Donald Trump, la nueva carta del imperio
El martes hemos asistido al triunfo democrático de un personaje que, allá por el 2011, hacía declaraciones del tipo: la decisión no debería ser si «pemitir» que Khadafi continúe en el poder o no, sino si «tomar el petróleo o no». Y también expresó: «por supuesto, me quedaría con el petróleo, les daría lo «suficiente» para que pudieran vivir muy felices y me quedaría con el petróleo«. Un verdadero mal nacido.
Creo que podemos formarnos una idea del gobierno que al menos soñará ejercer recordando su declaración de que «en los viejos tiempos, cuando uno libraba una guerra y ganaba, el país era suyo». Así que es muy probable que entre en una vorágine de sangre, saqueo y dominación. El Pentágono y el lobby sionista dudo se disgusten.
Por otra parte, los resultados favorables a Trump hacían caer los mercados estadounidenses el martes a la noche en los contratos a futuro. En Nueva York, el Dow Jones perdía cerca de 480 puntos, (cediendo 2,63%), mientras que el índice S&P 500 caía 3,13% (abandonando 66,75 puntos). El yen y el euro se dispararon frente al dólar por temor a dicha victoria y el índice Nikkei de la Bolsa de Tokio, perdió 2,23% a media jornada. Y para completar el cuadro, el peso mexicano cayó el miércoles en las operaciones en Asia a su más bajo nivel histórico con los operadores inquietos por una victoria de Trump. Los mercados reflejan una desconfianza que crece a medida que transcurren las horas. Nadie, (salvo sus votantes), confía en el viejo Donald. Por la experiencia de España se sabe que, cuando las bolsas tiemblan, es que el establishment siente que se le mueve el piso.
Lo que ha hecho caer varias bolsas, en sus aperturas al otro lado del planeta, es la incertidumbre. En toda la campaña, Trump no ha mostrado una agenda clara en materia económica. Ha expresado, eso sí, una ferviente determinación de instaurar políticas proteccionistas, incrementado las tasas de los productos importados de China y México. Muchos temen que ello lleve a una recesión, que sumado a la idea de radicalizar la política migratoria, realizando deportaciones masivas, incrementaría el costo laboral al no disponer ya de mano de obra barata. Si eso ocurriera, toda esa mano de obra que sostiene la economía estadounidense debería ser reemplazada por sus votantes blancos de clase media que nunca quisieron realizar esas tareas tan mal remuneradas.
Ha amenazado con dejar sin obra social a 20 millones de ciudadanos y con bajar los impuestos, con lo cual, seguramente intentará volver al paradigma de ser los “padres de la democracia” y luchar contra los tiranos que someten a su pueblo, (así hayan sido elegidos y reelegidos por los supuestos sojuzgados), e instaurar gobiernos “democráticos” y sumisos al Nuevo Orden Mundial… eso sí… mientras tengan riquezas o recursos que saquear, caso contrario, los padres mirarán para otro lado. Es que de alguna manera hay que sostener el “modo de vida americano”, que todo individuo al que el omnipotente Donald deje habitar en suelo estadounidense, pueda cumplir el “sueño americano”, y para eso se necesitan recursos, no importa el origen, si son libios, iraquíes, sirios o mexicanos, igual da.
A diferencia de los latinoamericanos que, en una actitud de sumisa entrega, hablamos de la “presidencia de”, (otorgándoles el rango casi de dioses a nuestros gobernantes plenipotenciarios), los americanos hablan de la “administración x”, otorgándole a los presidentes electos el rango de administradores de los bienes del pueblo y dejando en claro que son “empleados” de sus ciudadanos. Por tanto, los presidentes, en USA, no suelen cambiar mayormente las líneas de mando del país, que mantienen inalterables sus constantes esenciales, dictadas y pergeñadas por el poder económico, (de neto corte sionista), el Pentágono y grupos de poder ligados al Nuevo Orden Mundial.
Hasta aquí el panorama ante el “elegido” para gobernar “los destinos del mundo”… pero cuidado, que a todo bravucón le llega su hora, China y Rusia no se dejarán amedrentar y la emprenderán a cañonazos ante aquellos que no entienden la diplomacia. Putin ha dejado en claro a varios “cuantos pares son tres botas”, y, si hasta el imperio romano ha caído… ¡aún hay esperanzas!.
Por Moro
Para Páginas Árabes
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