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¿Holocausto? – EEUU y el monopolio de las cámaras de gas

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Cuando alguien menciona la IMPOSIBILIDAD de haber sido muertos 6.000.000 de judíos por gas, en los campos de concentración alemanes, consigue en el acto, dos enemigos; que deberían ser los primeros en alegrarse con el hecho; el sionismo y el gobernante alemán.

El primero, por ser el responsable directo por la MENTIRA DEL SIGLO, responsable por haber introducido ésa MENTIRA en la propia COMUNIDAD JUDAICA, que así como los demás, no tuvo por qué, no creer en algo que, por falta de divulgación por un lado; y control de las informaciones por otro; no venía siendo puesto en duda.

¡LA DESESPERACIÓN del sionista para no ser, en el futuro, tildado de MENTIROSO; lo obliga a presentar, cada vez más películas y cuentos, sobre los alemanes y sus campos de concentración, o sus «maldades» y «perversidades»…!

Esa insistencia, completamente sospechosa, y más los actos de guerra y terrorismo, perpetrados por Israel contra sus vecinos Egipto, Jordania, Líbano, Siria, Irak, y la expulsión y dispersión de palestinos, diariamente asesinados, contra soldados de la ONU, actos que ya resultaron en millones de víctimas en éstos 40 años de su «independencia«; dejan a los espectadores cada vez más convencidos de que fueron engañados todos éstos años.



No es en vano que vemos manifestaciones de judíos  mas bien lúcidos, — y honestos; — con manifestaciones en Nueva York, gran ciudad Judaica, ciertamente la mayor «Jerusalén» del mundo actual, exhibiendo carteles públicamente, donde se lee: «ISRAEL IS A CÁNCER FOR JEWS«. o sea, ISRAEL ES UN CÁNCER PARA LOS JUDÍOS.

El segundo, totalmente connivente con los vencedores, en la calidad de dirigente de un país ocupado, gobernante gracias a la derrota de su patria, tampoco desea alguna disminución del número de judíos muertos, pero por un motivo aun más fuerte, pues en vez de promover una revisión de las historias, pasivamente indemnizó, 6.000.000 de ellos.

Existen enormes sospechas de haber sido hechas verdaderos negociados en las indemnizaciones, tanto en lo que toca al supuesto y pretendido número de «víctimas«, como en lo correspondiente a las indemnizaciones de propiedades. Cualquier alteración de ése número dejaría al dirigente en dificultades, además de conferirle el inevitable Diploma de Burro, que tendría que pasar a usar oficialmente…

Un lector me escribió para que yo presenciase a fin de mes, en cualquier consulado alemán, la fila de miembros de la comunidad judaica, que allá van a buscar sus indemnizaciones, él escribió que se quedó asombrado…

¡Yo creo que ése dirigente alemán va a perder su rico empleo aún en este siglo, y quien va a ayudar a que eso suceda, es su propio hijo, o nieto!…

Cada «testigo ocular» describe las cámaras de gas de forma diferente, cada vez; a veces son duchas de donde sale gas en lugar de agua, sin explicar como el gas llega a la ducha cuando se abre la llave… Otras veces, el gas sale de tubos llenos de agujeros; otras veces, el gas era arrojado en forma de copos (como el jabón de máquina), por pequeñas aberturas en el techo de las «cámaras», etc. etc… Existían «cámaras de gas» para 500 y hasta para 10.000 personas a la vez…

En algunas cabían de 40 a 80 personas por metro cuadrado… Simón Wiesenthal explica que la industria de la muerte en Auschwitz era TAN SECRETA, siguiendo órdenes de Berlín, que poquísimos oficiales alemanes y soldados alemanes, estaban a la par de lo que allí ocurría… ¡Qué secreto!- ¡Qué perfección!…

Matar seis millones, o sea, la población de toda la ciudad de Río de Janeiro, con media docena de militares, y aún en el mayor secreto, con maquinaria y equipos que NADIE AÚN FUE CAPAZ DE RECONSTITUIR… ¡sin que dos personas hasta hoy puedan describirlos de la misma manera!

(Cortar cabello, arrancar dientes de oro, examinar una por una todas las aberturas naturales del cuerpo de toda ésa gente, en busca de oro, joyas, diamantes y dólares, para finalmente transformarlos en ceniza y humo en los hornos crematorios, SIN DEJAR UN SÓLO TESTIGO OCULAR QUE MEREZCA NUESTRO CRÉDITO; ÉSO ES PERFECCIÓN Y SECRETO EN DEMASÍA PARA MI GUSTO!.



Los Estados Unidos, siempre tan «inteligentes» y eficientes en el espionaje y en su Central de Inteligencia (CIA) no siempre tan inteligente, se llevaron millares y millares de patentes industriales alemanas, después de la guerra. Simplemente las confiscaron, LAS ROBARON. La única cosa que no llevaron, fue el secreto de cómo matar seis millones de personas sin dejar rastros.

Por ése motivo explicaré cómo ellos, los norteamericanos, ejecutan sus criminales, POR FALTA DE TECNOLOGÍA: ¡en cámaras de gas!

En la prisión estatal de Maryland, en Baltimore, PARA EJECUTAR APENAS UN CONDENADO, es necesario observar y ejecutar cuarenta (40) prescripciones de manipulación del equipo de la cámara.

Los preparativos para la ejecución REQUIEREN DOS DÍAS, en un total de 16 horas de trabajo. Dos funcionarios, especialmente nombrados, acompañan, cada uno, su lista de control y tests. Entre los primeros actos es comprobada toda la estructura estanca de la cámara, bombas, compartimientos, cepillos y todo el sistema de exahustores. A continuación siguen otros 15 detalles individuales antes de que el condenado sea introducido en la cámara.

Él entra entonces, y es amarrado fuertemente en una silla. Un aparato EKG es traído a la cámara y un terminal es fijado en su cuerpo para indicar cuándo morirá. Se siguen otros 9 tests y controles diversos, hasta la cuidadosa entrada de los productos químicos debidamente proscriptos, entre los cuales está el gas.

Sigue la estancación total de la puerta. Después de que el aparato EKG indica la muerte del condenado, siguen nada menos que 14 diferentes instrucciones, para retirar el gas venenoso por medio de los exahustores, y la chimenea; y entra en funcionamiento un equipo automático de agua a presión.

Con la cámara aparentemente limpia, entran en ella el médico y dos asistentes, TODOS PROVISTOS DE MÁSCARAS ANTIGASES; Y ROPA Y GUANTES DE GOMA.

El médico sacude el cabello del condenado difunto, para retirar las moléculas de veneno que aún existen, los asistentes, con mangueras de agua a presión, lavan cuidadosamente el cuerpo del ex criminal, así como todas sus aberturas naturales, y de modo especial su boca.

En San Quintín, prisión de San Francisco (California), la cámara de gas está situada en el sexto piso, teniendo una chimenea de más de 30 metros de altura. Cuando se retira el gas, con todo el sistema de filtraje que existe, después de las ejecuciones, hay gaviotas en los tejados que caen muertas al suelo, lo que provocó las protestas de la Sociedad Protectora de Animales.

Es interesante notar que en Auschwitz nadie vio algún miembro de las SS, o algunos pajaritos caerse muertos del tejado…

¡Para una operación de 16 horas, con el objeto de ejecutar un condenado, en los EEUU; los alemanes ejecutaban millares a cada 16 minutos, sin exahustores, sin chimeneas, sin máscaras antigases, sin guantes, sin nada!.

Lo que los «testigos» nunca explicaron es para dónde iban las nubes de gas que tenían que estar en el interior de las «cámaras«, principalmente, teniendo en cuenta, que próximo al lugar en el que afirman que estaban las «cámaras de gas», existía el pabellón hospital de los soldados alemanes, y la alberca, y el campo de fútbol para los prisioneros…

Esas nubes, ciertamente habrían alcanzado también los alojamientos de los prisioneros…

¿Saben porqué no sucedió éso? ¡¡¡PORQUE NUNCA EXISTIERON!!!

Serge Klarsfeld, que participó activamente en el proceso contra Klaus Barbie, en Lyon, estuvo de acuerdo, recientemente, en que hasta el momento, realmente no fueron presentadas pruebas consistentes, sobre la existencia de cámaras de gas. ¡¡¡PERO ÉL PROMETE ÉSAS PRUEBAS!!!

Si en casi medio siglo, un cazador de brujas como Klarsfeld no encontró UNA ÚNICA PRUEBA REAL de la existencia de cámaras de gas; ¿porqué se permite tal leyenda y la posterior DIFAMACIÓN Y EXTORSIÓN DE ALEMANIA ANTE EL MUNDO?



¿Será que tendremos que esperar otros cincuenta años, para entonces aparecer una «prueba», que vuelva ésa leyenda una realidad?

¡Parece que sí, pues Serge PROMETIÓ!…

Por S.E.C.

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