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Cierran el Santo Sepulcro en Jerusalén

Órdenes de la Municipalidad de Jerusalén de secuestrar bienes de las iglesias, propiedades y cuentas bancarias, para hacer frente a impuestos municipales punitivos.

El Santo Sepulcro de Jerusalén, el lugar donde según la tradición fue sepultado Jesús, cerró  de forma indefinida por orden de las principales iglesias cristianas en protesta por la decisión israelí de hacerles pagar el impuesto sobre bienes inmuebles, del que están exentos desde hace décadas. Una medida sin precedentes en protesta por decisiones legales y fiscales de Israel que consideran un “ataque contra la presencia cristiana en Tierra Santa”.

Wadi al Huseini, el guardián de las llaves del Santo Sepulcro, que lo abre y cierra cada día, señaló que la Alcaldía «está pidiendo a las Iglesias que paguen muchísimo dinero en impuestos, esto no ha ocurrido nunca ni en el periodo Otomano, ni en el Mandato Británico ni con el jordano». El depositario de las llaves del Santo Sepulcro señaló que «nunca antes se ha cerrado la iglesia por motivos políticos» y se mostró esperanzado de que «pronto se resuelva el problema y se pueda volver a abrir».

Esta ley es detestable

Los líderes cristianos tachan estas medidas israelíes de “ataques sistemáticos y sin precedentes” y “campaña de abuso contra las iglesias y los cristianos” que buscan “debilitar la presencia cristiana en Jerusalén”.

“Esta ley detestable (…) haría posible la expropiación de propiedades de la iglesia”, según un comunicado divulgado el domingo, advirtieron los líderes cristianos.

En respuesta, el alcalde israelí de la ciudad de Al-Quds, Nir Barkat, ha defendido su decisión de que se tasen “las propiedades comerciales”, y ha asegurado que las iglesias deben 186 millones de dólares, una suma que “no tienen que soportar los residentes de la ciudad”, informó el digital Times of Israel.

A su vez, Hanan Ashrawi, miembro del Comité Ejecutivo de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), ha enfatizado que “estas iglesias existen desde mucho antes que el estado de Israel”.



Ataque contra la presencia cristiana en Tierra Santa

Dos meses después de que el presidente de EE.UU., Donald Trump, reconociera Jerusalén como “capital de Israel”, lo que provocó la inmediata respuesta de musulmanes y cristianos, los líderes de las principales iglesias tomaron una decisión sin precedentes en la Ciudad Santa: el cierre indefinido del Santo Sepulcro. Esta vez la indignación no es con Trump, es con las autoridades nacionales israelíes, por sus planes de aprobar una ley de expropiación, y con el ayuntamiento de Jerusalén, por su plan de cobrar impuestos a los bienes de las iglesias.

Los peregrinos que se acercaron a visitar el lugar más santo del cristianismo a partir de las once de la mañana se encontraron con la puerta cerrada a cal y canto y no tuvieron más remedio que arrodillarse y rezar a las puertas del templo en el que, según la tradición, se encuentra la tumba de Jesús. Una mezcla de indignación e impotencia se apoderó de estos fieles llegados de todo el mundo que se vieron privados de una visita única. Muchos se alejaron con lágrimas en los ojos porque era su último día en Jerusalén.

Después de meses de disputas, los líderes de las principales confesiones, (católica, greco-ortodoxa y armenia), comparecieron unidos para leer un escrito de protesta en el que denunciaron un “ataque contra la presencia cristiana en Tierra Santa” por parte de las autoridades israelíes. El motivo del enfado de las iglesias, que superaron sus diferencias internas para mostrar unidad y lanzar un mensaje de fuerza, es doble. Por un lado se quejan por la decisión del alcalde, Nir Barkat, de obligarles a pagar impuestos por sus bienes inmuebles; por otro, no aceptan la propuesta de ley del Gobierno que pretende expropiar tierras en Jerusalén vendidas por las iglesias desde 2010.

“Campaña sistemática” contra los cristianos

El patriarca griego, Teófilo III;el custodio de Tierra Santa, Francesco Patton; y el patriarca armenio, Nourhan Manougian, fueron los encargados de dar la cara ante las autoridades israelíes y, nada más concluir la lectura de su comunicado, se procedió al cierre de la puerta del Santo Sepulcro. En el texto denunciaron una “campaña sistemática” contra los cristianos que “ha alcanzado recientemente un nivel sin precedentes, con las escandalosas órdenes de la Municipalidad de secuestrar bienes de las Iglesias, propiedades y cuentas bancarias, para hacer frente a impuestos municipales punitivos” y alertaron de que este tipo de medidas hacen peligrar “el delicado tejido de relaciones entre las comunidades cristianas y las autoridades durante décadas”.

Medida discriminatoria y racista

Teófilo III fue quien puso voz al comunicado. El responsable de los ortodoxos griegos, que son los mayores propietarios de tierras en Jerusalén, calificó la ley de “discriminatoria y racista” y afirmó que “recuerda a leyes de naturaleza similar aprobadas contra los judíos en Europa en periodos oscuros”.

La decisión de cerrar el Santo Sepulcro recibió la respuesta inmediata del alcalde, Nir Barkat, que defendió su postura de que se tasen “las propiedades comerciales, como hoteles, salones y negocios”, y aseguró que las iglesias deben 186 millones de dólares, “una suma que no tienen que soportar los residentes de la ciudad”, según declaró a través de las redes sociales.

El comité Legislativo del Parlamento, por su parte, decidió retrasar el debate sobre la ley y su principal impulsora, la diputada Rachel Azaria, señaló que el motivo fue la necesidad de hablar con las iglesias para intentar rebajar la tensión y acercar posturas. Azaria, que cuenta con los apoyos suficientes para aprobar el texto, argumentó que busca proteger a cientos de vecinos de Jerusalén, ya que en la década de los 50 la iglesia cedió terrenos para la construcción en contratos con una duración de 99 años. Algunos de ellos los ha vendido recientemente e Israel quiere saber si los nuevos propietarios van a renovar estas cesiones y en qué condiciones.



La puerta del templo, situado en el corazón de la ciudad vieja, que es parte de la zona oriental de Jerusalén que Israel ocupara desde 1967, quedó bloqueada por vallas de las fuerzas de seguridad. La decisión de las iglesias es no abrir “hasta que se solucione el problema”. Lo que no ocurrió durante los largos meses de obras que ha vivido la iglesia, lo han conseguido las autoridades israelíes con unas decisiones que hacen crecer el enfado entre la minoría cristiana.


Nota de la bitácora: acorde a lo expuesto por el gobierno ocupante de la Palestina histórica y por simple ejercicio de la equidad e igualdad que la democracia exige, sería hora de poner al día y cobrar los impuestos pertinentes a cada  sinagoga e institución judía en cada barrio, ciudad, estado y país del mundo entero. Sólo así se estará en igualdad de condiciones. Queda claro que no deberían cuestionar dicha resolución al ser los pergeñadores de tan brillante idea.


Con información de ABC

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