Martin Buber denosta la Operación Markolet
Muchas veces no dejamos de sorprendernos, leyendo declaraciones de judíos en contra de las propias acciones del usurpador gobierno israelí, y nos alegra el notar que no todos son sionistas.
Recordando la Operación Markolet (más conocida como la Noche de los Puentes), una violenta operación de sabotaje/terrorismo del Haganá perpetrada en la noche del 16 al 17 de junio de 1946 bajo el Mandato Británico de Palestina. Su objetivo era destruir los once puentes que unían el Mandato con los países vecinos – Líbano, Siria, Transjordania y Egipto, con el fin de inmovilizar su transporte.
Los sionistas aún hoy la califican como:
La más grande y completa “operación” del Haganá en el marco de la “Resistencia Unida”, y también la definitiva. El éxito de la operación dio lugar a “desconectar” temporalmente la ruta de los suministros utilizados por los británicos.
Es notable como dan loas a la “operación” para “desconectar” la ruta y ante la misma operatoria realizada contra ellos, no dudan en calificarla como “acto terrorista”, “acto cobarde” u operación “fascista y antisemita” … Todo depende del color del cristal con que se mire … si es “made in israel” … ya saben como se verá …
Las crónicas cuentan que La Haganá comenzó los preparativos entre los meses de enero y febrero de 1946. En primer lugar, la SHAI (Servicio de Inteligencia del Hagana) y patrullas de las fuerzas del Palmaj, realizaron el programa para llevar a cabo la operación.
Comenzaron a detectar, fotografiar y medir los objetivos, así como también explorar el posible acceso y vías de evacuación. Estaban disimulados como amantes para disfrutar de la naturaleza o como excursionistas.
A los argentinos y chilenos nos suena muy familiar… es la misma operatoria que realizan desde hace décadas en la Patagonia argentino-chilena, ampliamente denunciados por grupos nacionalistas de ambos países y “ampliamente desmentidos” por los organismos y embajadas sionistas … a las pruebas nos remitimos …
Después de los ataques, el ejército británico comenzó las investigaciones en los asentamientos cercanos a los objetivos destruidos con la esperanza de encontrar escondites de armas. Dos semanas después, el 29 de junio de 1946 la Operación Agatha se puso en marcha con el objetivo de capturar a muchos de los miembros del Palmaj.
Durante dicha acción sorpresa, más de 2.700 judíos fueron detenidos, entre ellos los principales dirigentes de la Haganá. Los británicos descubrieron documentos importantes que demostraban el papel de la “Resistencia Unificada”, que se conservaban en el Hotel Rey David en Jerusalén. Eso llevó más tarde al Atentado criminal al Hotel Rey David.
El plan indicaba que integrantes del Irgún entrarían con explosivos en botellas de leche que llevarían colgados un cartel que diría: Minas, no tocar. Hablamos de explosivos, botellas de leche… Según nos cuentan hoy los diarios sionistas y pro-sionistas de todo el mundo, la combinación de ambos objetos dá como resultado un artefacto terrorista!
Un hombre entró en el hotel disfrazado con una túnica de empleado, colocó los explosivos en el sótano mientras un grupo lo cubría. (La imagen de explosivos en el sótano no deja de retrotraerme a la Embajada de Israel en Argentina y su implosión que jamás fue explicada… Siempre se nos dice que la historia es cíclica y que el hombre tiende a repetirse, ¿verdad?).
A las 12:37, casi media hora después de haber regulado el mecanismo disparador del reloj dentro de los tarros, estallaron las bombas. Repentinamente se estremeció toda Jerusalén. Los tarros habían hecho explosión de acuerdo al plan fijado, la fuerza del estallido superó todos los cálculos. Los tarros cargados con explosivos destruyeron los siete pisos, desde el subsuelo hasta el techo. (Nuevamente veo clarísimo el edificio de calle Arroyo en Buenos Aires, caer sobre sus cimientos). Murieron 91 personas (28 británicos, 41 árabes, 17 judíos y otros 5 de diferentes nacionalidades) y resultaron heridas otras 45.
En julio de 2006, los israelíes, entre ellos el ex Primer Ministro Benjamín Netanyahu y ex miembros del Irgún, asistieron a una “celebración” del 60º aniversario del “acontecimiento”, que fue organizado por el Centro Menajem Beguin. O sea, no sólo minimizan el acto terrorista al tratarlo de “acontecimiento” (sic), sino que también “celebran” las muertes de 91 personas… ¿Cómo era el cuentito de las eternas víctimas?
El sionismo llora la muerte de su única víctima de ese atentado terrorista, Avraham Abramovitz, uno de los dos miembros del Irgún que fueron muertos a balazos mientras escapaban cobardemente luego del ataque.
Al respecto escribía Martin Buber:
No basta *
Martín Buber
No, no basta.
No basta con expresar nuestro aborrecimiento. Debemos decir, que tenemos parte de esta culpa que despierta nuestra repugnancia.
Todos nosotros, cada uno de los que participa en alguna medida, al servicio o influyendo, en la conducción y dirección de este miserable Yishuv todos participamos de este crimen. No fuimos suficientemente sabios como para fundar nuestro Yishuv sobre la idea de que el Tikun [reparación, redención] de Sión sólo puede lograrse bajo el gobierno de una ley sagrada.
Esta ley, cuyo principio es el respeto por la vida, el patrimonio y la dignidad del prójimo, fue llevado por el pueblo a lo largo de todos sus exilios.
Aquí, en esta tierra, que era su objetivo en los exilios, el pueblo rechazó esta ley sagrada y hemos contribuido a que así sea porque no la erigimos como reglas absolutas e inquebrantables directrices de nuestras vidas.
No enseñamos a las generaciones que aquí crecen a distinguir entre una lección concreta de la historia y una moraleja vana que se vale injustamentede la historia. Es una teoría vana pensar que un pueblo puede resurgir por la vía de actos violentos. Por este camino no habrá ni mejora ni cura, sino una nueva degeneración y sólo una nueva esclavización. No inculcamos este principio central en nuestras escuelas.
Por eso pasó lo que pasó. Delincuentes exiliados en Australia se volvieron hombres con sentido de responsabilidad social, mientras las personas que vinieron a Sión bajo una bandera sagrada se volvieron criminales, y nosotros tendimos la mano a su crimen.
Hoy alzan la voz para que el Yishuv se rebele contra el crimen. ¡Es tarde! Ayer era el momento preciso para ese llamado y no se hizo, ayer y también anteayer, y cada día hasta hoy.
No tenemos derecho a decir: «nuestras manos no derramaron esta sangre y nuestros ojos no vieron«. Nuestros ojos vieron 10 que vieron y nuestra boca no dijo 10 que había que decir – ¡por qué nos lavamos nuestra mano sobre la ternera decapitada en el arroyo! 1
Lo ocurrido va a tener sus secuelas, sea lo que sea, tenemos el deber del arrepentimiento y de cambiar nuestro camino, antes de que se nos eche encima una catástrofe mayor. Es nuestra obligación elevar una ley [de la vida] sagrada e inquebrantable, que el pueblo en tanto pueblo la proteja de los estafadores. Es tarde para palabras vacías, para los hechos no es tan tarde.
Hasta aquí las palabras de Martin Buber, filósofo y escritor judío austríaco/israelí, conocido por su filosofía de diálogo y por sus obras de carácter existencialista. Creo que queda más que clara la animadversión que siente hacia el accionar sionista que vemos iterarse y reiterarse, vez tras vez, generación tras generación.
Tengamos en cuenta que en aquellos años no existía aún la Intifada, y los atentados terroristas corrían por cuenta y orden exclusiva de los usurpadores grupos armados sionistas.
Como bien decía el personaje de Pablo Sandoval, en «El Secreto de sus Ojos»:
El hombre puede cambiar de todo: de cara, de casa, de familia, de novia, de religión, de Dios… pero hay una cosa que no puede cambiar… no puede cambiar… de pasión…
… Y nos queda más que claro que la pasión del sionismo, (que no es otra cosa que un conjunto de hombres con una idea e ideal común), es el sometimiento y/o la destrucción de todos aquellos que no son sus iguales, o sea, los «otros», nosotros, los goyim…
Por Moro
Para Páginas Árabes
Notas:
* El informe de la Comisión anglo-americana le produjo una gran sorpresa y consternación al gobierno británico, y a pesar de su compromiso con la comisión que ella misma había designado hizo caso omiso a sus recomendaciones. Tampoco la Agencia judía estaba muy entusiasmada, pero había en el informe un aspecto que logró su apoyo unívoco. Se trataba de la recomendación de permitir la inmigración a 100.000 refugiados judíos. Gran Bretaña anunció a principios de junio de 1946 que rechazaba la recomendación de la Comisión en lo que respecta a la inmigración. El movimiento judío de resistencia creado. en otoño de 1945 constituyó un marco de acuerdo para los tres ejércitos clandestinos que actuaban contra los británicos: la Haganah (bajo la tutela de la Agencia Judía), el Etzel y el Leji, reaccionó con la operación conocida como «la noche de los puentes» (Leil hagsharim). Los once puentes que conectaban a Palestina con los países vecinos explotaron en una misma noche. La coordinación y la envergadura de estos actos tenían como propósito exhibir ante los británicos la determinación del Yishuv en su resistencia contra la política británica. La reacción del gobierno del Mandato se conoce con el apodo «sábado negro» -el sábado 6 de junio en que fueron apresados la mayoría de los líderes del Yishuv que en ese momento se encontraban en Palestina y se encontraron algunos escondites de la Haganah en algunos kibutzim (granjas colectivas). El Etzel reaccionó con una acción que fue permitida por una rama del movimiento de resistencia pero que ocasionó a posteriori la ruptura del marco común. El 22 de julio de 1946 [esta guerrilla, conocida también como] Irgun; provocó la explosión del hotel King David en Jerusalén, el sitio de las oficinas centrales del gobierno del Mandato. Murieron unas noventa personas, entre ellos, judíos y árabes. Las fuertes pérdidas dentro de la población civil provocaron el deslinde por parte de la Agencia judía y la Haganah de la acción del Etzel, el desmantelamiento del movimiento de resistencia y la interrupción de las acciones de la Haganah contra los británicos. La Agencia judía hizo un llamado a los judíos de Palestina a «rebelarse contra estos ultrajes abominables«. Buber se refirió indirectamente a la explosión del hotel King David y a la condena expresada por la Agencia judía en el artículo que sigue, que fue publicado en el periódico Haaretz el 26 de julio de 1946. Buber sostenía, que la conducción del Yishuv le da la mano a la violencia, y sin dar explicaciones, se refería al movimiento de resistencia y a la legitimación que había dado a las acciones del Etzel. De esta manera la conducción del Yishuv se volvió cómplice del acto asesino del Etzel.
1 Deuteronomio, 21, 1-9.
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