El velo es la forma de evitar miradas indeseadas
«Mi sueño era ser piloto», confía Mervat Sultan. Nada sorprendente para la presidente de la recién constituida sección de Oriente Próximo de Women in Aviation, una organización sin ánimo de lucro que promociona la participación de las mujeres en la industria aeronáutica. Pero llegar hasta ahí no ha sido sencillo para una chica siria que se crió entre su país, Líbano, Egipto y Arabia Saudí, y ha terminado viviendo y trabajando en Ras al Khaimah (Emiratos Árabes Unidos).
«Cuando a los 14 años se lo dije a mi madre, se negó en redondo, pensó que era muy peligroso», admite sin huella de resentimiento 32 años después. «Si me hubiera dicho que sí, habría sido piloto y ya está; así, primero estudié dirección de empresas, luego me saqué un título de contabilidad y, como eso tampoco me satisfacía, hice diseño de moda; todo lo cual me ha permitido conocer a gente muy distinta y ampliar mi experiencia».
Siguiendo los negocios del padre, los Sultan vivían entonces en Arabia Saudí, la más conservadora de las sociedades árabes, donde todavía hoy una mujer no puede trabajar «Siempre estaba mirando al cielo», justifica mientras nos sirven el té que hemos pedido. Declina la sugerencia de probar un pastel. Se ve que esta mujer se cuida.
En cualquier caso, la obediencia filial no le quitó la ilusión de la cabeza. Así que en el año 2000 aceptó encantada la propuesta empresarial de su hermano pequeño, que cambió su vida. Fundaron RamJet, una empresa de servicios aeronáuticos, en la que ella lleva la dirección financiera. Fue el pretexto del que se sirvió para apuntarse al primer curso de la Escuela de Aviación de Emirates y convertirse en despachadora de aviones, una de las primeras árabes en obtener esa acreditación. Al final, también se sacó la licencia de piloto privado.
«Las mujeres podemos hacer cualquier cosa que nos propongamos. Hoy en día hay muchas oportunidades en el sector de la aviación, y en Emiratos contamos con el apoyo del Gobierno», asegura.
Reconoce sin embargo que aún hay obstáculos, «no solo en la aviación, en todos los campos y en todos los países del mundo es difícil encontrar mujeres en puestos de dirección». Mervat Sultan también admite la existencia de limitaciones culturales como la objeción a que antepongan una carrera profesional al cuidado de los hijos, o «la prohibición de algunas sociedades a la mezcla de sexos».
Niega que las familias sean ya un obstáculo como en el pasado. «Las padres de hoy en día son más abiertos, muchos han estudiado fuera, y además las comunicaciones permiten un contacto que antes no era posible», señala. «Aunque, como árabes, todavía tenemos que preservar nuestra feminidad».
Tal vez por ello a los 27 años decidió cubrirse la cabeza con el velo. «Es la forma de evitar las miradas y proposiciones indeseadas», explica. No estoy segura de que lo consiga. Con su 1,83 de estatura y su estilo, más de una cabeza se vuelve a su paso, sin el permiso del hombre que tenga su tutela y mucho menos viajar sola. Que en aquel entorno a Mervat Sultan, la mayor de tres hermanos, se le ocurriera siquiera la idea de ser piloto, resulta sorprendente.
Por Ángeles Espinosa
Con información de El País
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