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América latina y el conflicto palestino-israelí

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Ir a 1º Parte: La cuestión palestina y los países latinoamericanos


América latina y el conflicto palestino-israelí frente a la reconfiguración del orden mundial (1990-2012)

1990-2003: La normalización de las relaciones con Israel y la Autoridad Palestina.

Tres factores a principios de los años 1990 modificaron la relación de los Estados latino-americanos con el conflicto en el Medio Oriente: el fin de la Guerra Fría y la emergencia de una nuevo orden unipolar en 1990; la estabilización democrática de todos los países de la región; y finalmente, el proceso de paz palestino-israelí y la creación de la Autoridad Nacional Palestina (ANP). Combinados, estos factores participaron de cierta normalización de las relaciones de los Estados latinoamericanos tanto con Israel como con la nueva Autoridad Palestina.

Las democratizaciones y el proceso de paz palestino-israelí tuvieron, en particular, un efecto convergente: por un lado, los países aislados durante su periodo autoritario buscaban reinsertarse internacionalmente con una progresiva universalización de sus relaciones exteriores, mientras que para las nuevas instituciones palestinas, era importante ganar respetabilidad internacional mediante la expansión de sus relaciones diplomáticas. El resultado fue la apertura oficial de misiones diplomáticas palestinas (como “delegaciones especiales”) en los países latinoamericanos a lo largo de la década: 1992 en Chile, 1993 en Brasil, 1995 en México, 1996 en Argentina y Colombia, 1998 en Perú.

Chile fue él que lideró este proceso de normalización con Palestina, bajo el impulso de los parlamentarios y de la colectividad árabe-palestina. El 17 de diciembre de 1992, una ceremonia de apoyo a la OLP fue organizada en el Congreso Nacional. Era la primera vez que representantes de la comunidad palestina se reunían oficialmente con diputados y senadores. El Presidente de la Cámara de Diputados, José Antonio Viera Gallo, pidió el reconocimiento diplomático de la oficina de la OLP en Chile.

La firma de los Acuerdos de Oslo 13 de septiembre 1993 aceleró el proceso. En diciembre de 1993, la delegación especial en Santiago fue la primera en verse otorgar todas las inmunidades y privilegios equivalentes a los de una embajada, gesto que fue replicado por Brasil en 1998. En junio de 1995, Chile firmó con la OLP un “Memorándum de Entendimiento relativo a la Cooperación Científica, Técnica, Cultural y Educativa Chileno-Palestina”, y en abril de 1998, abrió la primera representación diplomática latino-americana en Ramallah, sede de la Autoridad Palestina. Sin dudas, el clima optimista en cuanto al proceso de paz permitió que Chile estrechase sus vínculos con Palestina sin dañar sus buenas relaciones con Israel.

Con el fin de la Guerra Fría, las tensiones agudizadas por el enfrentamiento indirecto de los dos superpoderes empezaron a aflojarse. En Centroamérica, esta nueva configuración permitió el desenlace de las guerras civiles en la primera mitad de los años 1990. El conflicto palestino-israelí perdió en la región su sentido ideológico: la Nicaragua post-sandinista de Violeta Chamorro (1990-1997) reanudó las relaciones diplomáticas con Israel en 1992, sin suspender la presencia diplomática palestina.


Este relativo equilibrio en las relaciones diplomáticas bilaterales fue
contrabalanceado, sin embargo, por una estructura mundial más bien favorable a Israel. Simbólicamente, el 16 de diciembre de 1991, todos los Estados latinoamericanos menos Cuba votaron así la revocación de la resolución 3379 equiparando el sionismo a una forma de racismo (resolución 46/86). La emergencia de un orden unipolar regido por la hiperpotencia estadounidense llevó algunos Estados latinoamericanos a buscar un alineamiento con la política exterior de Estados Unidos, en particular en las cuestiones relativas al Medio Oriente. Las dos presidencias de Carlos Menem en Argentina (1989-1999) fueron características de esta dualidad: por un lado una simbólica de equidistancia – vale recordar que Carlos Menem ofreció su mediación en el conflicto árabe-israelí – mientras que por otro, se estrecharon los vínculos con Israel, que se convirtió en el primer país de la región visitado oficialmente por el presidente Menem 28. Esta política exterior respondía a los lineamientos del “realismo periférico”, teoría del alineamiento con las grandes potencias ideada por Carlos Escudé, entonces consejero de la Cancillería argentina.

En Brasil, el gobierno de Fernando Collor (1990-1992) siguió una política exterior más o menos similar a la de la Argentina de Menem. Las presidencias siguientes – Itamar Franco (1992-1994) y Fernando Cardoso (1995-2003) – atenuaron algunos rasgos de esta diplomacia, pero como lo subrayan André Luiz Reis da Silva y Bruno Pilla, la década del 1990 en Brasil fue sobre todo marcada por un relativo desinterés por el Medio Oriente, y por ende por la cuestión palestino- israelí 29.

2003-2012: Un nuevo compromiso con la causa palestina

La década del 2000 introdujo un verdadero cambio en las políticas exteriores de América latina hacia el conflicto palestino-israelí. La elección de gobiernos de izquierda y centro-izquierdas 30 y el auge de las relaciones económicas Sur-Sur favorecieron la emergencia de diplomacias latinoamericanas en busca de más autonomía con respecto a los Estados Unidos, mediante principalmente la diversificación de sus socios comerciales y políticos. En este marco, un mayor compromiso con la cuestión palestina pudo aparecer para algunos países como una herramienta para posicionarse en el escenario internacional.

Para Brasil, potencia emergente candidata a un puesto de miembro permanente en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, el Medio Oriente constituye una región clave para acceder al estatus de global player. Bajo la presidencia de Luis Inácio Lula da Silva (2003-2010), Brasil demostró así un interés inédito por la situación en Israel y Palestina. Logró expresar una mayor sensibilidad por las preocupaciones palestinas, sin comprometer fundamentalmente sus relaciones con Israel. En diciembre de 2003, durante la primera visita oficial del presidente Lula da Silva a Egipto, los representantes brasileños tuvieron un encuentro con Nabil Shaat, el Ministro de Relaciones Exteriores de la Autoridad Palestina, reunión en la cual surgió la idea de que Brasil podría crear una oficina de representación en Ramallah. La sugerencia se concretó en 2004, seis años después de la apertura de la misión chilena, pero en el contexto mucho más tenso de la segunda Intifada. La decisión de Brasil fue seguida por México en 2005, por Argentina en 2008 y por Venezuela en 2009.

Otro momento importante para las relaciones Brasil-Palestina ha sido la organización en Brasilia de la primera Cumbre ASPA (América del Sur-Países Árabes) en mayo de 2005. La cumbre permitió a Brasil consolidar sus vínculos con la ANP, y recíprocamente al presidente palestino Mahmud Abbas de activar su diplomacia en América del Sur 31. Los Jefes de Estado y de Gobierno presentes aprobaron la “Declaración de Brasilia”, un documento elaborado al final de la cumbre y que respaldaba, en particular, las reivindicaciones palestinas de un Estado sobre la base de las fronteras de 1967 32.

La diplomacia brasileña manifestó desde entonces su disponibilidad para servir de mediador en el conflicto palestino-israelí 33. En noviembre de 2007, Brasil fue convidado, junto con los otros miembros del Foro de diálogo IBAS (India, Brasil, África del Sur), a la Conferencia de Annapolis (Estados Unidos) por la paz en el Medio Oriente. Tal invitación constituía un hito para los países emergentes, sin embargo, la administración estadounidense se impuso como la principal mediadora, dejando a los otros actores, inclusive los del Cuarteto para el Medio Oriente (Naciones Unidas, Rusia, Unión Europea), un rol de simple observador de las discusiones. La experiencia reforzó la idea del presidente Lula da Silva en cuanto a la necesidad de abrir las negociaciones palestinas-israelíes a nuevos actores, y el mandatario brasileño reiteró su buena disposición ante ambas partes en un viaje histórico a Israel y los Territorios Palestinos en marzo de 2010.

Al ser mantenida al margen de las grandes instancias de decisión, la diplomacia brasileña decidió usar la cooperación y la ayuda como su principal instrumento de soft power. En marzo de 2009, Argentina, Brasil, Chile, México y Venezuela participaron en la “Conferencia Internacional en Apoyo de la Economía Palestina para la Reconstrucción de Gaza”, que convocó en Sharm El-Sheikh (Egipto) a delegaciones de más de 60 países y representantes de las principales organizaciones internacionales. Brasil hizo una contribución de US $10 millones, equivalente a potencias como Rusia 34. En el plano bilateral, la Agencia Brasileña de Cooperación (ABC) firmó cuatro acuerdos con la ANP en 2010. Bajo la presidencia de Lula da Silva, los territorios palestinos se convirtieron de hecho en el primer receptor de la ayuda humanitaria enviada por Brasil, con casi US $ 20 millones de donación (o 12,84% de este programa) 35.

El gobierno de Dilma Rousseff ha seguido hasta ahora el mismo camino, firmando por ejemplo en mayo de 2012 un aporte de US $ 7,5 millones a la Oficina de las Naciones Unidas para la Ayuda a los Refugiados Palestinos (UNRWA) en Gaza 36. La cifra representa un aumento de casi 700% en comparación con la donación brasileña de 2011, haciendo de Brasil el mayor donante entre los países que forman parte de los BRICS (Rusia, India, China y Sudáfrica).

En comparación, los otros países latinoamericanos ofrecen relativamente poco a los Territorios Palestinos. El Centro Hispano-Palestino de Ramallah que abrió sus puertas en 2009 gracias a la cooperación española tuvo así que suspender sus actividades en mayo de 2012 debido a la falta de aportes financieros por parte de Chile, Venezuela, México y Argentina. Con todo, Chile se destaca el área de la salud, con el envío de delegaciones médicas a territorio palestino desde 2006, y con la firma en 2008 de un Memorando de Entendimiento entre el Ministerio de Salud de Chile y el Ministerio de Salud de la ANP, en virtud del cual se facilitó el traslado a hospitales palestinos, de médicos chilenos pertenecientes al “Programa de Cooperación Médica Chile-Palestina”. Esta iniciativa, de financiamiento privado, ha posibilitado el envío de material quirúrgico y la realización de operaciones de alta complejidad en recintos asistenciales palestinos 37.

Si Venezuela no ha sobresalido por su contribución financiera, el gobierno levantó fuertemente la voz para defender simbólica y políticamente la causa pales-tina en el escenario internacional. Junto con la cuestión nuclear iraní, la cuestión palestina ha permitido al presidente Chávez liderar a nivel latinoamericano una “diplomacia contestaría” 38 y anti-imperialista.

Frente a la dura ofensiva israelí en la Franja de Gaza en diciembre de 2008, Venezuela anunció el 14 de enero de 2009 la suspensión de sus relaciones diplomáticas con Israel. Su decisión fue inmediatamente seguida por Bolivia, y un año más tarde, en junio de 2010, por Nicaragua, ambos países siendo parte del bloque ALBA (Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América). Esta tentativa de radicalización de Latinoamérica sobre la cuestión palestina no ha encontrado, sin embargo, mucho eco. Brasil, Argentina y Chile buscan en particular balancear cada gesto a favor de los derechos palestinos con declaraciones recordando el derecho de Israel a vivir en seguridad. Los países del Mercosur firmaron en 2007 un Tratado de Libre Comercio (TLC) en Israel que entró en vigencia en 2011, seguido pocos meses después por un TLC con la Autoridad Palestina.


Los grandes y medianos países no han sido los únicos en América latina en encontrar en la cuestión palestino-israelí un nuevo motivo de interés. Otros pequeños países desarrollaron con bastante audacia una diplomacia activa al respecto. Costa Rica, históricamente uno de los más sólidos aliados de Israel en el continente, fue sorpresivamente el primero de ellos. En agosto de 2006, el país decidió
transferir su embajada de Jerusalén a Tel Aviv, restaurando una norma internacional que sólo Costa Rica y El Salvador no respetaban. La decisión fue confirmada, a pesar de las presiones israelíes y fue seguida el mismo mes por El Salvador. En febrero de 2008, Costa Rica fue también pionero en América latina en reconocer el Estado palestino 39. Esta nueva política exterior fue una iniciativa personal del presidente Oscar Arias, motivado por el deseo de “ampliar las fronteras diplomáticas del país, fomentar los negocios con los árabes y ganar apoyo para entrar al Consejo de Seguridad en el 2008” 40, como lo confirmarían los informes confidenciales enviados a Washington y revelados por Wikileaks en 2011. Para Arias, los resultados fueron efectivamente positivos: el país estableció nuevas relaciones con siete países árabes y fue electo en el Consejo de Seguridad para el período 2008-2009.

En julio de 2009, el presidente de la República Dominicana Leonel Fernández decidió tras reunirse con las autoridades palestinas en la XV Cumbre del Movimiento de Países No Alineados en Sharm el-Sheikh (Egipto), unirse a la decisión de Costa Rica de iniciar relaciones diplomáticas con la ANP y reconocer el Estado palestino. El presidente Fernández comparte la opinión de Oscar Arias según la cual América Latina podría desempeñar un papel mediador en el Medio Oriente. Las fundaciones creadas por ambos presidentes organizaron de hecho en marzo de 2011 en San José (Costa Rica) una “Conferencia para la Paz en el Medio Oriente” con personalidades del mundo árabe y de América latina.

Alentado por las decisiones dominicana y costarricense, Mahmoud Abbas realizó una segunda gira por Latinoamérica en noviembre de 2009, visitando. Brasil, Chile, Argentina, Paraguay y Venezuela. La cuestión del reconocimiento del Estado palestino fue el motivo principal de este viaje. El presidente Chávez acepta y ratifica la petición palestina. Pero la diplomacia palestina, la decisión clave provendría de Brasil 41, – en razón de su influencia sobre la región – sea porque genera competencia o suscita adhesión. Fue de hecho el anuncio de Brasil el 3 de diciembre de 2010 que dio el impulso para que el resto de la región se alineara sobre esta decisión. En apenas cuatro meses, Argentina, Bolivia, Ecuador, Chile, Guyana, Perú, Paraguay, Surinam y Uruguay se unieron al reconocimiento del Estado palestino 42.

La discusión en Chile fue particularmente animada, las organizaciones de la comunidad palestina temiendo que el nuevo gobierno de Sebastián Piñera altere la línea seguida por los anteriores gobiernos de la Concertación. El gobierno finalmente aprobó la decisión el 7 de enero de 2011, aunque sin mencionar explícitamente las fronteras de 1967 como lo habían hecho hasta entonces los otros países. Como prueba de su compromiso por la paz, el presidente Piñera anunció una visita oficial histórica a Israel y a los territorios ocupados palestinos, la cual se realizó en marzo de 2011.

Conclusión

Las Naciones Unidas otorgaron tempranamente a América latina un papel en la resolución del conflicto palestino-israelí, pero es sólo en la última década que algunos países de la región han asumido un mayor protagonismo, comprometiéndose más firmemente con los derechos palestinos, sin dejar nunca de cuidar sus relaciones con Israel. Los gestos políticos en esa dirección han sido cada vez más numerosos, pero sus resultados sobre las negociaciones palestino-israelíes son por el momento bastante escasos. El proceso de mediación sigue siendo cerrado y el rol de los Estados Unidos preponderante.  Por lo demás, ni Brasil, ni la región en su conjunto, han sido capaces de poner sobre la mesa una propuesta innovadora para hacer avanzar las negociaciones, como lo habían hecho por ejemplo Turquía y Brasil en mayo de 2010 acerca del problema nuclear iraní.

El estudio de las posiciones latinoamericanas sobre la cuestión palestina entrega finalmente interesantes enseñanzas sobre la determinación de sus políticas exteriores. La evolución de la estructura de las relaciones internacionales – desde la bipolaridad hacia una multipolaridad creciente – permite sin dudar explicar las tendencias a grandes rasgos (según el posicionamiento estratégico del Estado en el sistema internacional y el tamaño del país y su margen de maniobra en términos políticos y económicos), pero no permite apreciar la complejidad de las decisiones a nivel nacional: la voluntad individual de sus Presidentes así como la movilización de comunidades judías y árabes-palestinas, son factores que también contribuyeron a moldear los comportamientos de los Estados latinoamericanos sobre la cuestión palestina.



Por Cecilia Baeza – Universidad de Brasilia (UNB)
Con información de Araucaria. Revista Iberoamericana de Filosofía, Política y Humanidades (2012)


Notas:

28 La no-votación de Argentina para la resolución 47/172 (dic. 1992) deplorando los asentamientos israelíes en territorios ocupados palestinos es también característica de esta política. Argentina, Uruguay, República Dominicana y El Salvador fueron los únicos latinoamericanos en no aprobar la resolución. Para un análisis detallado de la política exterior de Argentina, ver: Giaccaglia, Clarisa, “Las mil y una noches del gobierno argentino. Repercusión de los atentados terroristas de 1992 y 1994 en la política exterior del país”, en Contra Relatos desde el Sur. Apuntes sobre África y Medio Oriente, año II, n°2, junio 2006;
29 Reis Da Silva, André Luiz y Pilla, Bruno, “O Oriente Médio na política externa brasileira (1947- 2011): aproximação, distanciamento e engajamento”, Ciências & Letras (Porto Alegre), n. 51, jan./ jun. 2012, p.121
30 Cabe recordar que muchos grupos de izquierda hoy partidos de gobierno tuvieron relaciones históricas con la OLP. El PT brasileño del presidente Lula, los Tupamaros uruguayos del presidente José Mujica y los Sandinistas nicaragüenses del presidente Daniel Ortega son ejemplos de aquello. Ver Barrata, Robert Thomas, “The PLO in Latin America”, en Norton Augustus R., Greenberg Martin H. (org.), The International Relations of the Palestine Liberation Organization, Southern Illinois University Press: Carbondale/Edwardsville, 1989, p.166-195
31 El Presidente Abbas aprovecho de la Cumbre ASPA en Brasil para seguir su viaje a Chile, en una histórica visita donde se encontró con los miembros de la colectividad palestina-chilena, estimada por sus organizaciones a unos 350.000 personas.
32  “Declaración de Brasilia”, 10 -11 de mayo de 2005, punto 2.8.
33 Ver Reis Da Silva, André Luiz y Kunrath, Bruna, “O Brasil como mediador da paz no Oriente Médio”, Meridiano 47, n°116, mar. 2010, p.18-20
34  Reis Da Silva, André Luiz y Pilla, Bruno, op.cit., p.126
35 Brun, Elodie, “Do Latin American countries still dream about Arab investment? The case of Brazil and Chile”, Presentation for the III Gulf Research Meeting, Cambridge (UK), 10-14 de julio de 2012
36 “Brazil contributes $7.5 million to UNRWA in Gaza”, 14 de mayo de 2012, http://www.unrwa.org/etemplate.php?id=1345
37 “Palestina: características políticas y relación bilateral con Chile”, Asesoría Técnica Parlamentaria (Congreso Nacional de Chile), 25/02/2011
38  Badie Bertrand, Le Diplomate et l’Intrus, Fayard, Paris, 2008, 430 p.
39 Con la excepción de Cuba y Nicaragua, como lo vimos en la primera parte
40 “Nexo tico con árabes tuvo en vela a diplomáticos de Israel y EE.UU.”, La Nación (San José), 11 de Marzo de 2011
41 Ver por ejemplo la entrevista de M. Abbas: “Abbas destaca liderança do Brasil na América do Sul”,Folha de São Paulo (São Paulo), 11 de mayo de 2005
42 En agosto de 2011, Honduras y El Salvador se unieron también al reconocimiento del Estado palestino, dejando sólo Colombia, Guatemala, México y Panamá fuera de la decisión. En septiembre de 2011, una resolución fue presentada en la UNESCO para considerar Palestina como miembro de pleno derecho de la organización. Fue aprobada por casi todos los Estados latinoamericanos, menos Colombia y México que se abstuvieron, y Panamá que se opuso. Sin embargo, en diciembre de 2011, todos los países latinoamericanos sin excepción aprobaron la resolución 66/146 de la AGNU recordando el derecho inalienable de los palestinos a un Estado.



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América latina y el conflicto palestino-israelí por Cecilia Baeza se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional.
Basada en una obra en https://paginasarabes.com/2015/11/01/america-latina-y-el-conflicto-palestino-israeli.

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