El secuestro de Mayuba conduce a la sinrazón
Una joven de 23 años ha sido secuestrada por sus padres biológicos, habiéndole retirado el pasaporte para impedirle salir al extranjero. La muchacha se llama Mahadjouba Mohamed Handidaf y es saharaui, si bien, desde 2012 también disfruta de la nacionalidad española. Mayuba, como la conocen los más allegados, viajó a los campamentos de refugiados en julio para ver a su abuela enferma antes de morir y, desde entonces, permanece retenida en Argelia.
Sus padres de acogida, como es lógico, están moviendo cielo y tierra para libertarla, pero no resulta tarea sencilla. El Frente Polisario, representante legítimo del pueblo saharaui y de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) también está mediando para conseguir su liberación. Ante estos hechos, creo que es oportuno realizar algunas observaciones:
*A pesar de que en numerosas informaciones se hable de “diferencias culturales” como uno de los motivos del cautiverio, no se debe caer en el error de pensar que la cultura saharaui margina a la mujer; en absoluto. De hecho, el papel de la mujer en la sociedad saharaui es esencial, siempre lo ha sido, y ésta tiene un peso específico en la organización de los campamentos de refugiados. Quizás, en ese sentido sí que existen muchas diferencias con nuestra cultura, donde el odioso machismo a veces sorprende, incluso, en algunas mujeres con poder, como la presidenta del Círculo de Empresarios Mónica Oriol.
*Que la Diputación de Valencia -donde reside la familia de acogida- haya decidido suspender los convenios de cooperación (incluido el programa Vacaciones en Paz con el que viene niños saharauis en verano) hasta que Mayuba sea liberada es terriblemente injusto. Cientos de miles de saharauis inocentes se verán afectados por esta medida, sin que tengan culpa de absolutamente nada más que de vivir durante 40 años en el desierto de Sáhara por la irresponsabilidad de los diversos Gobiernos y Reyes de España. Tanto es así que la propia Mayuba llegó por primera vez a España en 1999 gracias a Vacaciones en Paz.
*La Policía Nacional ha resuelto medio centenar de secuestros de españoles en el extranjero y jamás se barajó la posibilidad siquiera de romper convenios con países como Nigeria, Bolivia, Panamá, México y mucho menos con europeos como Holanda, Francia o Reino Unido. Definitivamente, la Diputación de Valencia ha perdido el norte o es de una crueldad extrema.
*Que el vicepresidente de la Diputación de Valencia, Juan José Medina, haya declarado que “no podemos cooperar con ningún país que no respalda los Derechos Humanos (DDHH)” le retrata bien como un ignorante o como un mentiroso. En primer lugar, España continúa siendo la potencia administradora del Sáhara Occidental y es una de las piezas clave que impide que el pueblo saharaui pueda celebrar el referéndum de autodeterminación que dictan las resoluciones de la ONU. Dicho de otro modo, España no reconoce al Sáhara Occidental como país y, de hecho, abiertamente -como también el resto de la Unión Europea con hechos como los Tratados de Pesca- ceden estos territorios a Marruecos, incumpliendo el Derecho Internacional. No es el pueblo saharaui ni el Frente Polisario quienes no respaldan los DDHH.
*Que el ex presidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero se haya ofrecido a mediar en el asunto delata su más absoluta hipocresía (si bien es cierto que toda ayuda es bien recibida cuando se trata de estos asuntos). Al fin y al cabo, bajo su mandato se vivió el desmantelamiento del Campamento Gdeim Izik (decenas de muertos, más de 4.500 los heridos y más de 2.000 los detenidos y torturados) y su ministra de Exteriores, Trinidad Jiménez, miró para otro lado, anteponiendo un puñado de dirhams de Mohamed VI a las vidas humanas de quienes un día fueron ciudadanos españoles. No sólo eso, dio muestras de su mala fe asegurando que “jurídicamente Marruecos no es una potencia ocupante”.
Dicho esto, espero que Mayuba vuela pronto a casa, que sus padres entren en razón y que jamás caigamos en el error de generalizar hechos puntuales, que no por ello dejan de ser lamentables.
Por David Bollero
Con información de Posos de Anarquía
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