Al-AndalusArquitecturaCulturaHistoria

Reflexiones sobre Qurtuba

¿Cómo pensar hoy Qurtuba? Diez especialistas ofrecen algunas respuestas en el séptimo número de Awraq. Revista de análisis y pensamiento sobre el mundo árabe e islámico contemporáneo. La publicación de Casa Árabe pone el acento «en el hecho excepcional que hace de Córdoba una ciudad atemporal», según el director general de la institución, Eduardo López Busquets. Y es que «sólo su nombre, bajo una primera impresión abstracta, evoca infinidad de sentimientos e imágenes mentales que transcienden las fronteras espaciales y temporales conocidas, construyendo una impronta sobre lo que es, lo que ha sido y, quizás lo más importante, lo que puede llegar a ser la ciudad».

Después de los volúmenes dedicados a Los divergentes caminos de la reforma en el IslamLos países del Golfo. ¿Una nueva vanguardia árabe? y Turquía y los árabes,entre otros asuntos,Awraq propone ahora un ramillete de Reflexiones sobre Qurtuba en el siglo XXI que arranca con el texto de Pierre Guichard Córdoba, de la conquista musulmana a la conquista cristiana. El historiador francés señala que «Córdoba, al igual que Granada pero por distintos motivos, es una de las ciudades míticas cuyo nombre se suele mencionar a un lado y otro del Mediterráneo en el marco del proceso caótico de las relaciones euroárabes». Es considerada «el símbolo de una edad de oro y de una convivencia entre culturas y religiones que quisiéramos que fuera un modelo para nuestra época». En ocasiones, eso sí, este ideal «se convierte en toda una caricatura». Guichard apuesta por mantener, en las aproximaciones a Qurtuba, «cierto equilibrio entre una visión a menudo demasiado idealizada y casi hagiográfica y una desmitificación demasiado seca, positivista y abrupta que sólo se fija en las sombras que inevitablemente van ligadas a las edades de oro más célebres de la historia de la humanidad».



El experto hace un recorrido histórico en el que explica cómo en el siglo IX la ciudad conoce bajo el Emirato un crecimiento y una orientalización muy rápidos y en el X un brillantísimo apogeo con el Califato. Junto a las dos ciudades principescas edificadas en su periferia (Medina Azahara y Medina Alzahira), alrededor del año 1000 es una de las mayores conurbaciones del mundo mediterráneo.

En De embajadas y regalos entre califas y emperadores, Fernando Valdés Fernández se centra en las relaciones que mantuvo el Califato de Córdoba con las principales potencias políticas de la Europa medieval en el siglo X. Igualmente, analiza el prolijo intercambio cultural entre embajadas. La proclamación del Califato omeya de Córdoba por Abderramán III en 929 «marcó un hito en la política de Al-Ándalus, no sólo en el aspecto religioso sino también en el de las relaciones exteriores. Y eso acabó por reflejarse en la propia manifestación externa de la dinastía», afirma el profesor titular de Arqueología Islámica en la Universidad Autónoma de Madrid, que repara en que los omeyas «se hallaban muy al corriente de lo que ocurría en el área germano-itálica» y mantuvieron «buenas relaciones con el Imperio romano -cristiano- de Oriente», justificadas «por la hostilidad existente entre éste y sus enemigos jurados -musulmanes-, abasíes y fatimíes». Córdoba «estaba bien informada de la pugna por reivindicar el imperio universal entre los bizantinos, que se consideraban legítimos sucesores de los romanos y los únicos con derecho a detentar el imperium, y el rey de Sajonia, a quien tenían por advenedizo. Y éste suponía, además, un potencial peligro para los intereses omeyas, por su dominio directo o indirecto de la costa itálica occidental y del sudeste francés».

El intercambio cultural a que estos juegos de poderes dio lugar «se evidencia, de un modo peculiar, en el área de la maqsura de la mezquita aljama de Córdoba, obra de uno o de varios artistas bizantinos, cuya labor se reflejó, también, en una moldura cerámica ejecutada con una técnica que se documenta, por primera vez con fechas absolutas, precisamente en ese lugar».

La monumentalidad y el sentido artístico de Qurtuba son analizados por el doctor en Filología Árabe José Miguel Puerta Vílchez, que ofrece un nuevo balance sobre los valores históricos, artísticos y significativos de la arquitectura y las artes de Qurtuba a partir de las recientes aportaciones de la investigación y atendiendo a las fuentes árabes andalusíes. Para ello, revisa los elementos constitutivos y estéticos esenciales de la Mezquita y de Medina Azahara, así como los principales bronces, marfiles, cerámicas, tejidos y artes del libro qurtubíes, poniendo especial atención en las relaciones formales y semánticas existentes entre ellos y en los responsables de las obras, los artesanos y calígrafos que las produjeron.

Una de las aportaciones cordobesas al volumen es la de Juan F. Murillo Redondo, jefe de la Oficina de Arqueología de la Gerencia de Urbanismo, que en Qurtuba califal. Origen y desarrollo de la capital omeya de Al-Ándalus apunta que la Córdoba califal fue el resultado de un proceso histórico dilatado y de enorme complejidad en el que se entretejen una trayectoria urbana consolidada durante un milenio, la fuerza del islam a la hora de moldear la fisonomía y la sociabilidad urbanas y la concepción omeya del poder implantada por Abderramán I y transformada, bajo parámetros abasíes, por Abderramán II, para posteriormente serrevolucionada por el primer califa, Abderramán III. Éste, consciente de las limitaciones del sistema y presionado por los cambios socioeconómicos operados en Al-Ándalus, por la presión cristiana sobre las marcas fronterizas y por la amenaza fatimí en el norte de África, trata de apuntalar su poder mediante una legitimación ideológica de carácter religioso.

Los directores de Medina Azahara y el Museo Arqueológico de Córdoba, José Escudero Aranda y María Dolores Baena Alcántara, firman Notas sobre Al-Ándalus y su cultura material: de los omeyas a los almohades, una mirada general sobre las conexiones entre la dinámica política de Al-Ándalus y su cultura material en los siglos en que estuvo gobernada por la dinastía omeya (Emirato y Califato) y las épocas de los Reinos de Taifas y los imperios norteafricanos de almorávides y almohades. Prestan especial atención al registro cerámico.

Antonio Vallejo Triano, ex director de Medina Azahara, reflexiona sobre la realidad histórica de este conjunto arqueológico y su presente patrimonial en un texto en el que asevera que «es un yacimiento con un extraordinario potencial, no sólo por la excepcionalidad de las edificaciones puestas a la luz sino también por la amplia extensión que aún queda por excavar, aproximadamente el 90%». El futuro, en su opinión, debe pasar «necesariamente por dar continuidad a los programas integrales de conservación, restauración y puesta en valor del yacimiento y su colección arqueológica, que llevan detenidos desde hace algunos años. Y, sobre todo, por desarrollar Madinat al-Zahra y su museo como un centro de investigación y formación, mediante la colaboración directa con instituciones y universidades de referencia en la arqueología y el estudio del mundo medieval, por un lado, y en el amplio campo de la intervención y la restauración patrimonial, por otro».



Qurtuba y la ciencia medieval es el tema de análisis de Mònica Rius Piniés, profesora de la Sección de Estudios Árabes e Islámicos de la Universidad de Barcelona, que ilustra, entre otros aspectos, la dependencia de la ciencia respecto al poder político y cómo en Qurtuba se llevó a cabo una síntesis de los conocimientos adquiridos por civilizaciones anteriores.

Clara Mª Thomas de Antonio, profesora titular de Estudios Árabes e Islámicos de la Universidad de Sevilla, constata que Qurtuba, «con su historia, sus personajes y su riqueza cultural, ha suscitado una amplia gama de sentimientos, a veces encontrados, en los literatos árabes modernos, que con su pluma van a evocar tanto su realidad pasada como su significado simbólico para el presente del mundo árabe». Y Eduardo Manzano Moreno, doctor en Historia Medieval por la Universidad Complutense de Madrid, aporta reflexiones críticas sobre el Califato de Córdoba y el mito de la convivencia y constata que «esta elevación del Medievo hispano a la categoría de referente histórico multicultural se ha producido en las últimas décadas contando, por lo general, con una participación muy escasa de los historiadores españoles».

La revista se completa con un artículo del doctor en Historia de la Medicina y experto en Al-Ándalus Antonio Arjona Castro, fallecido el pasado año, que hace un recorrido por la ciudad para mostrar las huellas de Qurtuba en la Córdoba contemporánea.

Por Alfredo Asensi Córdoba
Con información de El Día de Córdoba

©2014-paginasarabes®

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

12 − once =

La moderación de comentarios está activada. Su comentario podría tardar cierto tiempo en aparecer.