. Los tablighi, una destacada rama musulmana de Asia que tiene más de 80 millones de seguidores y con cierta representación en Barcelona (llevan barbas largas y visten de blanco con chilaba, detalla Rosón) “están en contra de cualquier acción armada”.
Otro ejemplo se encuentra en Alemania. El país con más ‘yihadistas’ de la Unión Europea tiene una población de 40.000 salafistas, rama extremista del Islam a la que se adhieren numerosos terroristas, y sin embargo menos de 8.000 de ellos apoyan o promueven la violencia, según explicó en un reciente foro sobre terrorismo global en Madrid Daniel Heinke, experto en seguridad y director de la Oficina de Planificación de Políticas y Asuntos Especiales en Bremen.
Dolors Bramon, profesora emérita de la Universidad de Barcelona experta en el Islam, prefiere no hablar de yihadistas precisamente para evitar la confusión extendida de identificar “yihad” como “guerra santa”. Ella prefiere hablar meramente de terroristas, asesinos y “malos musulmanes”, pues yihad significa principalmente realizar un esfuerzo espiritual y su sentido bélico se produjo en un contexto histórico específico. En ello coincide también Hammaoui.
Por otra parte, la mayoría de las víctimas del EI son musulmanas, a quienes el Corán prohíbe explícitamente matar:
“Un creyente no puede matar a otro creyente, a menos que sea por error. Quien mate a un creyente premeditadamente, tendrá la Jehenna [condena al fuego del Infierno] como retribución eternamente”. (Corán 4:94/ 92-95/93).
La explicación es que para los terroristas, el resto de musulmanes que no siguen sus reglas son apóstatas, explica Hammaoui. Aun así, este estudioso del Islam subraya que el Corán no sólo prohíbe explícitamente matar a creyentes, sino a cualquier ser humano:
“Por esta razón, decretamos para los hijos de Israel que quien matara a un ser humano -no siendo [como castigo] por asesinato o por sembrar la corrupción en la tierra- sería como si hubiera matado a toda la humanidad; y, quien salvara una vida, sería como si hubiera salvado las vidas de toda la humanidad”. (Sura 5, Verso 32)
Las excepciones en las que el Corán sí justifica matar a otra persona se resumen en una motivación por defensa propia. Se producen en el contexto histórico bélico en los inicios del Islam y hoy sólo podrían ser aplicables si lo ordenase una autoridad estatal, coinciden todos los expertos consultados. Por cuestiones como ésta, al grupo terrorista que mató a 130 personas en París le interesa autodenominarse “Estado Islámico” (Daesh es su acrónimo árabe).
“Combatid en el camino de Dios a quienes os combaten, pero no seáis vosotros los primeros. Dios no ama a los agresores”. (Corán 2:186/190);
“Se permite que combatan a quienes han sido atacados porque han sido víctimas de una injusticia (…), de la expulsión de sus hogares, sólo por haber dicho: ‘Nuestro Señor es Dios’”. (Corán 22:40).
Hammaoui explica que esta última cita se refiere a una ocasión en la que “un grupo de personas, los primeros seguidores del Profeta, fueron expulsados de La Meca y ejercieron su derecho legítimo a la defensa (…). La lucha no es por motivos religiosos”.
“¿Por qué no queréis combatir por Dios y por los oprimidos -hombres, mujeres y niños- que dicen: ¡Señor, sácanos de esta ciudad de impíos habitantes! ¡Danos un amigo designado por Ti!’?” (Corán 4:77/75).
Esta motivación Hammaoui la interpreta precisamente como la lucha contra el terrorismo, que ataca a civiles: “El Corán recrimina a los musulmanes de la época por qué no luchan contra este grupo que está creando el terror. La defensa de la seguridad y de los bienes no estaban en manos de un Estado ni del ejército, era una obligación individual. Por lo tanto estos textos hoy no tienen uso”.
A pesar de estos versículos que llaman explícitamente a la defensa armada, Bramon subraya en su artículo Los fundamentos del poder en el Islam (revista Awraq, nº 9) que “los grupos islamistas que han surgido en estos últimos tiempos y que protagonizan acciones terroristas no están practicando ningún tipo de jihad [la autora considera más apropiada la transcripción con j]”.
El asesinato es uno de los mayores pecados para los musulmanes, resalta Hammaoui. Tanto es así que la Sunna dice que “Dios puede perdonar todos los pecados excepto la idolatría y el asesinato”.
Para despejar dudas sobre la enseñanza del Corán, además de a la Sunna, también se puede recurrir a otros estudiosos históricos que aún hoy el Islam considera vigentes y referentes. Bramon cita a Averroes, un filósofo y jurista andalusí del siglo XII. Él estableció una larga lista de todas las personas a las que no se debe matar: ancianos, mujeres, niños, enfermos psíquicos o crónicos, ciegos, campesinos, comerciantes, mercaderes, criados o esclavos… en definitiva, lo que en la época moderna se definiría básicamente como “población civil”, con especial atención a los más débiles.
Resulta igualmente relevante que Averroes prohibiera destruir edificios y las armas envenenadas, lo que ahora serían las armas químicas, de cuyo uso por parte del EI en Siria e Irak existen claros indicios.
SUICIDIO
“Está totalmente prohibido. El Corán dice ‘no os matéis a vosotros mismos’, que como dice el imán de la mezquita de París, puede entenderse [por tres vertientes]: no os matéis suicidándoos, no os matéis musulmanes contra musulmanes, o humanos contra humanos”, indica Bramon.
¿Por qué entonces esa costumbre de hacerse estallar con un cinturón de explosivos o matarse de otras formas al cometer un atentado? Un teólogo de referencia para los musulmanes a nivel mundial y actual presidente de la junta mundial de ulemas (doctores en leyes islámicas), Yusuf al Qaradawi, legitimó en el contexto de la primera intifada los ataques suicidas de Hamás contra Israel. Este egipcio exiliado actualmente en Qatar consideraba a los kamikazes mártires sin recursos a los que el único arma para combatir a una fuerza invasora era el suicidio.
Hammaoui reconoce sin problema que al Qaradawi publicó esta polémica fatwâ (norma jurídica establecida por una persona considerada autoridad pública) y considera que se equivocó con ella. Asegura que muchos musulmanes lo criticaron por ello y Al Qaradawi convocó un debate entre religiosos al respecto.
“El suicidio es un pecado mayor en el Islam. Considera que la vida no nos pertenece a nosotros, que es un don de Dios. En el mundo musulmán no tenemos autoridad religiosa infalible y cuando se equivoca, decimos que se equivoca. Él es un hombre normal, no el profeta”, señala Hammaoui. Aunque matiza que quien hoy se considera líder de la rama moderada del Islam se refería al conflicto palestino-israelí, en el que sí entiende que pueda resultar legítimo luchar contra un poder que considera invasor (hay resoluciones de la ONU que establecen límites territoriales que Israel no respeta), aunque no por medio del suicidio.
Para Benjelloun, este ulema es un “símbolo del Islam moderado, que llama a la convivencia entre religiones”. Y añade: “Él es el objetivo número uno de este grupo terrorista. Es uno de los estudiosos del Islam más moderados, se ha enfrentado de una forma directa a los terroristas”.
En cuanto al suicidio, lejos de la creencia de los kamikazes de que así se ganarán el paraíso, Muhammad dice en la Sunna: “Quien se suicida, caerá directamente en el infierno”.
SAÑA CON LAS VÍCTIMAS
En el Corán aparece 114 veces “en nombre de Dios clemente y misericordioso”, comenta Bramon. Por lo que no pueden actuar en su nombre al matar.
“Allahu Akbar” (Dios es grande) es la frase que entonan repetidamente los terroristas con su interpretación fanática del Islam antes de cometer un atentado. Sus ataques, degüellos y demás torturas suponen el extremo opuesto a la clemencia y misericordia que, según Bramon, predica el libro sagrado del Islam.
La Sunna también ordena no perseguir a quien huye, no atacar de noche… “Si ellos optan por la paz, debes aceptarlo”, dice el Corán, según Hammaoui.
“Lo que hacen ellos [los terroristas] también es basarse en libros antiguos de jurisprudencia, como los de la época de las cruzadas, de guerras, invasión y muchas barbaridades”, admite el teólogo musulmán. “Si coges un libro escrito por un sabio musulmán de esa época, encuentras mensajes duros, hacia ‘el infiel’, lo que hoy llamamos Occidente, etcétera. Una época en la que no existían las leyes internacionales y trasladan esas fatwâs [equivocadamente] a nuestro contexto”.
MALTRATO DE LOS REHENES
Por otra parte, la profesora indica que los musulmanes deben tratar y alimentar a los rehenes tan bien como a sí mismos. Si bien es cierto que las traducciones del libro sagrado a este respecto ya reflejan distintas interpretaciones en un solo versículo (Corán 8: 67): desde “no responde a un profeta tener cautivos [de guerra] antes de infligir una masacre (sobre los enemigos de Dios)” a “el Profeta no debe tomar ningún cautivo para reforzar su posición sobre la tierra”, según Corpus Quran.
Para entender el Corán, es necesario recopilar todos los textos sobre el mismo tema, ordenarlos cronológicamente (porque lo más reciente anula lo anterior) y si no se acierta a entender lo que dice el libro sagrado musulmán, se recurre a la aplicación práctica que le dio el Profeta, reflejada en la Sunna, recuerda Hammaoui.
“Cuando [los musulmanes] tuvieron su primer conflicto bélico, se quedaron con unos rehenes y no sabían cómo actuar. Las propuestas de los miembros de la comunidad, que venían de tribus, se diferenciaban, proponían castigo, o compensación económica… al final lo que el Profeta aprobó y fue la norma firme, fue que el castigo era que cada uno de los rehenes tenía que enseñar a los miembros de la comunidad musulmana a leer y escribir. Y ellos les tenían que dar de comer igual que a ellos”, ejemplifica.
Los rehenes se consideran merecedores de limosna y buen trato, porque a pesar de ser el enemigo, están desvalidos. El Profeta Muhammad en la Sunna también manda no mutilar.
VENTA DE PETRÓLEO Y OBRAS DE ARTE
El Estado Islámico domina varios pozos petrolíferos y no sólo ha destruido joyas artísticas en Palmira (Siria) o Nínive (Irak), sino que comercializan con unos y otros en el mercado negro. Ello sin contar el tráfico de órganos también denunciado por ciudadanos sirios y expertos como Bramon. “No es halal (lo lícito o permitido según el Islam) lo que comercializan”, apunta Rosón. Y es que varios pasajes en el Corán prohíben la corrupción y el robo.
“Un musulmán corriente sabe que una de las cosas mínimas que un musulmán debe practicar es ganarse su sustento de forma halal. No puede entrar nada en su bolsillo salvo de forma ética, nada de robos, engaños, mentiras. Si yo no cumplo con mis horas de trabajo, el dinero que me estoy llevando es ilícito”, detalla Hammaoui.
“En general se pinta a esta gente como radicales, exageradamente aplicados en religión y por otro lado como traficantes de petróleo, droga… es totalmente incoherente que una persona sea practicante del Islam y no cumpla con esto. A esta gente no le importa la religión, sino que simplemente la usan para sus intereses”, incide.
El Instituto Halal de España, que vela por los productos y servicios halal para la comunidad musulmana en el país, destaca los siguientes pasajes del Corán en su página web:
“¡OH VOSOTROS que habéis llegado a creer! No os arrebatéis los bienes injustamente unos a otros -ni siquiera mediante transacciones basadas en acuerdo mutuo- y no os destruyáis unos a otros: pues, ciertamente, Dios es en verdad un dispensador de gracia para vosotros”. (Corán, Azora Las Mujeres, 4:29)
“¡Dad [siempre] la medida justa, y no seáis de los que causan pérdidas [a otros, injustamente]; y [en todos vuestros tratos] pesad con una balanza fiel, y no despojéis a la gente de lo que es justamente suyo; y no obréis mal en la tierra sembrado la corrupción, sino sed conscientes de Aquel que os creó, como [creó] a las innumerables generaciones pasadas!” (Corán, Azora Los Poetas 26:181-184)
Bramon explica que el EI destruye obras anteriores al Islam, porque “tienen ambición territorial, no quieren fronteras. Si destruyes Palmira, le borras al sirio su pasado o si destruyes Nínive, a los iraquíes. [Así] no tienen pasado anterior al Islam al que remitirse”.
COACCIÓN RELIGIOSA
Los terroristas pretenden imponer su radical forma de entender el Islam, pero en realidad el Corán establece la libertad de culto y respeta la multiplicidad de religiones y culturas, indica Rosón.
“No puede haber coacción en cuestiones de religión”. (Corán 2:256)
“Si tu Señor hubiera querido, todos los habitantes de la tierra, absolutamente todos, habrían creído. ¿Y tú forzarás a los hombres para que sean creyentes?” (Corán 10:99-100).
“Quien mata a un no musulmán con quien mantenemos un pacto [de convivencia o paz], no llegaría a oler el olor del paraíso, ni de lejos”, dice Muhammad en la Sunna. “Se refiere a los no musulmanes que habitan en tierras musulmanas y a los que viven en comunidades con quienes se mantenía en su época acuerdos de paz, o lo que es lo mismo hoy, los acuerdos internacionales entre países”, indica Hammaoui.
“Estos grupos terroristas –Daesh es quizá el más salvaje- a la hora de seleccionar a sus seguidores van al perfil de la persona joven con pocos o nulos conocimientos de esta religión. Si yo copio y pego textos del Corán sin interpretarlos y se lo doy a chicos jóvenes con problemas sociales, pobreza, sin formación en la ciencia del Corán y les alimento con fuerte odio y venganza… Grupos como éstos carecen de referentes intelectuales y bibliografías para su ideología. Tienen un mensaje que juega a manipular emociones”, lamenta el teólogo musulmán.
Benjelloun, de la Comisión Islámica de España, recalca: “Esas personas en Francia [autoras de los atentados del 13-N] no han ido a ninguna mezquita y de la noche a la mañana están luchando por Allâh… Es injustificable. No lo hacen en el nombre del Islam”.
Por María Torrens Tillack
Con información de El Español
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