Carlos Goñi,líder de Revólver,presenta su disco Argán
«Al hacer un disco el único punto de vista que vale es el mío, pero en un concierto lo único que me preocupa es que el público se lo pase bien».
Carlos Goñi, la voz y el rostro de Revólver llega el próximo sábado 13 de abril a la Isla, para presentar en el escenario del Auditorio Teobaldo Power de La Orotava su último disco Argán, en el que se adentra en melodías árabes. Aún así sigue siendo un rockero apasionado con lo que hace, y rozando ya los treinta años sobre los escenarios no pierde el apetito por el directo.
–El próximo sábado llega a Tenerife para presentar, en formato acústico, su último disco, Argán, en el que fusiona rock con tintes árabes. ¿Por qué este cambio?
–Porque soy extremadamente curioso, es una música que me gustaba desde hace muchísimos años, me gustaba el país, su cultura y me pareció una necesidad. Nunca fue una idea comercial, pero probablemente sea el disco con el que más he disfrutado de toda mi vida.
–¿Estaba cansado del lenguaje del rock puro?
–No, para nada, es un álbum de rock claramente desde el principio, pero digamos que las armonías no son sólo de rock. No es un disco al que le pones unos instrumentos más o menos árabes, sino juntamos las armonías de las dos culturas, y buscamos los puentes que hay entre unas y otros.
–Para conseguir esa fusión decidió irse a grabarlo a Marrakech.
–Estuvimos tres semanas en Marrakech en una casa gigantesca donde pudimos llevar todo el estudio, que nos lo llevamos entero desde Valencia, y fue un poco complicado pero pudo hacerse bien. Me llevé a músicos españoles, un ingeniero español, un ingeniero americano, y los uní a unos cuantos músicos marroquíes que ya conocía porque los había visto actuar en una sala fantástica y me habían encantado. Fue precioso, la verdad. Después de eso, grabamos gran parte del álbum allí, luego volvimos para casa y terminamos de grabar lo que faltaba y nos lo llevamos a mezclar a Los Ángeles.
–¿Por qué música marroquí?
–En los últimos tres años había ido como 15 veces a Marrakech, los había visto tocar en un club, me habían encantando, y un día, venciendo mi timidez más extrema, me atreví a decirles que me gustaban mucho y que tenía pensando grabar un álbum allí y que me gustaría que formaran parte de la banda. En un principio, no me creyeron, claro. Fue una experiencia maravillosa con unos músicos increíbles, unas personas más increíbles, y los días que compartimos no se me van a olvidar jamás. Por la espiritualidad, el carácter, el respeto, por muchas cosas. Siempre me lo paso muy bien en las grabaciones, pero esa en particular fue tan fantástica que quiero repetir con ellos y en ese mismo país.
–Esa mezcla de melodías impregna las letras de Argán.
–Encajar las letras era una de las cosas más complejas porque un álbum que pide esas melodías las letras no pueden ser ajenas a ello y me costó tiempo el encontrar los nexos de unión. Elegí la religión, y el poder salir de tu país para tener una vida mejor eran cosas que de alguna manera, desde un lado o de otro, nos unían muchísimo. La inmigración es la columna vertebral que recorre todo el álbum.
–¿Por qué lo tituló Argán?
–Argán es un arbusto muy particular que crece entre Marrakech y un pueblecito de la costa muy particular que da un aceite maravilloso. Han intentado sacarlo de ahí y llevarlo a otras partes del mundo, pero desde que la sacan de su hábitat la planta se muere. Es muy tozuda, lo que me recordó a mi propio carácter.
–A la Isla llega sin la compañía de su banda.
–Este es el penúltimo concierto en acústico, ya empezamos con toda la banda en eléctrico, cambiando el repertorio. Estoy seguro de que a lo largo del año volveré con toda la banda, porque siempre ha sido así. Desde la primera vez que estuve en el año 94 siempre ha sido un goce tocar en las Islas, me siento igual que en mi casa.
–¿Se perderán los tintes de la fusión al presentar el álbum solo?
–Cuando tienes solamente un álbum o dos lo tocas entero, pero cuando tienes 14, gracias a Dios, como es el caso, el concierto es una excusa para ir a verte pero la razón es tu carrera. Vas cogiendo de cada disco un poquito.
–Y sigue tocando El roce de tu piel y El dorado. ¿ No se cansa?
–Cada vez que hago cualquier álbum lo hago pensando lo que me dicta el corazón y nunca me planteo lo que va a pensar el público cuando lo oiga. Sin embargo, cuando hago un concierto lo único que me preocupa es que el público se lo pase bien y si tengo que tocar El roce de tu piel la toco encantado como si fuera la primera vez que la toco en mi vida. Así es como lo entiendo. Cuando hago un disco, el único punto de vista que me vale es el mío, pero cuando hago un concierto, el que vale es el del público.
–En la actualidad, en que la venta de discos ha caído en picado, los directos son la mejor manera de poder vivir de la música.
–Nunca me lo he planteado de esa manera. Había artistas que vendían 300.000 álbumes y hacían 20 conciertos al año, pero yo llevo toda mi vida haciendo 100 conciertos al año. En este sentido, para mí no ha cambiado nada. Yo grabo un disco para poder actuar más. Tú eres músico porque te gusta tocar, no grabas disco para vivir de ellos. Nunca se me ha ocurrido ni cuando vendía muy bien, como todos vendíamos bien.
–Antes desvelaba su timidez, ¿cómo se enfrenta a 100 conciertos al año?
–Digamos que controlo lo que voy a hacer. Mis problemas de timidez empiezan cuando me bajo, allí sé lo que voy a hacer, controlo mi situación, pero cuando me bajo del escenario soy muy vergonzoso.
–¿Tiene nuevo disco para volver a la carretera?
–El 29 de mayo sale el primer disco eléctrico que grabo en directo en mi vida. Lo grabamos en Madrid el 28 de febrero y tengo ganas de empezar esta gira porque creo que Revólver, a nivel eléctrico, nunca había sonado como ahora.
Por G.Redondo
Con información de La Opinión
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