Tensa situación entre Obama y Arabia
Se anuncia para marzo un viaje de Barack Obama a Arabia Saudí y surge una reflexión: ¿por qué se ha retrasado tanto?. Habrán pasado cuatro meses desde que Estados Unidos y varios países occidentales firmaron con Irán un protocolo para terminar con la amenaza nuclear que enfadó sobremanera a los dirigentes saudíes. Cuatro meses en los que la estratégica relación entre ambos aliados no ha hecho más que empeorar.
Les molestó a los saudíes el acercamiento a Irán, en primer lugar, porque es su principal enemigo en dos planos superpuestos, el regional y el religioso. Los dos libran una guerra soterrada en Siria, apoyando uno al régimen de al-Assad y el otro a una parte de la oposición que intenta derrocarle. Y los dos mantienen históricamente una batalla por el liderazgo del mundo musulmán entre sus dos principales ramas, el sunismo (Arabia Saudí) y el shiismo (Irán).
Arabia también buscaría la bomba atómica
También les enfureció enterarse del arreglo después de firmarse, mientras que las conversaciones para concluirlo habían durado varios meses. ¿Es así como se trata a un aliado?, dicen en Ryad. Se sienten traicionados y, sobre todo, asustados. No se fían de las promesas iraníes y temen que si, engañando a Occidente, Teherán consigue la bomba atómica a ellos no les quedará más remedio que intentar hacerse con ella. En la búsqueda de un equilibrio estratégico en Oriente Próximo tendrían, además, que mantener una relación ¿contra natura?,(¡son socios hace décadas!), con Israel, puesto que ambos serían los principales amenazados.
Piensan en la capital saudí que Estados Unidos tendría otros dos motivos para alejarse de su antiguo aliado. Por un lado, la suspicacia que siempre ha causado en Washington el soterrado apoyo económico de poderosas familias saudíes a grupos afines a Al Qaeda. Los han utilizado como punta de lanza del mundo suní y herramienta ocasional en contra de Irán, como han demostrado algunos atentados perpetrados últimamente en Líbano.
Por otro, el boom del fracking (extracción de gas y petróleo de sustratos rocosos) que ha convertido a Estados Unidos en el primer productor de petróleo del mundo y le encamina hacia una suficiencia energética que aleja a Oriente Próximo como prioridad en este aspecto.
Motivos para un acercamiento
Según las primeras informaciones, el viaje de Obama a Arabia Saudí tendrá por objeto tranquilizar a su aliado, prometerle protección eterna y, a cambio, añado yo, pedirle comprensión para su nueva estrategia. Y ese sería el motivo del retraso mencionado al principio. Porque a la vista de los movimientos de la diplomacia norteamericana es evidente que Washington está dando un vuelco dirigido a propiciar un acercamiento al Irán de los ayatolás. Ello con la confianza de que su influencia se diluya paulatinamente y el país de los persas vuelva a ser lo que fue en tiempos del Sha y, sobre todo, porque lo que tiene a su alrededor (Irak, Afganistán, Egipto…) están hechos unos zorros.
Pero mientras eso ocurre, y como tampoco puede prescindir de la estratégica situación de la península arábiga, (Bahrein es la sede de la Quinta Flota), Obama debe ofrecer garantías a los saudíes de que no les abandonará y, al mismo tiempo, garantizarles que está decididamente comprometido a conseguir la paz entre israelíes y palestinos, otro de los objetivos históricos de Arabia Saudí.
Obama no debe traicionar a los árabes, como hicieron Inglaterra y Francia en tiempos de Lawrence de Arabia, pero tampoco puede renunciar a unos objetivos estratégicos dirigidos a crear una situación de paz y estabilidad a largo plazo en una zona tan peligrosa.
Por Jesús Martín Tapias
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