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Siza abrirá una nueva puerta en la Alhambra – Francesc Relea

 

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Pocos arquitectos se atreverían a intervenir y dejar su huella en una joya del arte musulmán como la Alhambra. El reto que tiene entre manos Álvaro Siza Vieira (Oporto, 1933) es, ni más ni menos, el diseño del nuevo edificio de acceso al recinto nazarí, construido en su mayor parte en el siglo XIV por la última dinastía del reino de Granada. «Acepté porque era un trabajo muy estimulante, incluso por las dificultades que entraña», explica el arquitecto portugués, que visitó el recinto por primera vez de niño, en un viaje a España con sus padres. «Luego regresé varias veces, algunas de ellas con grandes conocedores de la Alhambra, que me han permitido empaparme de su historia». Cada proyecto es un desafío, pero éste es mítico, dice Álvaro Siza, que era el único portugués que había obtenido el Premio Pritzker (1992), considerado el Nobel de Arquitectura.

El 29 de marzo, Eduardo Souto de Moura (Oporto, 1952) obtuvo el mismo galardón. Este reconocimiento une más a los dos grandes arquitectos de Portugal, que tienen sus respectivos estudios en el mismo edificio en Oporto, diseñado por Siza, con una vista espectacular al río Duero.

«En general soy reacio a participar en concursos para un proyecto, porque moviliza mucho a un taller y es problemático para el trabajo del día a día. En este caso no pensaba competir, pero el arquitecto Juan Domingo Santos, con quien había trabajado en una ocasión en Granada, me insistió mucho para que nos presentáramos juntos. Finalmente, me cautivó y convenció. No era difícil tratándose de la Alhambra. Es un gran reto».Un año, «es un plazo realista porque se trata de un proyecto muy complejo y de gran responsabilidad».

El trabajo en equipo es una de las características de la arquitectura. También suelen intervenir en los proyectos ingenieros de varias especialidades. Hoy esta colaboración es más sencilla porque la comunicación ha mejorado notablemente. «Vamos a dividir el trabajo con Juan Domingo. Cuando nos presentamos al concurso, el trabajo se hizo en Oporto, y él venía todas las semanas desde Granada. La próxima parte también será hecha desde aquí», cuenta Álvaro Siza en su sala de trabajo del estudio en la ciudad portuguesa.

No hay duda de su pasión por la Alhambra. «Es un complejo con un poder de atracción enorme. Es una maravilla como monumento. Esto se refleja en el número de visitantes. Hay días que pasan por allí 8.000 personas. Esta enorme concentración de visitantes es la razón, en buena medida, para construir un nuevo acceso al recinto».

Pregunto por el equilibrio de dos arquitecturas, la actual y la de la época árabe. «Depende del arquitecto, de su formación, su visión de la arquitectura de hoy, y también de lo que significa el proyecto de la Nueva Puerta de la Alhambra, a fin de encontrar el tono adecuado. Fue el aspecto que más debatimos en los primeros compases del concurso, entre referencias del propio complejo y un monumento de gran significado y calidad como es el palacio de Carlos V. En una perspectiva aérea de todo el conjunto de la Alhambra, el palacio es una afirmación, sin ninguna inhibición, de una nueva arquitectura que encaja en lo que es el conjunto de palacios y fortificaciones».

El proyecto implicará la ordenación de los diversos accesos a la Alhambra, a pie, en vehículo, autocar… Un trabajo complejo, que se sitúa a las afueras del recinto. «Escogimos como lema Nueva Puerta, porque realmente es una puerta. Nos preocupaba mucho a la hora de elaborar el proyecto su inserción en el paisaje. La consideración del territorio, la arqueología, las construcciones fuera del muro». Siza habla con entusiasmo, y se entretiene hasta el último detalle en la maqueta y frente a los planos colgados en la pared de su despacho. Entra uno de los jóvenes arquitectos del estudio que trabaja en el proyecto. Es de Jaén, y Siza Vieira empieza a tararear: «Andaluces de Jaén, aceituneros altivos…», el poema de Miguel Hernández que interpretó como nadie Paco Ibáñez.

Cuando esté concluido el anteproyecto, los arquitectos tendrán otro año para el proyecto de ejecución. Según cálculos de la Administración, la Puerta Nueva de la Alhambra estará terminada dentro de cuatro y cinco años. El presupuesto ronda los 11 millones de euros. «No es sólo el tiempo de ejecución, sino que habrá que convocar un concurso internacional».

Siza habla de la luz en la realización del proyecto. «La luz es uno de los elementos más importantes en la arquitectura. En la arquitectura islámica es un elemento tratado con una gran sabiduría. Tiene la función de proporcionar confort térmico. En la Alhambra, la luz entra por el patio, sin grandes ventanas, para proteger de una iluminación excesiva y del calor. La luz pasa a otro complejo o sala, donde es más controlada, y llega a zonas de penumbra. La iluminación se desvía de una forma sabia y estimulante. La luz está muy controlada en las áreas de reposo. En nuestro trabajo trataremos la luz con el mismo cuidado».

Álvaro Siza trabajó con Juan Domingo Santos en otro proyecto en Granada, para el que necesitaba un arquitecto local. «Juan Domingos conoce la Alhambra desde niño, y puede aportar al equipo un conocimiento profundo». El arquitecto portugués no sabe con qué frecuencia se desplazará a Granada. «Todavía no hemos definido el método de trabajo. Los ingenieros serán portugueses, para el cálculo de estructuras y demás, pero habrá también un equipo técnico en Granada».

La crisis afecta también a un estudio de arquitectura de la dimensión del que dirige Álvaro Siza en Oporto. «En este momento tenemos unos 14 arquitectos. No hay más de seis proyectos en marcha. La mayoría son en Portugal, aunque estamos en la fase final de uno en Ceuta. También esperamos iniciar la segunda fase de la renovación del paseo del Prado, de Madrid, con los arquitectos españoles Juan Miguel León y Carlos Gayaño». En el mismo edificio tienen su taller varios nombres de la arquitectura portuguesa, además de los dos premios Pritzker. Como Fernando Távora, maestro de Siza, ya fallecido, y Rogério Cavaca. «Éramos un grupo de amigos que tuvimos problemas de falta de espacio donde estábamos o en lugares de acceso complicado por estar en el centro de la ciudad. Decidimos construir un proyecto con un espacio para cada uno».

La escuela de Oporto, de la que salieron Siza Vieira y Souto de Moura, fue durante una época el referente de la arquitectura portuguesa. Sólo había las escuelas de Oporto y de Lisboa. La situación ha dado un giro de 180 grados. Hasta el absurdo, según Siza. «Actualmente, hay 34 escuelas de arquitectura en todo el país, casi tantas como en España, que tiene cinco veces la población de Portugal. Cada año se titulan unos 2.000 arquitectos. No hay mercado para ellos».

Ha impartido clases en las universidades de Oporto, Lausana, Harvard, y también en Italia y Colombia. A los 70 años lo jubilaron como profesor. «Para mí, siempre fue prioritario el ejercicio de la arquitectura, a pesar de que la escuela es un complemento muy importante, porque es un centro de reflexión». Álvaro Siza tiene 78 años y mantiene un intenso ritmo de trabajo. Si nada se tuerce, coincidirá en un proyecto futuro con otra leyenda viva de la cultura portuguesa, el cineasta Manoel de Oliveira, que pretende dirigir una película sobre el arquitecto. «Me dijo que quiere hacer un recorrido por mi obra en todo el mundo. Le comenté que algunas de ellas están muy lejos, en Brasil. No parecía muy preocupado. Tranquilo, me dijo, tengo una película de aquí a fin de año, luego otra, y la de usted será la siguiente. Así es el calendario de Oliveira a los 103 años. Estuve con él hace dos días y me dijo que este año piensa rodar cuatro películas. Y las rueda».

Fuente:La Cosmogonía …

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