Dejen tranquila a Siria … No tenemos petróleo!
El cinismo de un presidente Premio Nobel de la Paz, que intenta provocar la destrucción de un país árabe, cuyas consecuencias repercutirán en todas las naciones. La poesía, madre de las artes, acude por intermedio del escritor y decimista de la campiña cubana, Alberto Vega Falcón , para advertir sobre otro holocausto a comienzos del siglo XXI.
Carta a un Premio Nobel.
Obama, señor Obama
Mientras su familia duerme
Feliz en la Casa Blanca
Lejos, los niños en Siria,
Con tristezas en el alma
Esperan sólo la muerte
Que el Premio Nobel les manda.
Mientras sus niñas retozan
En el jardín de La Casa
Lejos, los niños en Siria.
Quizás bajo alguna carpa,
Esperan sólo la muerte
Que el Premio Nobel les manda.
Mientras su señora sale
De compra a tiendas de fama;
Lejos, los niños en Siria,
Bajo la luna más clara,
O bajo el sol más intenso,
Con el temor en la cara
Esperan sólo la muerte
Que el Premio Nobel les manda.
Mientras Usted, Presidente,
En su cómodo piyama
Acaricia a su mujer
Y ve en la tele un programa,
Lejos, los niños en Siria,
De noche, tarde o mañana,
Esperan sólo las bombas
Que el Premio Nobel les manda.
Pero, piense Presidente,
En su plácida almohada;
Mientras sus niñas tranquilas
Duermen sin una amenaza,
piense en los niños de Siria
y piense en su propia raza
si es que le queda Señor
algo de amor en el alma.
Alberto Vega Falcón
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Con información de Radio Ciudad del mar
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