La cara oculta de Ibiza
Esta isla española no es sólo fiesta y diversión nocturna, también cultura y arqueología
Ibiza tiene fama en todo el mundo por sus fiestas extravagantes y sus calas de aguas turquesas. Sin embargo, su valor histórico y artístico sigue siendo desconocido. La isla, cruce de culturas durante siglos, cuenta con importantes enclaves históricos, entre ellos la necrópolis de Puig des Molins.
No hay un lugar en todo el mundo como el puerto de Ibiza en una noche de verano. El espectáculo, alimentado por la excentricidad y la frivolidad de los multimillonarios, excitados por sus facturas prohibitivas, supera todo lo imaginable. El desfile de personalidades es tal que basta con sentarse en una terraza y dejar pasar el tiempo contemplando el exceso. Cuanto más tarde mejor.
Pero el ruido, la fiesta y la vivacidad de la masa visitante que inunda Ibiza durante 14 semanas oculta su innegable valor histórico, cultural y arquitectónico. En 1999 la Unesco declaró Patrimonio de la Humanidad la acrópolis de Dalt Vila (el casco antiguo de la ciudad de Ibiza), la necrópolis fenicio-púnica de Puig des Molins y el asentamiento fenicio de Sa Caleta, vestigios de los primeros asentamientos de la isla.
Viaje a la muerte en la Ibiza antigua
Puig des Molins es una pequeña colina coronada por varios molinos que en los siglos púnicos fue una inmensa necrópolis. Allí se encuentra el Museo Monográfico del Puig des Molins, que ofrece un recorrido por la muerte en la antigüedad a través de los materiales recuperados en las tumbas fenicias, púnicas y romanas.
El elemento más abundante del yacimiento son los hipogeos púnicos: tumbas subterráneas cavadas en el interior de la roca, de lejana tradición egipcia y plenamente adoptado por la cultura cartaginesa.
Los ajuares son mucho más numerosos y variados que los fenicios. Incluyen elementos del tocado y adorno personal (cuentas de collar, joyas), elementos de significado mágico religioso (huevos de avestruz, terracotas, escarabeos) y recipientes de cerámica, que tenían un valor funcional.
Destaca el busto de la diosa Tanit, una de las más importantes de la mitología cartaginesa, convertida en un verdadero símbolo de Ibiza. No es extraño ver comercios con el nombre de Tanit e incluso mujeres que se llaman así. La diosa representa el amor, la fertilidad, la vida y la prosperidad.
Dalt Vila, una acrópolis para la posteridad
La silueta de Ibiza, coronada por la catedral de Santa María, el edificio más emblemático de la ciudad consagrado en 1235, conserva un singular legado histórico, conformado por el recinto amurallado mejor conservado del Mediterráneo. Su construcción fue impulsada por Carlos I y Felipe II para mantener y defender los territorios de la Corona española. El lugar fue reservado para el estamento eclesiástico, las familias adineradas y los organismos públicos.
Cuando la isla dejó de ser el blanco de los ataques de piratas turcos y berberiscos, la acrópolis, conocida como Dalt Vila (la ‘ciudad de arriba’) quedó en pie para la posteridad. Todavía hoy es posible pasear entre callejones empinados, caserones cerrados, ventanas góticas y jardines ocultos, cuyos rincones esconden una bellísima mezcla de estilos históricos.
Además, es un lugar para contemplar la maravillosa vista del puerto y de la bahía. Los baluartes de la fortaleza se han convertido en improvisados miradores sobre la ciudad, desde donde también se puede distinguir la isla de Formentera. Por la noche se aprecia la colorida iluminación y la música de las discotecas, que agresivamente disfrazan la luz de las estrellas y el sonido del Mediterráneo.
Joyas de arqueología
Los aficionados a la arqueología podrán disfrutar del poblado fenicio de Sa Caleta, declarado Patrimonio de la Humanidad, y en el asentamiento púnico-romano de Ses Païses de Cala d’Hort.
Ambos se encuentran situados en enclaves privilegiados donde todavía se mantiene el orden natural y se puede disfrutar de puestas del sol mágicas. La más famosa es la que se puede apreciar desde la Torre des Savinar en la Reserva Natural de Cala’Hort. La presencia de los imponentes islotes de Es Vedrá y Es Veranell rompen la monotonía del horizonte y se alzan como dos colosos en medio del cielo. El sol, al perder su fuerza, se esconde tras su silueta, dibujando con espectaculares colores una de las imágenes más emblemáticas de Ibiza.
El yacimiento de Sa Caleta es el lugar donde probablemente se ubicó la primera ciudad fenicia de las Pitiusas (fundada en el siglo VII a.C). Este gran establecimiento, descubierto en la década de los 80 y 90, está construido por una trama urbana con callejuelas y placitas. El barrio sur es el único que está en exposición, protegido por una verja.
Con información de : El Tiempo
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