Dabke Libanés – Una tradición que nace de la solidaridad
«En el ritmo, nuestras piernas siempre el compás marcan; en la unión, nuestras manos es que de hecho se unen; en el grupo, nuestros hombros es que después de todo se tocan; y en la voluntad, la realidad nunca se deforma; en la nostalgia, Que se forjan; en la vivencia, los opuestos es que se complementan; Tu y Yo, nosotros dos en un gesto; tú y yo, juntos con todo el resto; en la solidaridad es que los hombre se forman; y en nuestro baile es que la gente Transforma y se transforma».
Origen de una danza que nace de la solidaridad de un pueblo
Mucho se habló y se habla de la danza tradicional llamada «dabke«, que es un baile popular en Líbano, Siria, Jordania, Turquía, Palestina, Irak y norte de Arabia Saudí y que representa la herencia folclórica de estos países. Se practica a menudo en festivales y bodas, siendo que el grupo de dabke consiste en un equipo de más de diez personas.
El difunto músico libanés, Zaki Nassif, cuenta en una de sus entrevistas sobre la historia de la dabke libanés: «El Dabke tiene una historia interesante, probablemente debido al proceso de pavimentación de techos de tierra en las aldeas libanesas construidas con piedra. En esa época, la superficie estaba hecha de tierra y grava esparcida en un estrado de madera, donde estaba arriba el techo. Solían comprimir las superficies con las piernas, antes de la invención del rollo de piedra, que conocemos hace cuarenta o cincuenta años. Generalmente los hombres se daban las manos, hombros con hombros, y empezaban a girar, caminando en círculos. La tradición del dabke, según la creencia de los narradores, surgió de ese hábito”.
Solían decir palabras de orden para adquirir energía y fuerza en este trabajo: «al aouna, al aouna, al aouna», que en lenguaje siríaco significaba «ayuda»; y la letra D (dal) era la señal en siríaco que equivalía al artículo definido al (o, a, los, as). Así nació d + al aouana = ala dalouna, es decir, vamos todos en la ayuda, uno ayudando al otro, para que podamos concluir la superficie y hacer los techos de las casas.
Esta maraña de manos, hombros e impulsión formó una especie de sistema de ritmo y cuenta: uno, dos, tres, cuatro, cinco, (levanta la pierna) y golpean todos el pie en el suelo en el conteo del seis, cantando la música «ala dalouna». El resto es folclore, baile, grupos de hombres y mujeres. El dabke se ha convertido en la alegría del pueblo, la unión de todos, el encuentro de los opuestos. Y en Líbano todo comienza y termina en dabke.
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