Marruecos justifica presencia en el Sáhara a través del cine
El ministro de Comunicación y portavoz del Gobierno marroquí, Musfafa El Jalfi, anunció el apoyo a la producción de documentales sobre la historia del Sáhara y la promoción de la cultura hassania, con un presupuesto anual de 15 millones de dírhams (unos 140.000 euros), con la intención de “mostrar las bases reales provenientes de los ciudadanos saharauis”.
El anuncio se hizo en un desayuno, que rompía ese día el Ramadán, organizado en presencia de profesionales del cine, representantes profesionales, instituciones, sindicatos de la industria cinematográfica. También se anunció que habrá semanas dedicadas al cine marroquí en distintos países de América Latina “para promover la cultura marroquí”.
El mensaje no es nuevo y menos a poco de los 40 años de ocupación del Sáhara y España, como siempre de forma indirecta, está presente. Hay que remontarse a la aparición en 2012 del documental ‘Hijos de las nubes’ producido por el actor Javier Bardem –declarado por los medios del país vecino, uno de los 50 grandes enemigos de Marruecos-. La gran repercusión internacional de este documental y de una de las afirmaciones de Bardem, un chascarrillo, citado en 2014 –la película llevaba ya dos años- generó un conflicto diplomático. Contó en la presentación del documental en París algo que recoge el documental, que el embajador francés en la ONU, Gerard Araud, -quien dos años después negaba la frase- le había comentado en privado (ningún embajador entrevistado quiso ser grabado) que, para Francia, Marruecos era “una amante con la que se duerme todas las noches, de la que no está particularmente enamorado pero que se debe defender”. La polémica frase –insisto, con repercusión dos años después- provocó inmediatamente gran malestar en Marruecos, la llamada a consultas del embajador francés, la paralización de una visita institucional y que el presidente Hollande tuviera que llamar al rey Mohamed VI para ratificarle sus históricas buenas relaciones.
La respuesta mediática marroquí a Bardem llegó primero a través del documental realizado en 2013, ‘Polisario: Identidad de un frente’ (Polisario: L’identité d’un front) del realizador belga-marroquí Hassan El Bouharrouti, cuyo objetivo era responder a ‘Hijos de las nubes’ –de hecho, la foto de portada es muy parecida, un saharaui en el desierto conduciendo un camello-. Se explica la visión marroquí del conflicto en unos 90 minutos, donde con imágenes provenientes de archivos franceses y testimonios de antiguos dirigentes del Frente Polisario, se califica de ‘conflicto artificial’ el enfrentamiento iniciado en 1975. Este documental fue emitido en París, Ginebra y Bruselas. Medios marroquíes se han quejado de que no pueda ser pasado en televisiones españolas cuando sí se ha hecho en canales televisivos de Francia.
Posteriormente y con más contenido fue la película ‘Frontieras’ (Fronteras), realizada por la directora marroquí Farida Benlyazid (Tánger, 1948) y estrenada en enero de 2014 en Rabat en presencia del ministro de Comunicación marroquí, Musfafa El Jalfi. Fue una respuesta como ella misma afirmó en su día, “Javier Bardem y Almodóvar llevan una lucha muy fuerte (en el conflicto del Sáhara), y me parece que están equivocados y por eso quería decir que ‘así son las cosas’”.
‘Frontieras’ se ha podido ver el pasado junio (2015) en el festival Cines del sur de Granada y en el festival Latinarab de Buenos Aires el año pasado y repetirá también en su quinta edición este noviembre, donde Marruecos es el país invitado.
Lean el resumen de la película para fuera de Marruecos:
“muestra un viaje sobre la magia del desierto entre el documental y la ficción a través de la historia de Maite, –interpretada por la actriz española Romina Sánchez- quien viaja a El Aaiún, en pleno corazón del Sahara marroquí (sic), para realizar un documental junto a Dahmane (interpretado por Mohamed Merouazi). La realidad que descubre en el lugar no se corresponde en absoluto con aquello que se había imaginado. Ella cree que Dahmane quiere influir en su trabajo y decide marcharse. El día antes de su partida, se encuentra con un grupo de personas perteneciente a una ONG que se dirigen al desierto; Maite decide unirse a ellos. Allí comenzará su aventura”.
La versión difundida en territorio marroquí es bastante diferente, además de citar el film como “al servicio de nuestra identidad territorial”, por lo que recibió numerosos elogios, su resumen es el siguiente:
“Maite es una realizadora española que efectúa un viaje para conocer la cuestión del Sáhara marroquí, acompañada del marroquí Dahmane. A medida que conoce la evolución de los hechos, la realizadora española, se da cuenta de las inexactitudes de sus ideas preconcebidas como las que tienen sus compatriotas y descubre la verdadera realidad del Sáhara y la estabilidad de los que viven en las provincias del sur marroquí (sic). Así, toma conocimiento de la verdad a través del testimonio de numerosos académicos, historiadores, antropólogos, así como responsables de la ONU y de miembros saharauis de organizaciones de derechos humanos, donde la mayoría ha vuelto a la patria huyendo de los campos de Tinduf. Ella conoce la verdad a través de los testimonios de los habitantes de las poblaciones locales”. Por cierto que la actriz española declaró tras hacer el film, “para mí es una experiencia no solo profesional porque a nivel personal me ha tocado mucho”.
El rodaje fue realizado en El Aaiún, Smara, Dajla y otras ciudades del Sáhara, así como en la marroquí Tarfaya –donde se muestra el museo en honor a Antonio de Saint-Exupéry, creador de El Principito-. Se inició en mayo de 2012 y duró seis meses. Cuando se estrenó algunos medios oficiales españoles señalaban simplemente, “narra la historia de una española que viaja al Sáhara para hacer un documental”, sin dar más detalles. A lo largo de la película los diferentes actores se expresan en cinco idiomas, el árabe marroquí donde está grabada, el francés –está subtitulada a ese idioma-, el español que usa a veces la protagonista, el inglés y finalmente el árabe hassania.
Benlyazid, hija de padre marroquí y madre española, estudió Literatura y Cine en París, ha realizado ‘Una puerta hacia el Cielo’ (1989), ‘Astucias de Mujeres’ (1999), ‘Casablanca, Casablanca’ (2002) y ‘La vida perra de Juanita Narboni’ (2005), basada en la novela del escritor español nacido en Tánger, Ángel Vázquez.
Otra postura ciertamente es la del joven director de cine Nadir Bouhmouch vinculado al movimiento 20 de febrero y que estuvo en el festival Fisáhara, en los campamentos saharauis en 2013. “Ya he sufrido suficiente autocensura en el asunto del Sáhara occidental. Los refugiados con los que trabajaré allí son refugiados porque mi país, Marruecos, ocupa su tierra” declaró. Vive en Estados Unidos y ha realizado en 2012 el documental ‘Mi Majzén y yo’ (My Makhzen and me) de 45 minutos, donde recoge las experiencias del movimiento 20 de febrero, ligado a la primavera árabe, y ‘475, cuando el matrimonio se convierte en castigo’ (2013), mención del jurado en el festival de Cine y Derechos Humanos de Valencia.
Esta película hace alusión al artículo 475 del código penal marroquí que recoge que un hombre que haya cometido un acto de violación puede evitar su condena si posteriormente se casa con la víctima. Está dedicado a un caso que conmocionó a Marruecos en marzo de 2012 cuando en Larache la menor Amina Filali se suicidó tras sufrir malos tratos de su familia política, su marido fue su violador pero se salvó del castigo gracias al artículo 475.
Por Jesús Cabaleiro Larrán
Con información de Periodistas en español
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