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La ira del pueblo

Yasmina Khadra
Yasmina Khadra «La ira de los pueblos es más fuerte que cualquier represión»

A qué esperan los monos… nace como una fábula. La de una bella durmiente que no despertará jamás. Para entender el por qué de ese sueño eterno, de ese crimen brutal, Yasmina Khadra desciende a los fondos más bajos de Argelia. Allí donde una élite degenerada y sanguinaria se ha apoderado de la dignidad y el presente de un pueblo. Y para que no se adueñe también de su futuro el afamado escritor argelino ha alumbrado esta novela.

 Yasmina Khadra (Kenadsa, 1955) es hijo del sur de Sáhara, excomandante de la lucha contra la barbarie islamista en Orán y uno de los escritores francófonos más leídos del mundo. Bajo el pseudónimo de mujer que adoptó cuando era miembro del Ejército argelino para denunciar los dramas de su país, Mohamed Moulessehoul se adentra con este libro en el ambiente asfixiante de la corrupción, los abusos de poder a todos los niveles y la total impunidad de los rboba, los señores de Argel. Sólo la maestría del lenguaje da un respiro ante la crudeza de una trama que fusiona de forma trepidente lo mejor de la novela policíaca y el thriller político.

Desde las primeras páginas, Khadra describe Argel como “la mítica capital que chapotea en sus propios vómitos” dentro de un país que cada día se despierta en medio de un charco de sangre y olvido.

«El argelino no puede aceptar estar bajo la bota de nadie»

“Al pueblo argelino se le ha confiscado su libertad. De la noche a la mañana los héroes de ayer se han convertido en nuestros verdugos, en nuestros amos, cuando el argelino no puede aceptar estar bajo la bota de nadie”, afirma el escritor, que aspira a despertar conciencias dormidas.

“Tenemos que ser dignos de los que han dado su vida por nosotros. De todos esos niños asesinados en los colegios, mujeres decapitadas porque no tenían velo, esos periodistas, artistas, abogados muertos… No tenemos derecho a olvidarlos. No podemos permitir que nos dirijan hombres incompetentes e irresponsables”, subraya, contudente, en una entrevista con RTVE.es.

Pero lo cierto es que Argelia no se ha dejado contagiar por las primavera árabes que florecieron (y luego se marchitaron) en sus países vecinos. Este año ha vuelto a releegir por cuarto mandato consecutivo al Abdelaziz Buteflika, un presidente ausente por su precario estado de salud.

«Tenemos el país que nos merecemos”, dice Nassera, el personaje más joven de la novela, que representa el derrotismo de todo un pueblo sin aliento para luchar por un futuro mejor. ¿A qué esperan los monos… para convertirse en hombres?

«El pueblo argelino tiene miedo y ha optado por la tranquilidad a expensas de la emancipación. No espera nada de este gobierno. Lo único que quiere es que le dejen en paz. Y ese es un error imperdonable para un pueblo que ha sufrido tanto, que ha dado tantos muertos. No tiene derecho a optar por la paz. Los únicos que descansan en paz son los muertos”, sentencia el autor de obras como El atentado y Las golondrinas de Kabul, también publicadas por Alianza Editorial.

Argelia, inmune a las primaveras árabes

«Argel está malherido pero no se queja”, lamenta quien es el contrapunto de esa rendición, el personaje de Nora Bilal, la comisaria justiciera en una “sociedad falocrática” donde la balanza siempre se inclina del mismo lado.

Khadra reivindica el papel de la mujer como motor del cambio y mira a Túnez como ejemplo de un “pueblo moderno y discreto” que ha sabido construir una transición con un proyecto integrador. «La ira de los pueblos es más fuerte que cualquier represión», subraya.

Recuerda que “los pueblos árabes han tardado 24 años en seguir el ejemplo de Argelia y quisiera que se inspiren en la deriva argelina para no caer en la misma trampa”, advierte en referencia a las revueltas populares que impulsaron al Gobierno de entonces a acabar con el régimen de partido único y permitir elecciones libres. Sin embargo, en 1991 los militares anularon el proceso electoral que iban a ganar los islamistas, lo que desencadenó una guerra civil.

«Las armas son la expresión de una derrota»

El excomandante del Ejército argelino sabe bien lo que es el terror islamista. Entre 150.000 y 200.000 personas murieron en una de las guerras más crueles de nuestra historia reciente, cuyas brutales matanzas sólo son comparadas con el conflicto en Siria.

“El pueblo argelino es el único que ha conseguido derrotar al terrorismo. Entonces, nuestros terroristas no tenían la experiencia que han acumulado ahora y además tenían al pueblo argelino en contra”, señala. Hoy, los tentáculos de las redes yihadistas se extienden sin control. El Estado Islámico es la organización terrorista más poderosa del mundo. A juicio de Khadra, la intervención de Occidente en Irak, Libia y Siria  ha dotado de una legitimidad histórica, cultural y religiosa a estos grupos. “¿Ustedes han ido a buscar el petróleo? Bien, quédense con el petróleo, pero no pierdan de vista que el petróleo arde, es infamable. Han agarrado el petróleo y el fuego que va con él”, sentencia.

Desde hace más de una década Khadra trocó las armas por la pluma, y es entre libros y no entre trincheras donde se siente más cómo defendiendo su país. También intentó presentarse a los últimos comicios pero no obtuvo los avales necesarios. «La prensa y los intelectuales me desacreditaron», comenta con amargura. Le tacharon de desertor los mismos magnates que traicionan a su patria desde sus tribunas.

Khadra asegura que seguirá blandiendo letras como escudos, al tiempo que se pregunta si podrá seguir resistiendo a base de talento y buena literatura.

Por Estefanía de Antonio
Con información de : RTVE

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