Las Mil y una noches,Borges y los Yahoos
Jorge Luis Borges sostenía que “Las mil y una noches” contenían el germen de toda la literatura mundial.
Jorge Luis Borges sostenía que “Las mil y una noches” contenían el germen de toda la literatura mundial.
Tenía un conocimiento extraordinario de la cultura árabe y se dedicó a comparar las diferentes versiones del libro, a pesar de reconocer las mutilaciones efectuadas por Eduardo W. Lane fue una de las traducciones que más le gustó de “ese repertorio de maravillas”.
Esas historias “de admirable lascivia” fueron desinfectadas y purificadas porque estaban adaptadas al gusto soez de algunas clases egipcias.
Lane se fue a vivir a El Cairo donde fue bien recibido por los musulmanes hablando su idioma y estudiando sus costumbres, pero no olvidó su pudor británico.
Según él, debido a la aversión supersticiosa de los árabes a los números pares, se agregó “una noches” al título primitivo de las mil narraciones.
Al material recogido y luego traducido le quitó todo lo que podía molestar al recato, atentar al pudor británico o repugnar.
En un ejemplar del primer volumen de “Las mil y una noches” traducido por Lane y publicado en Londres en 1840 que le había conseguido su amigo Paulino Keins, Borges descubre un manuscrito de esmerada caligrafía con extensas notas explicativas que nunca había llegado a una imprenta.
Ese texto tiene los márgenes repletos de signos de interrogación, adiciones, correcciones del mismo autor que lo escribió y que firma al pie: David Brodie.
Este misionero inglés, oriundo de Aberdeen que fue a predicar a África, describe su experiencia en una región fantástica infestada por hombres monos donde reside la tribu insólita de los Yahoos.
Borges traduce el informe compuesto en un inglés incoloro donde su autor sólo omite un pasaje en el cual las prácticas sexuales de los Yahoos ofenden al pudor y las redacta en latín.
Brodie escribe que esa región moran los Mlch, palabras difíciles de pronunciar porque las vocales están ausentes.
El grupo de color cobrizo que atenúa su negrura se compone de aproximadamente 700 sujetos quienes andan desnudos y duermen donde los encuentra la noche.
Para llamarse, lo hacen revolcándose en al barro.
Se amontonan en las ciénagas a pesar de habitar cerca de lugares arbolados con manantiales de agua, se deleitan con la impureza y los rigores del sol ecuatorial.
Se alimentan con leche de gato y de murciélago, frutos, raíces, reptiles y cadáveres crudos.
La tribu está regida por un rey que es un niño elegido por sus estigmas.
Tienen una reina, pero son gobernados por cuatro hechiceros.
Al niño, que será ungido rey, “lo mutilan, le queman los ojos, le cortan las manos y los pies, para que el mundo no lo distraiga de su sabiduría” y lo mantienen vivo en una cueva untado con estiércol.
Allí lo atienden y alimentan dos esclavas.
“Si hay una guerra, los hechiceros lo sacan de la caverna; lo exhiben a la tribu para estimular su coraje y lo llevan, cargado sobre sus hombros, a lo más recio del combate, a guisa de bandera o talismán”.
Los Yahoos son insensibles al dolor y al placer, salvo el agrado que experimentan por las cosas fétidas.
Veneran al dios Estiércol que tiene poderes ilimitados y se transforma en hormiga o culebra.
Los hechiceros son importantes porque tienen el poder de cambiar a los hombres en hormigas o tortugas, además son los únicos que pueden mirar las estrellas porque al resto de la tribu les está vedado mirarlas.
No tienen memoria, pero sí la facultad de la previsión, es decir que pueden mirar hacia adelante y predecir lo que sucederá dentro de quince minutos Es un don curioso.
Se divierten con las riñas de gatos y las ejecuciones donde el sentenciado sufre tormentos y lapidación.
Manejan un lenguaje basado en conceptos genéricos y cuentan hasta cuatro.
No hay oraciones.
Cada palabra monosílaba corresponde a una idea general y, según se la pronuncie, puede tener un sentido contrario.
Esa virtud de abstracción hace suponer a Borges que los Yahoos, a pesar de su barbarie, no son individuos primitivos sino degenerados porque encontró runas que no pueden descifrar los individuos actuales.
Es como si hubieran olvidado el lenguaje escrito y sólo les quedará el oral.
Cuando un hombre ordena 6 ó 7 palabras enigmáticas y las dice a gritos de pie en el centro de un círculo que forman tendidos en la tierra y, si las palabras los emocionan, se vuelve un dios, un poeta al que nadie puede mirar y debe refugiarse en los arenales.
Brodie logra apartarse de los Yahoos y escribió desde Glasgow, pero a menudo tiene pesadillas de los días de horror vividos entre esa tribu.
Hace defensa de ellos y pide al Gobierno de su Majestad que ayude a salvarlos de los hombres monos.
La palabra visualizada diariamente en internet nos remite a relacionar su origen y entender cómo nació.
Yahoo es un acrónimo de “Yet another hierarchical offficious oracle” y fue creado en 1994 por Jerry Yang y David Filo, estudiantes de ingeniería electrónica de la Universidad de Stanford.
Se propusieron crear una guía de páginas clasificadas por materia y jerarquizada según su importancia.
Al verlos tan inquietos, sus padres los llamaban “Yahoos”.
Además Yahoo se refiere a personajes sucios y desagradables de los Viajes de Gulliver escrito por el irlandés Jonathan Swift.
Por Gladys Coviello
Con información de El Intransigente
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