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San Isidro, un santo católico con influencias árabes

San Isidro vivió entre los siglos XI y XII, cuando la capital estaba todavía dominada por los árabes, lo que hizo que el patrón de Madrid recibiera el influjo de esta cultura, hasta el punto de que una investigadora del CSIC, Matilde Fernández, no descarta que pudiera llegar a ser musulmán.

Fernández considera que, dada la época en que vivió (aproximadamente de 1082 a 1172), el santo madrileño podría haber sido mozárabe -nombre adjudicado a los cristianos en territorio islámico que conservaban su religión- o bien musulmán.

Una teoría que ya expuso en su artículo ‘Isidro, el varón de Dios, como modelo de sincretismo religioso en la Edad Media’, publicado en 1999, y que asegura que desde ese momento han compartido otros investigadores e historiadores.

«No es muy importante saber si San Isidro o sus padres eran musulmanes, cristianos o mozárabes, porque sus costumbres o sus vidas diferirían muy poco», cuenta en una entrevista.

La doctora en geografía e historia, especializada en temas de Madrid y que trabaja en el centro de lengua, literatura y antropología del CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas) dice que la influencia árabe de San Isidro «es de sentido común».

Independientemente de la religión que profesara, sostiene que el Códice de San Isidro, del siglo XIII, que es el primer documento escrito que se conserva sobre la vida del santo, describe al actual patrón de Madrid como «un personaje cristiano con características islámicas».

Al respecto, afirma que el hecho de dar atributos de santidad a una persona sencilla que trabajaba como campesino es más propio en aquella época de santos musulmanes que cristianos, ya que por aquel entonces estos últimos solían ser mártires, nobles o religiosos de vida consagrada.

«Veo muchos elementos que le hacen un santo islámico, el mensaje es que se puede ser buen musulmán, buen cristiano y, sobre todo, buen madrileño», señala.

A su juicio, San Isidro es un «personaje legendario que cumple la función de un santo» en un momento de la historia en el que opina que su figura representaba «la conciliación entre ambas culturas», árabe y cristiana.

Sin embargo, el presidente de la Real Congregación de San Isidro, Luis Manuel Velasco, no duda en que San Isidro fue mozárabe, ya que «mantuvo su fe y sus prácticas cristianas en mitad de la dominación musulmana».

Además, recuerda que el Códice de San Isidro, que se conserva en la catedral de La Almudena, señala que el actual patrón de Madrid era un cristiano feligrés de la iglesia de San Andrés.

Lo que no descarta es la posibilidad de que jugara un papel conciliador entre las dos religiones monoteístas: «Era una persona tan buena que puede que fuera un modelo en ese sentido», dice en una entrevista.

En el proceso de canonización en el siglo XVII tuvo mucho peso el códice y la tradición oral sobre San Isidro, al que se atribuyen cientos de milagros y que junto a su mujer, Santa María de la Cabeza, es uno de los pocos casos de matrimonios de santos católicos.

Patrón de Madrid desde 1212, el presidente de la Real Congregación de San Isidro destaca entre las virtudes del santo su religiosidad y caridad, así como el amor a la familia y al trabajo.

Todavía hoy, en cientos de localidades rurales de dentro y fuera de España los sacerdotes bendicen los campos en su nombre.



«Es un santo muy del pueblo», dice Velasco, abogado de profesión que siempre ha sentido una gran devoción por esta figura.

Representado habitualmente con sus aperos de labranza, San Isidro también se dedicó a cavar pozos. Según Velasco, tres de ellos todavía se conservan en Madrid: uno próximo a la Basílica de San Miguel, otro en la ermita de San Isidro (junto al cementerio del mismo nombre) y el tercero y más famoso en el interior del Museo de los Orígenes de Madrid o de San Isidro.

Según la tradición, en este lugar estuvo la casa de los Vargas, amos de San Isidro, donde vivió y murió el santo.

El actual edificio, del siglo XVI, alberga una reconstrucción del conocido como ‘pozo del milagro’, donde supuestamente San Isidro salvó a su único hijo de morir ahogado al hacer subir las aguas hasta el brocal.

«Hay personas que preguntan directamente por el pozo porque ya tienen referencias», cuenta María Victoria López Hervás, una de las trabajadoras del museo.

Este edificio es un punto de peregrinación fundamental para los que quieran conocer más detalles sobre la vida del santo, tanto por su archivo como por las esculturas, pinturas y demás objetos artísticos relacionados con el patrón de la capital.

Los más devotos acuden hasta la Real Colegiata de San Isidro, del siglo XVII, que fue la anterior catedral de Madrid y alberga en el altar una urna con el cuerpo incorrupto del santo y otra con las reliquias de su esposa, Santa María de la Cabeza.

Por Sol Carreras
Con información de La Vanguardia

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