Orígenes del genocidio perpetrado en Palestina
Lo sucedido en Palestina en la década del ’40, y lo que continúa sucediendo hoy en día, no responde meramente a factores tan esquivos como las circunstancias, el ejército, las guerras, la defensa o la política, sino también a la puesta en marcha de un accionar planificado y sustentado por la ideología sionista que como señalara Menahem Beghin, afirma:
“Eretz Israel será devuelta al pueblo judío. Toda entera y para siempre”. 1
En la creación del Estado de Israel el movimiento sionista no libró una guerra que condujo a la “inevitable” y “trágica” expulsión de “una parte” de la población nativa; su meta contemplaba la posibilidad de una limpieza mediante el traslado de cientos de miles de personas para lograr construir sobre el territorio un Estado exclusivamente judío, colocando de esta manera su derecho por encima de todo Derecho Internacional.
Por otra parte, el hecho de que la mayoría de los ideólogos y ejecutores de este proceso fueran europeos recién llegados al país y formaran parte de un proyecto colonial, hace que los sucesos de Palestina se asemejen a otras historias de colonización donde la limpieza étnica jugó un rol central: América, África, Australia 2.
El espíritu de esta ideología que apunta a un espacio étnicamente puro se puede observar en las propias palabras de Yosef Weitz 3:
«Debemos tener clara una cosa: en este país no hay sitio para dos pueblos […] y la única solución es la tierra de Israel sin árabes […]. No tiene que quedar ni un solo pueblo, ni una sola tribu beduina” 4.
Pero el proceso de expulsión no se limitó tan solo a un traslado de población, (lo cual ya constituiría un crimen).
En 1947, en el edificio de Tel-Aviv conocido como la “Casa roja”, se desarrollaron los preparativos para el Plan de limpieza étnica denominado Plan “D” o Dalet, (en hebreo).
Éste consistía básicamente en la expulsión sistemática de palestinos de su país; el Plan también hacía mención de los métodos que deberían emplearse, demostrando que la violencia ejercida no respondía a la espontaneidad o a los excesos de algunos sino a las ordenes emitidas por militares y líderes del sionismo 5:
intimidación a gran escala, asedio y bombardeo de aldeas y centros poblados, incendio de casas, demolición de viviendas y otros edificios públicos, siembra de minas en los escombros para evitar el regreso de los expulsados y saqueo de bienes personales en las propiedades (objetos, muebles, ropa, dinero) que luego se entregarían como ayuda humanitaria a los inmigrantes recién llegados sin informarles el origen de tales “donaciones” 6.
La Haganá, (lo que conocemos hoy como Ejército de Defensa de Israel), sus desprendimientos, el Irgún (1930) y la banda de Stern (1940), y el Palmaj, (sus unidades de comando), serían los organismos ejecutores; ellos habían surgido por la incitación que el oficial británico, Orde Wingate, hiciera al movimiento sionista para que organice una fuerza paramilitar, que ya desde los 20’ participaba en acciones punitivas y represivas junto a las fuerzas británicas ocupantes de Palestina.
A partir de la Guerra de los Seis Días y hasta la actualidad el estereotipo negativo de fanático, violento, retrógrado, misógino y terrorista cobró preponderancia.
Segunda etapa, el hostigamiento.
Aquí el otro comienza a erigirse como una objetiva peligrosidad que lleva a los pares a tomar como natural una actitud defensiva que se traduce en hostigamiento e incluso en violencia directa.
Desde el plano estatal esta dinámica lleva a establecer en el plano jurídico la demarcación de los espacios de ese “otro”; se lo limita, se lo expulsa y se le prohíben sus posibilidades de desarrollo.
El Plan Dalet apuntaba precisamente a ello, al vaciamiento de tierras habitadas por “no-judíos” para asentar las colonias y Kibutz de los colonizadores, mediante la compra de terrenos a los grandes propietarios, pero también, y sistemáticamente, mediante el accionar violento de los comandos ya citados de la Haganá y el Irgún, que siguiendo un plan detallado invadieron aldeas y ciudades a punta de fusil, expulsando y fusilando a sus moradores, dinamitando viviendas y arrasando literalmente el lugar; la matanza de Deir Yassin del 9 de abril de 1948 es un triste emblema de este accionar repetido cientos de veces.
Pero a lo largo de los 50’ y especialmente luego del 67’ y hasta la actualidad, las expulsiones se siguen sucediendo.
675 ciudades y aldeas destruidas serían sustituidas por urbanizaciones israelíes, (con nombres hebreos), e inaccesible por ley a los palestinos que se animaran, entonces y hoy a regresar, o cubiertas de plantaciones de árboles como parte de la campaña “hacer florecer el desierto” a cargo del Fondo Nacional Judío (FNJ) y que actualmente sigue siendo publicitada como una “empresa ecológica” 7.
Moshe Dayan ya daba testimonio de esto:
“todos y cada uno de nuestros pueblos ha sido construido sobre antiguos pueblos árabes. Nadie recuerda cómo se llamaban (…), Nahalal se levantó sobre Mahlul; Gvat sobre Jibta; Sarid sobre Haneifa y, Kfar-Jehoshua sobre Tel-Shaman” 8.
Notas:
- Menahem Beghin: The revolt: story of the Irguen, p. 335. Ver Garaudy, Roger: Los mitos fundacionales del Estado de Israel, Historia XXI, Barcelona, 1997
- La relación del sionismo y el colonialismo puede verse en los trabajos de Gershon Safir y Beruch Kimmerling, ver Pappé, I.: La limpieza étnica de Palestina, Crítica, Barcelona, 2008, p. 27
- Jefe del Departamento de colonización de tierras del Fondo Nacional Judío.
- Citado en Mendigutia Gijón, Mar: “Los “nuevos historiadores” israelíes Mitos fundacionales y desmitificación”, en Revista de Estudios Internacionales Mediterráneos, Madrid, Nº 5, mayo-agosto 2008, pp. 27-41
- Como por ejemplo: David Ben Gurion, Yigael Yadin, Moshe Dayan, Yigal Allon e Isaac Sadeh.
- Pappé, I.: Op. Cit., p. 11 y Caps. 5 a 9
- Para este tema ver Pappé, I.: Op. Cit.: cap. 10
- Citado en, Massad, Joseph: “Resistir a la Nakba”, Fuente: Nodo50
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