La Señora de Basora, la Señora del castillo – Muhammad al-Qaysi
Desde el otro extremo,
una mujer surca el aire como una flecha
atravesando las sombras de este confuso ignoto,
en pos de sus vajillas y cacharros,
para preparar el almuerzo,
el más sabroso de los almuerzos,
a sus hijos que se aprestan al combate.
En el umbral les dice:
“He hecho lo que debía y se me pedía,
he ofrecido a los muros del castillo
sus caballeros más lozanos”.
Y luego añade con ternura:
“Hala, marchad:
lo único que esta patria me debe
es honrar mis rezos
y hacer estos muros inmensos
para evitar que el enemigo,
con mi mal y mi desgarro,
encuentre solaz y regocijo;
para evitar que aquí llegue.
Hala, marchad,
que otro será el talante de mi alma
cuando tornéis,
cuando los muros del castillo recobren
su más bello adorno.
Idos, donceles del castillo,
id a regar mi sed.
Muhammad al-Qaysi
El “castillo” hace alusión a al-qal‘a, que aquí puede ser trasunto de la patria. En cualquier caso, el término castillo o fortaleza es constante en la obra de algunos poetas iraquíes, como Saadi Yúsuf, en especial cuando hablan de Basora. Sirva la traducción de este pequeño poema, además, como homenaje póstumo a al-Qaysi, uno de los grandes poetas palestinos y representante de la “literatura de los campamentos de refugiados” (vivió en uno a partir de 1948): murió en verano de 2003. Este poema, uno de los últimos que escribiera, se publicó en Al-Quds al-Arabi el 1 de abril de 2003.
Con información de Nodo50
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