Muere Sabah Fakhri, la voz que le cantó a Siria durante 70 años
Se apagó la luz de la música en el Levante mediterráneo. Así se ha descrito la muerte de Sabah Fakhri, el popular cantante de música tradicional siria que iluminó varias generaciones árabes durante 70 años. A los 88 años y a causa de muerte natural, Fakhri murió el martes 2 de Noviembre en un hospital de Damasco. “Su corazón dejó de latir”, declaró su hija Anas: “No sé qué decir. Es una gran pérdida para el arte sirio”.
Las redes sociales se han volcado de expresiones de lamento y de cariño hacia el reputado cantante, publicados tanto desde Siria como desde alrededor del mundo. “Su interpretación de ‘Ya Mal al-Sham’, una canción sobre la capital de Siria, a menudo se toca en reuniones nostálgicas de expatriados sirios que cantan imitando el característico movimiento de la mano del Sr. Fakhri”, escribió Sara Dadouch, periodista siria afincada en Beirut que ejerce de corresponsal para The Washington Post cubriendo Líbano y Siria. “Cada vez que suenan sus canciones, las manos comienzan a agitarse, los ojos se llenan, los pies se mueven. Él era nuestro hogar”, escribía la propia Dadouch en su cuenta personal de Twitter.
Nacido el 1933 e hijo de un jeque, Sabah Aby Qaws —así era su nombre real— creció en la ciudad de Alepo, considerada una de las cunas de la música oriental árabe, rodeado de los sonidos que emitían las mezquitas. Uno de sus primeros trabajos fue, precisamente, trabajar de muecín en una de ellas, recitando el canto a la oración en la mezquita al Rawda de su ciudad natal. Décadas más tarde declararía que el canto del Corán es una gran escuela para la actuación y la buena pronunciación.
Atraído por la voz del joven Sabah, el músico Sami al-Shawa se lo llevó de gira musical por todo Siria, donde el aprendiz se construyó un nombre en seguida. Fue entonces cuando Sabah adoptó su nombre artístico en honor al líder nacionalista sirio, Fakhri al-Barudi. En 1948, a la edad de 15 años, ofreció uno de sus primeros conciertos públicos al actuar en el Palacio Presidencial de Damasco enfrente de los entonces presidente Shukri al-Quwatli y del primer ministro Jamil Mardam Bey, anteriores a la dinastía al-Asad.
La combinación de la poesía tradicional con la música lo llevó a erigirse como símbolo de la época dorada de la canción árabe. Fakhri adoptaba versos de antiguos poetas de hasta el siglo X, como Abu Firas al-Hamdani o al-Mutanabbi, y era capaz de cautivar la audiencia durante interminables horas, solo interrumpidas por el canto de la oración a la madrugada siguiente. Todos los obituarios publicados desde el mundo árabe coinciden en recordar el concierto que Fakhri ofreció en Caracas el 1968, en el que estuvo cantando durante 10 horas de forma ininterrumpida, batiendo un Récord Guiness.
Según SANA, el medio público sirio, Fakhri ocupó cargos en entidades artísticas sirias y árabes, siendo el vicepresidente de la Unión de Artistas Árabes y el director del Festival de la Canción Siria. “Mis condolencias a su familia personal y artística, así como a los fans en todo el mundo árabe”, declaró el cantante saudí Sileiman al Manah. Fahed Alnasser, compositor de Kuwait, ha considerado a Fakhri “la melodia de Alepo”, y ha concluido que “la luz de la música se apaga en el Levante”.
Por Joan Cabasés Vega
Con información de El Salto Diario
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