Un vikingo en Al-Andalus
Desde hace un año, cuando publicó su primera novela, sus clientes tienen serias dudas de la profesión de Víctor J. Andrés. Desde hace unos días, ya no. Pese a ser regente y cocinero de la Bodega Adolfo, un conocido bar del barrio de Benalúa, el próximo martes día 8 de febrero presentará al público en general su segunda novela, titulada ‘Un vikingo en Al-Ándalus’. De nuevo, el autor leonés afincado en Alicante ha escogido un pasaje poco conocido de la historia de España y lo ha aderezado con aventuras, intrigas, excelentes personajes y curiosidades de las costumbres y profesiones de la época.
En este caso, el autor se desplaza a la Andalucía árabe del año 844, cuando una legión de 5.000 vikingos, navegando sobre más de cien barcos, se desplazó hasta la costa gaditana para remontar el Guadalquivir y tomar la ciudad durante una semana. Este pasaje histórico, que Andrés conoció durante la documentación llevada a cabo para la redacción de ‘El Godo’, es poco conocido generalmente «porque la historia que estudiamos es desde la visión cristiana y la Sevilla árabe no se estudia. Sin embargo, la historia árabe contempla esta toma de Sevilla como un ataque conocido por mucha gente, en el que murieron muchos inocentes».
Al comienzo de la historia, el autor leonés sitúa al lector en el contexto de la época mediante dos ilustrativos mapas. En concreto, señala la singladura que realizaron los vikingos hasta llegar a Sevilla, recorriendo desde el Mar del Norte las costas europeas, el Canal de la Mancha, bordeando la costa del Atlántico peninsular y llegando hasta la desembocadura del Guadalquivir para remontarlo por unas aguas que nada tienen que ver con las actuales, algo que representa la segunda recreación gráfica.
Una vez situado el lector en el contexto histórico, comienza una trama alrededor de este ataque de los pueblos nórdicos. Al igual que en su anterior obra, los personajes ficticios inventados por Andrés se entremezclan con protagonistas históricos verdaderos. Mientras que la primera historiase centró alrededor del héroe real Don Pelayo, en este caso será Abderramán II.
Junto a este conocido rey árabe, Andrés ha creado a varios personajes que vivirán unas aventuras que acabarán confluyendo. En concreto, el escritor leonés ha creado varios perfiles muy distintos. Uno de los más llamativos es un ‘verseker’, palabra nombra a «los guerreros de primera línea de los ejércitos vikingos», detalla.
«’Verseker’ significa descamisado. Estos eran unos guerreros de élite vikingos que estaban preparados para el primer asalto. Eran altos fuertes y se llamaban descamisados porque atacaban con un taparrabos y un hacha», comenta el escritor, a lo que añade que «lo más llamativo es que se dopaban para pelear. Tomaban cerveza, amanita muscaria y otras hierbas, que les sometían a un estado de excitación extrema. Sus compañeros les tenían miedo y, a veces, les ataban al mástil mayor para que no se lanzasen al agua antes de tiempo y se ahogaran. Salían corriendo, recibían cuatro flechas y seguían corriendo. Parecían inmortales por unos minutos y el pueblo que vivía el ataque se asustaba».
Junto a este llamativo guerrero, destaca el personaje de Claudia. Según explica el autor leonés, en este libro ha querido «dar más protagonismo a una mujer, algo que me han pedido tras ‘El Godo’», para ello ha creado a esta «albéitar, una veterinaria de la época, especialista en caballos, que pese a vivir en Al-Ándalus es de origen hispanorromano».
Otro de los personajes destacados es otro vikingo, en este caso, un joven «navegante hijo de un danés y de una mujer gallega, por lo que es bilingüe y que, además, será un buen ejemplo del desarrollo avanzado de la época que tenían los pueblos nórdicos, los mejores navegantes y con una sociedad donde incluso existía el divorcio», puntualiza Andrés. Finalmente, habrá un «malo muy malo, que no se puede desvelar porque se descubre parte importante del libro», revela.
‘El Godo’ destacaba por su ritmo narrativo. Es una novela en la que la trama era adictiva y donde resultaba difícil encontrar un momento donde la intriga permitiera hacer una pausa en la lectura. En este caso, el escritor ha empleado una composición narrativa distinta. A diferencia de la narración lineal de la primera novela, en esta segunda obra emplea «la narración múltiple, donde cada personaje narra la historia desde su punto de vista. Hay una historia lineal que cuenta el libro en su contenido, pero según quien la cuente, se ve de distintas formas».
Esta peculiar forma narrativa, conocida actualmente por la colección de libros titulada ‘Juego de Tronos’ que ha producido una exitosa serie televisiva con el mismo nombre, es lo que ha hecho que Andrés empleara un año es escribir este volumen. Sin embargo, el autor hace hincapié en que «es igual en la visión distinta por cada personaje, pero no es lo mismo, aquí hay una historia, no la de cada uno».