Del nombre árabe clásico y algunos apellidos
Hasta cierto punto, la mayoría de los árabes cristianos tienen nombres que no se dintinguen de los de sus vecinos musulmanes, pero los árabes cristianos no utilizan los nombres específicamente musulmanes como Muhammad . También hay versiones árabes de nombres de pila (por ejemplo, los nombres de santos), y de los nombres de origen griego, armenio o asirio. La adopción de nombres europeos, especialmente franceses (en menor medida, españoles, en Marruecos), han sido una convención desde hace siglos para los árabes cristianos, especialmente (pero no sólo) en el Oriente Medio. Así, George Habash, Charles Helou, Camille Chamoun, etc. Otros ejemplos de nombres utilizados exclusivamente por los árabes cristianos son en honor de Jesucristo, como Abdul Yasu (“esclavo de Jesús” o “servidor de Jesús”; la forma femenina es Amat Yasu, “esclava de Jesús” o “servidora de Jesús”), Abdul (Amat) Masih (esclavo/a o servidor/a de Mesías), Maryam umm Yasu (María, madre de Jesús), Yusef abu Yasu (José, padre de Jesús), Yasu ibn Maryam (Jesús, hijo de María), Yasu ibn Yusef (Jesús, hijo de José), y Yasu Ullah (Jesús de Allah, Jesús de Dios); Abd al-Ilaah, un equivalente al nombre musulmán Abdullah o Abdallah (“esclavo de Dios” o “servidor de Dios”) es también utilizado por árabes cristianos.
Es importante mencionar que los musulmanes respetan y reverencian a Jesús . Lo consideran uno de los más grandes mensajeros de Dios para la humanidad. El Corán confirma su nacimiento virginal. Dios purificó a su madre María (Maryam). Los musulmanes conocen a Jesús como el Profeta Isa (BPD).
A continuación una breve visión de la estructura del nombre árabe clásico en la sociedad medieval, teniendo en cuenta que nuestra información a este respecto se limita a las clases sociales dirigentes y cultas; poco o nada sabemos sobre los usos onomásticos vigentes en los medios campesinos, artesanales y urbanos de al-Andalus.
Los componentes del nombre personal árabe son : paternidad (kunya), nombre propio (ism ‘alam), filiación o genealogía (nasab), apodo y / o titulo honorífico (laqab), patronímico y / o linaje (nisba).
La palabra árabe kunya, con adición del artículo determinado (al-kunya), ha dado lugar al español alcurnia, con el significado de “linaje, ascendencia, estirpe”.
La kunya se forma mediante los términos abü “padre” (para hombre) y umm “madre” (para mujer) seguida del nombre del primer hijo, como Abü-l-Qasim, Abü Jalid, Umm Sa’d, Umm Salama. Puede crearse una kunya ficticia cuando se impone este constituyente a un recién nacido, o utilizarse como apodo, con el sentido de “el de…”, o “el que tiene…”, así: Abü Hurayra “el del gatito”. Algunas kunyas se emplean como ism, entre ellas Abü Bakr o Umm Kulfiim.
El ism ‘alam equivale al nombre personal o de pila de las sociedades occidentales. En el mundo islámico es común observar los nombres del Profeta (BPD), sus parientes y compañeros: Muhammad, Abü Bakr, ‘Umar, ‘Utmán, Ali, al- Hasan, al-Husayn. Otros nombres árabes de varón muy frecuentes son: al- Hakam, Sa’íd, Sa’d, Faray, Mufarriy, Fath, Táhir, Su’ayb, Mas’üd, Mahmüd, Jalid, Habib, Sálih, ‘Aziz, Qásim, Walid, Mansür; y los bíblicos: Ádam, Yüsuf, Ya’qüb, Isháq, Ismá’il, Ibráhim, Müsá, Hárün, Dü-l-Nün, Sulaymán, Dáwüd, ‘Isa. Entre los nombres de mujer, Fatima, ‘Á’isha, Jadiya, Maryam.
Son muy frecuentes los nombres formados por la palabra “siervo” [‘abd (para hombre) y ama (para mujer)] seguida del nombre de Dios (‘Abd Alláh = “siervo de Dios”) o seguida de uno de sus atributos, como ‘Abd al-Rahman, ‘Abd al-Malik, ‘Abd al-‘Aziz.
La genealogía (nasab) se indica con el término “hijo” (Ibn) o “hija” {bint) y alguno de los componentes del nombre de su padre, como: Ibn RuSd e Ibn Siná (nuestros Averroes y Avicena), ‘Ali ibn abi Talib, Ibn al-Labbana, Ibn al-Abbar, Ibn al-Qütiyya. Puede continuarse la cadena de los ascendientes, enlazados por “hijo de” hasta el último antepasado conocido, pero frecuentemente la cadena se reduce a uno o dos nombres; por ejemplo: Muhammad ibn ‘Abd Alláh, Fatima bint ‘Abd al-Rahmán.
El sobrenombre (laqab) es un calificativo que alude a alguna característica saliente del individuo y que ayuda a su identificación. Puede aludir a su edad relativa (mayor, menor, abuelo, nieto); algún rasgo físico (ciego, rubio, largo); alguna particularidad de su carácter; a su oficio (al-nayyar “el carpintero”, al- attár “el droguero”, al-yazzár “el carnicero”, al-abbsr “el fabricante de agujas”, al-jabbáz “el panadero”, al-jattb “el predicador”, al-faqih “el alfaqui”, al-haktm “el médico”); a su cargo (al-wazir “el ministro”, al-qadi “el juez”, al-wált “el gobernador”, al-ivakil “el procurador”, al-amtn “el alamin”).
El nombre de origen territorial o étnico (nisba) es un adjetivo de relación. Por un lado alude al lugar de nacimiento, al de origen familiar o al de asentamiento, es decir a topónimos, así al-Misrí “el egipcio”, al-Qurtubí “el cordobés”, al-Sátibi “el setabense”, al-Andalusí “el andalusí”. Por otro lado también puede referirse a la tribu a la que pertenece el sujeto, sea ésta árabe o bereber, es decir que deriva del nombre de su epónimo. Un ejemplo moderno de ello sería la familia real “saudí”, donde sa’üdi es la nisba relativa a Sa’üd, nombre del fundador de la dinastía.
Es de notar que en la cultura arabo-islámica medieval no existía el concepto de “apellido”, como tampoco existía en la cristiana. Lo que se trataba de potenciar o reflejar era la vinculación del individuo con determinado clan o tribu. Por razones que sería largo de explicar, los árabes desarrollaron un sistema de clientela según el cual las personas que no pertenecían genéticamente a determinados clanes o tribus podían incorporarse de forma ficticia a ellos y utilizar su nisba. Existe desde muy antiguo una literatura especifica sobre los linajes árabes destinada a recoger las genealogías y la distribución geográfica de los componentes de cada tribu.
Para designar a un conjunto de personas emparentadas, se usó también un tipo especial de nasab introducido por Banü-, Bant- (plural de hijo), de donde Banü Umayya (para aludir a la dinastía de este nombre), Banülsrá’íl (refiriéndose a los israelitas).
A este tipo de onomástica familiar pertenecen muchos nombres de núcleos de población. Son especialmente frecuentes en la toponimia valenciana; piénsese en Benimuslem (Bant Muslitri), Benimussa (Bant Musa), Benicássim (Bant Qasim), Benifairó (Baní Jayrün), etc. Son los llamados “topónimos en Beni-“.
LA ONOMÁSTICA ÁRABE EN ÉPOCA CRISTIANA
Lo que se ha descrito tiene un reflejo bastante fiel en la onomástica árabe recogida en los libros del Repartiment, aunque se detectan ya algunas modificaciones onomásticas que encontraremos consolidadas en época morisca.
El Repartimiento de Valencia muestra, por ejemplo, el empleo simultáneo de diversos tipos de denominaciones patronímicas:
1. La clásica, que se expresa mediante ibn (hijo), en las formas Aben / Abin / Iban: Abrahim Abengalip, A^ecri Abinju^ef, Galip Ibanmardanix.
2. La coloquial con walad (que también significa “hijo”), que aparece bajo las transcripciones latinas “huarat”, “varat”, “vuharat”, “urat”, y otras más: Ali Uretnegip, C^ahyt hualet alforra, Urad Abdalla, Urat Cagim. La forma femenina correspondiente era fat (“chica”): Fat Alatar.
3. La traducida. Por ejemplo, Abdela filius de Mobarich, Mahomat filius de Abrahim Abenjuniz.
De ello podría extraerse la hipótesis de que, diacrónicamente, el nasab clásico en ibn fue sustituido por uno coloquial en walad y ambos a su vez traducidos en filio /fill de – filia/filia de. De las ultimas formas —las latino romances— surgirían apellidos con apariencia de ism ‘alam al omitirse la preposición “de”. Se habría tendido a ir substituyendo paulatinamente las formas más antiguas, lo que habría convertido todos los nasabs del sistema onomástico árabe clásico en apellidos tipo ism ‘alam. Si alguno se conservó en su forma inicial es porque estaba fijado, lexicalizado, y ya carecía de contenido semántico, sin poder, por tanto, actualizarse.
Otro rasgo que también se encuentra en los libros del Repartiment es la presencia de casos en los que el lugar de origen no se indica con el correspondiente patronímico árabe sino con la versión romanceada del mismo. Por ejemplo: Abinabdella de Murvedre; Mahomat de Ribaroya; Mahomat de Boynol; Abdulmelich de Morela. De nuevo la perdida de la preposición “de” en una fase posterior dará origen a una serie de gentilicios “que no lo parecen”. Su apariencia podía dar lugar a diversas modificaciones posteriores, como desfeminización, falsos plurales, dépluralización, diminutivos, etc.
El tránsito de dominio político no significó un cambio en los usos onomásticos de los musulmanes, entre otras cosas porque tampoco se produjeron muchas conversiones al cristianismo. Durante más de doscientos años éstas fueron esporádicas y aisladas. Un hecho interesante que merece destacarse es que estos conversos, al bautizarse, no sólo tomaron un nombre cristiano sino que adoptaron también un apellido romance, abandonando por completo la onomástica arabo-islámica.
Entre otros ejemplos, tenemos los casos de un alfaquí de Xátiva que se convierte en 1487 tomando el nombre de Juan Andrés y el del tabernero de la morería de Llíria converso ya en 1401 que adoptó el nombre de Antoni Aranyó . Fuera de Valencia puede recordarse a Muza, hijo de (galerna Muza, de Fozcalanda, que, al bautizarse en 1449 en Poblet, tomó el nombre y apellido del abad de Poblet, Bartolomé Conill .
Los cambios onomásticos ahora aducidos se pueden hacer extensivos al grupo de los esclavos, de variada procedencia (norteafricanos, turcos, granadinos, etc). Al bautizarlos, les imponían el apellido de su señor, como Domingo Fortuny, que había sido esclavo de un tal Fortuño; o Johanna de Espinosa, que había sido esclava del sevillano Diego de Espinosa
Teniendo en cuenta que en la sociedad cristiana medieval no existía aún el concepto moderno de apellido paterno de transmisión obligada, o tal vez sólo de forma muy embrionaria entre los nobles, no es de extrañar que también entre los musulmanes existiera una cierta libertad y fluctuación a la hora de elegir el apellido del padre, de la madre, de un abuelo o de cambiarlo por otro nuevo bajo otras influencias.
No faltan testimonios de ello: Miguel, hijo de Juan Tozo y nieto de Miguel Tozo, vecinos de Callosa, adopta el apellido “Callosa” al pasar a residir en El Real de Gandia. Los hijos de Mateo Hilel, nietos de Mateo Hilel, vecinos de Novetlé, adoptaron como apellido Mateo
LA ONOMÁSTICA MORISCA. LA CONVERSIÓN MASIVA (1525-1609)
El bautizo obligado de la población islámica en 1525 supuso la incorporación de los moriscos a la onomástica cristiana. A partir de 1525 los moriscos además de su apellido u apellidos y el nombre musulmán llevarán también un nombre cristiano.
Los moriscos valencianos : Estos apellidos se pueden clasificar en dos grandes grupos: los de etimología árabe y los de etimología romance. Respecto a los primeros, tenemos:
Apellidos árabes procedentes de una kunya. He encontrado 70 apellidos de este tipo, que corresponden a 17 distintas kunyas, alguna de ellas registrada bajo múltiples variantes. La forma mas frecuente del reflejo de /abü/ es >bo-< (Bolcasim, Borreta, Borrafee, Bohamit, Boay^ar, Bolala, Borrido, Bodol, Bolahix…) que alterna en ocasiones con >vo-< (Volala, Volax, Vorreta…) o >bu-<(Burrido, Bu^eyt…) y >po-< / >pa-(h)u-< (Huceyt, Huseyt, Huzey, U^eyt; Hubecar, Huvecar, Huvequer, Ubecar, Uvecar) y >o-< (Ocey) que parecen limitados a las kunyas /Abü Zayd/ y /Abü Bakr/.
Apellidos árabes procedentes de un ism ‘alam. He encontrado 430 apellidos de este tipo, que corresponden a 100 distintos nombres propios. Abundan los construidos con /’abd/; no se atestigua Muhammad como apellido, pero sí Hamet, Hamid y Mazmud. Son frecuentes los derivados de Hasan y Husayn, Maymün y Malik. Aunque muy raros, se encuentran también entre ellos algunos procedentes de nombres femeninos.
Apellidos árabes procedentes de un nasab. He encontrado tan sólo 25 apellidos de este tipo, que corresponden a 11 nasabs distintos. Esta cifra parece anómala, teniendo en cuenta que éste era precisamente el elemento más propicio para convertirse en apellido. El que no haya ocurrido así hace pensar que los apellidos que parecen proceder de un ism ‘alam son en realidad formas genealógicas con pérdida de la palabra /ibn/. El reflejo mas frecuente de /ibn/ es >ben-< (Benamir, Benali, Bensalema, Benjaffe) que alterna con >ven-< (Venjafe) y >ban-< (Bangafe); y más raramente >aben-< (Abenamat, Abenamir).
Apellidos árabes procedentes de una nisba. Son numerosos —unos 100— y pueden distinguirse entre ellos:
—NISBAS tribales: “Baránis” (Barani<j, Baranis, Baraniz, Baranes, Varaniz), “Dü-l-nün” (Danon, Dannon), “Razín” (Rasin, Razin, Raqin, Arragin).
—NISBAS toponímicas que muestran la movilidad de la población dentro del país valenciano (Alondi, Cogentany, Laguari, Millari, Offri, Orbi, Patarni, Polopi, Qarliti, Qati, Requeni, Sagunti, Xuxuni, Terraboni, Valengi, Xatibi) y la inmigración a este territorio de elementos procedentes de otras zonas: Aragón (C^aragozi, Cotendi, Guasqui, Taragoni, Arricie), Castilla (Castili), Cataluña (Tarraconi) o Marruecos (Tangi).
Apellidos árabes procedentes de un laqab. Se trata de un tipo muy extendido (más de 200 apellidos diferentes) y podemos distinguir entre ellos diversas categorías según su contenido semántico:
—LOS QUE INDICAN CARGO O CONDICIÓN: al-amtn (Alalamin, Alami, Alamin, Alamina, Alaminet), al-faqth “jurisperito” (Alfagui, Alfaqi, Alfaqui, Alfaquinet, Alfaquinete, Faquinet, Faquineta, Faquinete), hurr “hombre libre” (Hor), Sartk “aparcero” (Xaric, Xarich, Xarique, Xeric, Xerich, Xerique), al-gázt “soldado mercenario” (Algagi, Algacio, Algazi, Algazin, Elga?i).
—LOS QUE INDICAN OFICIO: haddad “herrero” (Adida, Abdida), ‘attár “droguero” (Alatar, Alattar), nay^ar “carpintero” (Anajar, Nacharet, Najar, Najaret, Natjar, Naxar, Naxaret, Nayar, Nazar, Nazaret), sakkan “cuchillero” (jaquen, Zaquen, al-Sakin, a-Sakan), gannüm “pastor” (Ganamet, Ganim, Ganima, Ganimet, Ganimete), í/azzár “carnicero” (Jezar, Xe^ar, Gesar), tapir “comerciante” (Tigir).
—LOS QUE INDICAN COLOR: asmar “moreno” (Asmar, Alasmar), azraq “azul” (Alagarac, Ala^arach, Alagaracha, Alagaraque, Alazdrach, Alazrac, £arch, (parche, La^eraque, Lazarach, Lazerach), abyad “blanco” (Alabiat, Alaviad, Alaviar, los Alaviats, Alavid).
—LOS QUE INDICAN CARACTERÍSTICAS FÍSICAS: al-a’ras “cojo” (Laraig), sagtr “pequeño” (jaguer), al-raqtq “delgado” (Arraquech).
—LOS QUE SE RELACIONAN CON EL NOMBRE DE ANIMALES O PLANTAS: fiilfxil “pimienta” (Fulfel, Fulfela, Fulfer, Fulfeyr, Fulfet).
Siguiendo las genealogías de las familias moriscas puede observarse en algún caso que, en determinado momento, los miembros de una familia “traducen” su apellido árabe al castellano o al catalán. Así los Xegar-Jezar pasan a llamarse “Camicer”, los Hilel se convierten en “De Luna” y Adida en “Herrera”.
Esto parece mostrar un intento de asimilación o tal vez de camuflar el origen musulmán. Pero tal comprobación, unida al elevado número de apellidos “de oficio” atestiguados en romance, podría hacer sospechar que las familias a las que vemos traducir su apellido constituyen un grupo de rezagados, y que hubo un momento anterior de traducción masiva de los apellidos, fenómeno que habría que estudiar y comprobar, y que podría haber coincidido con el bautismo forzoso o con los intentos de prohibición de la lengua árabe.
Por lo que se refiere a los apellidos valencianos, la única obra de síntesis de que dispone el público general es Els llinatges catalans (Catalunya, País Valencia, liles Balears) de F. de B. Molí . En la primera edición de la obra dedicaba un apartado, dentro del capítulo sobre los nombres de origen no catalán, a los nombres “semíticos” (pp. 352- 355). Incluía en él 43 apellidos como procendentes del árabe y uno sólo como de origen hebreo: Salom.
En la segunda edición se ha suprimido este apellido “Salom” y el apartado se denomina ahora “Noms arábics” (pp. 302-304). Vemos que han desaparecido además cuatro apellidos: Alcántara, Eixarch, Maimús y Ráfols, sin que se nos expliquen los motivos que han llevado a su eliminación. A cambio se han añadido otros nuevos, de modo que en la edición de 1982 el número de los linajes catalanes de supuesto origen árabe es de 53.
Un primer golpe de vista nos muestra ya que buena parte de los étimos árabes que se nos proponen, de ser correctos, corresponden a descripciones paisajísticas y constructivas: pozo, torre, palacio, calle, bosque, jardín, parra, villa, castillo, granja, ciudad, mezquita, etc. Es decir, que en muchos casos estamos ante apellidos procedentes de topónimos de etimología árabe. Y en otros muchos ante topónimos de otras etimologías.
Para demostrarlo no hace falta buscar muy lejos: casi siempre el mismo Diccionari de Alcover i Molí , en el que se encuentra buena parte de los apellidos, nos indica también las localizaciones toponímicas.
Sin discutir la etimología allí propuesta para los topónimos. Lo que interesa es documentar la vinculación entre linajes y topónimos. Repasando en orden alfabético los apellidos aducidos por Molí, se puede señalar que:
ALBACAR – es el nombre de un barranco y riera que pasa por Benimarfull, además de existir como genérico para indicar el recinto fortificado de los castillos.
ALBIR – es el nombre de un pueblo del municipio de Alfas del Pi.
ALBORX (con >x< final), derivaría, según Molí del árabe al-borj “la torre”. Pero tal forma onomástica no esta atestiguada, ni en el Diccionari, ni en la guía telefónica de Valencia. Se trataría de un intento normativizar la grafía Alborg (acabada en >g<) o su variante Alborch (con >ch<) que recogía la primera edición.
ALCÁCER – es el nombre de una villa de la subcomarca de Catarroja.
ALCAYNE / ALCAYNA – se llama una partida rural en término de Balones (Val.) y Son Alcaines una alquería en término de Petra (Malí.).
ALECUA – es una partida rural de Xixona.
ALEARA – hay una en Tortosa y otra en la región de Sagunt, además de Alfara del Patriarca en l’Horta de Valencia.
ALGABA – es un pueblo de Sevilla.
ALG ARRA – es el nombre de un pueblo de Cuenca y de un topónimo en término de Montesa.
ALMÚNIA – es un topónimo muy extendido por toda la Península.
ALTADELL / ATADELL / ATADILL – pueden ser variantes del topónimo Altadill, en la veguería de Cervera (la Segarra, Lleida) .
AMET – Alcover-Moll lo documentan como topónimo mallorquín, pero no lo citan como linaje. En la primera edición de la obra de Molí no figuraba. Ignoro qué documentación ha justificado su inclusión.
ARABÍ – es un topónimo de Eivissa y el nombre de unas peñas cerca de Benidorm.
ARAIX – una alquería en término de Sta. Margalida (Malí.) se llama S’Araix.
ARROM – existen varios topónimos mallorquines con esta denominación: S’Arrom (Soller), Sa Piqueta de s’Arrom (fuente en el término de Bunyola) y la alquería de Alcúdia Arrom.
ATZENETA – figura en ambas ediciones de Els Llinatges, pero Alcover-Moll no lo recogen como linaje. Como topónimos tenemos Atzaneta d’Albaida y Atzaneta del Maestre.
AZUARA (Atzuara es su grafía catalanizada) – es un municipio de la provincia de Zaragoza.
BELDA – es un topónimo del obispado de Gerona. Albelda una villa de la Llitera.
BENIMELI – es un topónimo cerca de Dénia. Alcover-Moll indican que se documenta en 1560 como Benimelich, lo que muestra claramente que deriva de Bani-Malik. Por qué, pues, hacerlo derivar de beni Mahli, nombre árabe inexistente? Tal vez sea una errata, pues en la primera edición proponía el étimo beni Malih.
BENNÁSSER / BENNÁSSAR (y demás variantes) – es el nombre de un lugar mallorquín. Tanto Benimeli como Bennássar pertenecen a la categoría de “toponimia en Beni-“, la que significa “hijo de…” o “hijos de…”, pero no pueden inferirse linajes árabes de estos topónimos.
CARRATALÁ / CALATERRÁ – es el nombre de un castillo en el término municipal de Aitona (Lleida).
CHÁFER / JÁFER aparece en Alcover-Moll ortografiado con >X Barceló; Tarragona > Tarrago; Maimona > Maimó.
MARGALEF – es el nombre de un pueblo del Priorat (a 20 km. de Falset) y de un agregado al municipio de Torregrossa (Urgell, Lleida).
MEDINA – topónimo extendido por toda la Península: Medina del Campo, Medina de Rioseco, Medina de Pomar, Medinaceli…
MESQUIDA / MESQUITA – está atestiguado como topónimo: cala Sa Mesquida, en término de Maó (Men.).
RAFAL – topónimo muy extendido en Valencia y Baleares.
RADUÁ / REDUÁ / RADUAN / RODUÁ – hay una Masia de Reduan en el término de Valls. Entre los repobladores cristianos viejos de la Vila d’Ascó, se encuentra el apellido Redua en el Llibre de Judicatura de 1693 .
SALEM – es el nombre de un municipio de la Valí d’Albaida.
VINAIXA – corresponde al nombre de un topónimo del Pía d’Urgell (Lleida).
VINATEA – es un topónimo de Albacete . En 1262 figura como testigo en la carta puebla de Benifassá un Bernardus de Vinatea
Referencias :
La onomástica de los moriscos valencianos de Ana Labarta Gómez. Consejo Superior de Investigaciones Científicas.
Al-Rahman al-Rahim. Problemas de la Interpretacion y Traducción , de George Grigore.
Arabismos en el español: procesos de cambio semántico, de Ana Landgrave Ponce .
El Diccionario crítico etimológico de la lengua castellana. Notas de lexicografía y etimología hispánicas, de Germán Colón.
Historia de las sociedades musulmanas en la Edad Media, de Eduardo Manzano.
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